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HISTORIA DE D. PEDRO I E INÉS DE CASTRO REFERENTE AL MONASTERIO ALCOBAÇA, PORTUGAL
 
Directorio:

Pedro que era hijo del rey Alfonso IV de Portugal y heredero al trono, se caso en segundas nupcias con Constanza Manuel, en esa época D. Inés de Castro era su dama de compañía desde su reclusión al castillo de Peñafiel (Valladolid).

La boda se realizó por poderes y sólo cuatro años después la esposa llegó con su séquito a Lisboa (Portugal) para consumar el matrimonio. La ceremonia religiosa se celebra en la Catedral de Lisboa, oficiada por el propio Arzobispo. Pronto, D. Pedro I se enamoró no de su mujer sino de Inés su hermosa dama de compañía, quien la describe como: “bellísima, de esbelto cuerpo, ojos claros y cuello de garza”.

Pedro e Inés se transformaron en amantes y poco después la historia llega a los oídos del Rey que manda desterrar a Inés de Portugal, confiando en que la separación física de los amantes consiga poner paz en el reino. La maniobra surte poco efecto. La novia busca refugio en el castillo de Albuquerque, pequeña localidad extremeña a la vista de la frontera portuguesa.

Constancia murió al dar a luz a su segundo hijo. Y los amantes tratan de legalizar su situación, juntos se trasladan al norte de Portugal, allí nacieron sus cuatro hijos, los Infantes D. Alfonso (muerto aún niño), D. João, D. Dinis y Dª. Beatriz

Pedro quiso legalizar la unión con su amante que ya le había dado descendencia y desobedeciendo a su padre que ya la tenía otra candidata se casó en secreto con doña Inés.

El nuevo matrimonio se traslada a Coimbra a la Quinta de las Lágrimas. Cuando el Rey Alfonso IV se enteró de la boda secreta. En consejo de Estado celebrado en el palacio de Montemor-o-Velho D. Alfonso presta su conformidad al asesinato de la infortunada enamorada como recomiendan los tres nobles portugueses: Pedro Coelho, Alvaro Gonçalvez y Diego López Pacheco. La sentencia se ejecutará en la propia residencia de la pareja en Coimbra, aprovechando la ausencia de D. Pedro, muy aficionado a la caza, la joven lloraba clamando que alejaran a sus hijos para que no la vieran morir. El 7 de Enero de 1355, en el jardín, en presencia de los niños, la degüellan sin piedad..

Don Pedro amenazó vengarse por lo ocurrido y se alzó contra su padre, dice la leyenda que durante las batallas se cubría el rostro con un paño negro para que nadie lo viera llorar por la bella Inés y a la muerte de su padre hizo detener y ejecutar a los verdugos Coelho y Gonçalvez refugiados en Castilla, a los que arranco el corazón delante de sus hombres y le valió el nombre: “el Justiciero”.

En 1356, apenas un año después del crimen, D. Pedro se casa con Dª Teresa Lourenço y tiene un nuevo hijo, el futuro João I, vencedor de los castellanos en la batalla de Aljubarrota e instaurador de la dinastía Aviz

D. Pedro, exhumo los restos de su amada Inés y la corono como reina. En el Monasterio de Alcobaça, sede de la mayor iglesia portuguesa, ordeno esculpir un túmulo funerario para Inés. Cuando estuvo finalizado, ordeno el solemne traslado de los restos desde Coimbra hasta su túmulo funerario.

Antes de morir el rey encarga tallar para él, otro túmulo funerario en el mismo estilo que el anterior de doña Inés; ambos tenían que ser colocados pies contra pies para que, el día de juicio, al despertar, lo primero que viese cada amante, con sus miradas cruzadas frente a frente, fuese la figura del otro, Ambas sepulturas, de estilo gótico, pueden admirarse en el Monasterio de Alcobaça. Aunque no con la cercanía que ordeno el rey las tumbas se colocaron en el transepto del Monasterio a cierta distancia que impide la visión mutua en el juicio final.

   
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