“Apostolado” de Francisco de Zurbarán, esta datado en 1633, realizados en óleo sobre tela, procede del Palacio Patriarcal de San Vicente de Fora de Lisboa; tienen unas medidas de 217 x 111,5 cm (aproximadamente todos los cuadros de la serie).
Francisco de Zurbarán trabajo muchos cuadros a lo largo de su vida, pintó para muchas congregaciones religiosas y su obra se ha distribuido por los cinco continentes. En este caso se representa el Apostolado: San Felipe, San Simón, San Judas Tadeo, Santiago el Menor, San Pedro, San Andrés, San Juan Evangelista, San Pablo, Santiago Mayor, San Bartolomé.
Corresponden a una serie de 12 cuadros que Zurbarán realizo sobre el Apostolado y que fueron pintados para el Palacio São Vicente de Fora.
Se presentan en una sala especial donde los lienzos sugieren cuales fueron las directrices que la iglesia católica quiso marcar con la contrarreforma sobre la unidad apostólica en la iglesia española y que contradice con la imagen que su amigo el pintor Velázquez, este se dedicaba a una pintura con reyes y princesas, bufones y los hilanderos.
La iglesia indica que la representación en la pintura debe de ser con lienzos majestuosos, no solo por su tamaño, sino también por los gestos enfáticos que ciertamente imponen.
Zurbarán pudo en su obra describir los temas más banales religiosos gracias a su sentido prodigioso de los valores pictóricos de la luz, que en sus obras siempre adquieren una connotación religiosa. Y la luz que logra expresar en estas obras está llena de sutileza, en cada uno de los apóstoles.
En cada cuadro la dirección de la luz procede siempre más o menos oblicuamente, desde la esquina superior izquierda de la composición, excepto en lo que respecta a la representación de San Pedro; en este caso, la luz cae verticalmente hasta el centro de la figura, haciendo hincapié en una actitud conmovedora en contrición como el Príncipe de los Apóstoles. En realidad, lo que se pone en escena en el lienzo de San Pedro, no es sólo una presencia apostólica con los atributos del martirio o libros canónicos, expresa un episodio de arrepentimiento, de la debilidad humana como ejemplo del fundador de la iglesia, quien negó a Cristo tres veces y así vierte sus lágrimas de arrepentimiento.
El lienzo de San Judas Tadeo se le representa de frente con una alabarda que sujetada por las manos, lleva un vestido color gris y una túnica marrón.
Santiago el menor tiene las manos ocupadas con un enorme libro de canto, viste un traje rojo y una capa blanca, esta descalzo.
San Pedro es el único lienzo que tiene la firma y la fecha, el santo viste una túnica azul con un cinturón desde donde cuelgan las llaves del cielo, las manos las mantiene cruzadas en signo de oración.
Santo Andrés, tiene traje marrón y una amplia túnica amarilla, lee cuidadosamente un libro abierto. En el fondo se puede ver la cruz, en realidad es un trozo de la madera de su cruz en que fue martirizado.
La representación de San Juan Evangelista se diferencia de los demás apostolado, por la posición en la que aparece: las dos manos (a la izquierda sostiene un cáliz) se erigen al cielo, la cabeza se dirige hacia arriba y la pierna izquierda está ligeramente girada, lo que acentúa el cuerpo en diagonal. Es quizás el cuadro que mayor variedad cromática tiene, lleva un traje verde oscuro y una capa roja.
San Pablo lleva un traje rojo y una túnica verde, esta apoyado en una espada que la tiene clavada al suelo y le sirve como escusa para girar y reposar el cuerpo.
Santiago el mayor se encuentra caminando lleva un bastón de peregrino y sobre su hombro una cocha de vieira.
San Bartolomé se representa con los elementos del martirio por un cuchillo en la mano derecha con el que fue desollado, está vestido con una túnica de color amarillo-marrón y un manto verde con mucho vuelo y pliegues. |