INDEX
BLOG DEL VIAJE UN DÍA EN EL ESCORIAL, por A. LÓPEZ
PULSE PARA IMPRIMIR
 
Directorio:
Otros Blogs:

Alberca

Almagro

Arribes del Duero

Baeza

Cataluña

Córdoba

Cáceres

Cuenca la Mancha

Soria

Extremadura y Portugal

Burgos

Gibraltar y Marruecos

La Rioja

Campo de Criptana

Granada

Granada

Granátula de Calatrava

Herrera del Duero

Hoces del Duratón

Huesca y Lérida

Ibiza

La Vera

Monfragüe

Plasencia

Polientes

Pueblos de Andalucía

Río Duero

Río Lobos

Sevilla

Teruel

Valencia

VIAJE AUN DÍA AL ESCORIAL

Estación de Chamartín (Madrid)

Día 27 de marzo (jueves)
Ruta: Madrid-San Lorenzo del Escorial-Madrid

El día comienza agitado porque estamos en modo viaje, es un estado nervioso que tenemos cuando empezamos una nueva aventura. Esa sensación de nerviosismo puede ser por varias razones. Tal vez tengas miedo de lo inesperado, de no estar preparado para algo nuevo o incluso de los pequeños detalles, como la puntualidad de los vuelos, perder algo importante, o hasta cómo vas a gestionar el idioma o la cultura si viajas a un lugar diferente.

A veces, el simple hecho de salir de la rutina puede ser un desafío, aunque sea emocionante al mismo tiempo. Es como si el cerebro estuviera en un estado de alerta, esperando lo que está por venir.

A las 9,45 horas cogemos el tren de cercanías en la estación de la Chamartín que su recorrido termina en San Lorenzo del Escorial, donde llegamos en poco menos de una hora. Justo en la puerta está la parada del bus C-1 que une la estación del ferrocarril con la estación de autobuses en el centro del pueblo. Recomiendo coger el autobús porque la subida hasta el centro es importante.

Cocheras del Rey en San Lorenzo del Escorial (Madrid)

A las 12,00 horas tenemos reservado la visita guiada a Las Cocheras del Rey, situadas en San Lorenzo de El Escorial, Madrid. El precio son 7 euros y hay que hacer la reserva con e.mail.

Los edificios forman un conjunto histórico edificados en 1771 por el arquitecto Juan Esteban. Este espacio servía para cubrir las necesidades de transporte de la Casa Real durante sus estancias en El Escorial. La colección del museo incluye una variedad de piezas singulares como coches de caballos, trineos, sillas de mano, atalajes, muebles, herramientas, mapas, libros y pinturas, principalmente de los siglos XVIII y XIX.

El conjunto arquitectónico consta de varios edificios, entre ellos la Casa del Regalero, donde se atendía el reparto de flores y frutas desde las huertas reales; la Cuadra del Regalero, que albergaba los caballos preferidos de la corte; y la Casa de los Oficios del Viaje, destinada a la limpieza y reparación de los carruajes y equipajes reales.

Las Cocheras del Rey fueron construidas en 1771 bajo el reinado de Carlos III, y su diseño fue llevado a cabo por el arquitecto Juan Esteban. Originalmente, este complejo arquitectónico no solo servía como un espacio de almacenamiento de carruajes, sino también como un lugar para la reparación y mantenimiento de los vehículos utilizados por la familia real.

Carroza real, Cocheras del Rey en San Lorenzo del Escorial (Madrid)

Este tipo de instalaciones eran esenciales para las monarquías de la época, ya que los viajes en carruaje eran la principal forma de transporte, tanto para el rey como para su séquito. En la época, no solo los carruajes, sino también los caballos, los trineos y otros vehículos, necesitaban un lugar adecuado para su almacenamiento y cuidado. Además de carruajes, las cocheras albergaban sillas de mano, atalajes (conjuntos de riendas y arneses) y otros accesorios utilizados para los desplazamientos reales.

