Madrid
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ESCULTOR ANDREU ALFARO HERNÁNDEZ
 
Directorio:

Andreu Alfaro nace en Valencia en 1929. Hijo de comerciantes, propietarios de una carnicería, su vida transcurre paralela al mundo artístico, pero sin entrar definitivamente en él. Su carrera artística comenzó en los años cincuenta con dibujos, pinturas y gouaches marcados por la abstracción. En sus comienzos está fuertemente influenciado por la obra de Oteiza, que ponía de relieve con sus primeras obras, las tensiones que había en el arte español. Pertenece al Grupo Parpalló, se constituye en 1956 en Valencia. Vicente Agujera Cerní es el promotor, Alfaro pertenece a un segundo grupo que se incorpora entre 1959-1961 junto con Doro Balaguer, Monjalés, Salvador Soria, su escultura durante estos años es nitida y simple, pero también tiene una acercamiento a la naturaleza urbana. En 1959 realiza “Escultura para una fuente” para el colegio alemán de Valencia. En 1962 “Cosmos 62” para la ciudad de Calpe. Otras piezas de carácter monumental como: en 1960 “Los Españoles”; en 1960 “Homenaje a Miguel Hernández”; en 1961 “Homenaje a Jorge de Oteiza; y otras de carácter menos monumental como: en 1962 “La reja” Barcelona, casi podria abrir sola la tierra tanto por su consistencia como por su ritmo; en 1965 “My Black Brother” Cleveland; en el año 1971 realiza “Un arbol para un niño 2000” Nuremberg. Habrá que esperar hasta 1974 para que abandone sus otras actividades y se dedique plenamente al arte, al dibujo, para el que siempre estuvo especialmente dotado y, sobre todo, a la escultura. Andreu Alfaro es una referencia imprescindible en la escultura, no sólo Española, sino internacional, como certifica la infinidad de obras en museos del todo el mundo y obras públicas instaladas en las capitales más importantes.

Sus reflexiones espaciales realizadas con enredos de alambre y hojalata, ponen el acento en el informalismo, el constructivismo geométrico y analítico

Los materiales utilizados no pueden ser más variados aunque para sus obras públicas suela utilizar el acero, el alumnio...

Alfaro, fuera de toda definición, gusta de aplicar sus conocimiento geométricos para crear sugerentes obras abstractas. Obras llenas de matices, que juegan con el módulo, con la serie, con la luz, con el color (recuérdese sus trabajos de plexiglás de colores) y que no se hacen difíciles al espectador, pese a su complejidad real. También se le ha definido como un artista minimalista, aunque tampoco a esa definición se ajusta un arte cargado de significado.

En los ochenta, cuando se percibe en ella un delicado equilibrio entre la abstracción experimental anterior y la figuración. Estas obras, hechas en mármol y hierro, el aluminio es el principal material utilizado en esta época por el escultor. Con el consigue crear estudios de cuerpos, que con gran ligereza cortan el aire, en un juego teatral que se podría calificar de barroco principalmente, recuperan la noción de masa escultórica, y, a su incuestionable sencillez formal, unen una vocación por replantearse los problemas no tanto de peso, volumen y textura como los relativos al contorno de los objetos y a la idea de totalidad. En 1986 realizo su obra “ i la mort, la memoria” , con piezas rectangulares, pero lineales y en hierro.

En los últimos años destaca el humor de las pequeñas esculturas de ritmos jazzísticos, que nuevamente redescubren el buen hacer de Alfaro. La exposición del Museo Barjola reúne estas piezas más recientes, en las que el dibujo, una de las bases fundamentales para entender cualquier época de Alfaro, conquista las tres dimensiones proporcionando al mismo tiempo un sentido del orden y la máxima espontaneidad de la línea. Siempre fiel a sí mismo, renueva sus formas expresivas sin sensación de aburrimiento y siendo un claro exponente de una libertad creadora plena.

También se dedico durante su carrera a la escultura de obra publica como “ Puerta de la Ilustraciónen Madrid en 1990, o en las recientes “ Onesdel puerto de Barcelona (ambas de una gran envergadura), las esculturas que hizo para el edificio del Banco de Santander en Nueva York, en la imponente “Columna olímpica” de Barcelona, o en sus Tres Gracias , a manera de tres sensuales columnas salomónicas de mármol, en Valencia.

 
   
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