La iglesia fue construida en el siglo XIV aunque ya aparece fechada su anterior estructura en 1196, esta primera en el estilo románico de la que ya no queda ningún resto.

La iglesia se alza con una planta de nave única, que aloja entre sus laterales unas pequeñas capillas embutidas dentro de sus contrafuertes. La nave se divide en tres tramos y las capillas laterales se cubren con bóvedas de crucería sencilla. El ábside es de planta poligonal de siete lados.

El templo durante su historia sufre numerosas reformas en el siglo XVIII fue sustituida la puerta principal por el portal actual. Más adelante, en 1896 se inician las obras por Salvador Gisbert que cambia completamente la decoración de las paredes, imponiendo un revoco estucado que enterró definitivamente los vestigios mudéjares del interior. Las capillas laterales son donadas por las familias adineradas o los gremios de la ciudad.

Del altar mayor destacamos el gran retablo en madera sin policromar, al gusto renacentista de la época en que fue instalado.

Durante el siglo XX se instalo un friso de hormigón revocado al estilo cordobés que imita al mármol de color verde.

En el coro encontramos los restos del antiguo estilo mudéjar donde el ladrillo se hace el dueño de la decoración. Una gran reja de estilo renacentista recoge una sencilla sillería.

En el lado meridional se encuentra adosado un raro claustro mudéjar que mando construir Francisco Sánchez Muñoz, que se reservo el derecho de paso desde se casa parroquial a la iglesia. Es de planta cuadrada cubierta con cinco tramos con bóveda de crucería sencilla en cada galería.