La tabla “Retrato de Gerolamo Barbarigo”, obra de Titian (Tiziano), esta datado en 1550; tienen unas medidas 81.2 x 66.3 cm., realizado en óleo sobre lienzo. Se expone en la sala 2.
Estamos ante uno de los cuadros que se muestra como un icono del museo es de Tiziano y fue pintado cuando solamente tenía veinte años. Su puso una innovación por la mirada y la posición de la manga que parece sacarse del cuadro. Fue muy original en su momento, porque no es la típica postura estática de los retratos, en los que el modelo parece haberse quedado congelado esperando para la foto. Esta es una figura totalmente dinámica, que estaba mirando hacia otro lado y se ha girado un poco al vernos pasar por delante del cuadro. Tiziano representa el momento justo en que sus ojos se encuentran con los nuestros. Quizás sea este dinamismo el que hace que la mirada del personaje sea tan llamativa.
El personaje se recorta sobre un fondo neutro, recibe un potente foco de luz que acentúa la expresión del modelo, verdadera protagonista del lienzo. Su mirada penetrante y el gesto de la boca demuestran en esos primeros años la capacidad del maestro como retratista, y que pondrá de manifiesto durante su larga carrera. La inclinación de la cabeza, la postura del brazo o la mirada son gestos tomados de la pintura religiosa, produciéndose una secularización del cuadro por este motivo.
La identidad del modelo no está clara del todo. Durante muchos años, se pensó que era el poeta Ludovico Ariosto (hay más de una biografía suya que tiene a este señor en la portada), pero ahora parece que se trata de un miembro de la familia Barbarigo, unos aristócratas venecianos. Por la edad del modelo, se cree que era un tal Gerolamo, que tenia treinta años. Él tenía numerosos contactos políticos y literarios y habría ayudado a la joven Tiziano en su camino hacia el éxito.
Tiziano es un maestro para Velázquez que más adelante copio su técnica basada a base de pinceladas sueltas y desdibujadas. |