Del pintor Pedro Pablo Rubens y Jan Brueghel el Viejo “Visión de San Huberto” realizado en óleo sobre tabla, pertenece a la escuela flamenca, esa datada entre 1617 y 1620; tiene unas medidas de 63 x 100,5 cm .
El cuadro nos presenta a la derecha a San Huberto junto a sus perros y a su caballo, permaneciendo los animales ajenos al milagro. En el centro de la tabla se sitúa el ciervo, entre cuyas astas se apareció la cruz al santo en el momento que se oía la voz de Dios, reprochando la afición de San Huberto a la caza y por la que estaba descuidando su salvación. Alrededor de las figuras contemplamos el bosque obteniéndose un magnífico punto de fuga tras el ciervo, con la luz como principal protagonista.
La devoción hacia San Huberto, cuyo milagro tuvo lugar en los bosques de Flandes en época medieval, se incrementó en los inicios del siglo XVII, multiplicándose el interés por su representación. Esta obra es un ejemplo de la colaboración entre Brueghel, que pintó el paisaje, y Rubens, que pintó la figura del santo, arrodillado, arrepentido por su anterior vida disipada y adorando al ciervo en cuya testuz milagrosamente había contemplado una cruz cuando se disponía a darle caza. Se documenta en 1637 en la colección del marqués de Leganés, uno de los principales admiradores de la pintura flamenca en la corte del rey Felipe IV y de San Huberto porque era el patrón de la caza, gran aficionado a este deporte. |