El Museo Cocheras del Rey en San Lorenzo de El Escorial cuenta con una impresionante colección de coches de caballos que fueron utilizados por la familia real española en los siglos XVIII y XIX. Estos vehículos eran piezas de lujo, y su diseño y construcción reflejaban el estatus y la sofisticación de la corte. Los coches de caballos eran utilizados para una variedad de propósitos, desde ceremonias oficiales hasta viajes privados.

Las carrozas reales eran vehículos lujosos y ornamentados, utilizados por los miembros de la familia real para desplazarse en ocasiones oficiales o ceremoniales. Estos carruajes eran decorados con detalles dorados, tapicerías de alta calidad y a menudo con el escudo real en su estructura. Algunos de los ejemplos más espectaculares eran utilizados para las procesiones reales y para las ceremonias públicas.

Carroza postas, Cocheras del Rey en San Lorenzo del Escorial (Madrid)

La carroza de gala se usaba para eventos de gran importancia, como bodas, coronaciones y otras celebraciones de alto rango.

Las sillas de mano son vehículos más pequeños y elegantes, utilizados para transportes más privados o en ocasiones donde no era necesario un carruaje grande. Este tipo de coche no requería caballos para su transporte, sino que eran llevados por sirvientes o asistentes. Estas sillas solían ser adornadas de forma delicada y eran el medio de transporte ideal para la reina o la familia real en situaciones menos formales.

Los coches de viaje eran vehículos más prácticos, diseñados para trasladar a la familia real de un lugar a otro durante sus viajes largos o desplazamientos dentro de sus propiedades. Estos carruajes se caracterizaban por su resistencia y comodidad, con menos ornamentación que las carrozas reales. Sin embargo, su interior estaba igualmente decorado y diseñado para ofrecer confort a los pasajeros durante los viajes prolongados.

En las regiones más frías o para los desplazamientos durante el invierno, los trineos eran utilizados como medio de transporte. Estos vehículos eran tirados por caballos y contaban con un diseño adaptado para el frío. Los trineos también eran decorados con detalles ornamentales y se utilizaban durante las temporadas de nieve o en lugares donde el terreno nevado impedía el uso de carruajes con ruedas.

Carrozas. Cocheras del Rey en San Lorenzo del Escorial (Madrid)

Los Carruajes de Cuatro (o Coches de Cuatro Postes), este tipo de carruaje era una de las variantes más comunes en la corte real. Los coches de cuatro postes se caracterizaban por su estructura robusta, diseñada para transportar a varias personas. Tenía una gran capacidad de alojamiento para la familia real y su séquito, y solía ser utilizado en eventos formales, procesiones y desplazamientos en las ciudades.

Los landós eran carruajes ligeros y abiertos que se utilizaban en desplazamientos más informales o en clima cálido. Aunque menos ornamentados que las carrozas reales, los landós se utilizaban para paseos y viajes por la ciudad.

El vis-à-vis es un tipo de coche en el que los pasajeros se sientan uno frente al otro. Este diseño era común en los carruajes de lujo utilizados por la realeza o la nobleza, ya que permitía una conversación más cómoda y cercana entre los ocupantes.

Este tipo de carruaje se utilizaba exclusivamente en ceremonias de gran importancia y era una de las piezas más decoradas y sofisticadas de la colección. Los carruajes de estado se utilizaban para desfiles y eventos donde la familia real debía ser vista por el pueblo.

Coches personales, Cocheras del Rey en San Lorenzo del Escorial (Madrid)

Los coches de cuatro ruedas eran una variante que ofrecía mayor estabilidad y comodidad para el transporte de personas y equipaje. Eran vehículos utilizados para el transporte diario o para desplazamientos dentro de la finca real.

El complejo original de las Cocheras del Rey no solo incluía el área donde se almacenaban los carruajes, sino que también contaba con diferentes espacios funcionales, como:

La Casa del Regalero: Un edificio donde se gestionaba el reparto de frutas y flores cultivadas en las huertas reales para ser utilizadas por la corte.

La Cuadra del Regalero: Aquí se alojaban los caballos preferidos del rey y de los miembros de la familia real.

La Casa de los Oficios del Viaje: Esta área estaba destinada al mantenimiento de los carruajes y equipajes reales. También era el espacio donde se reparaban y limpiaban los vehículos y otros artículos de la corte.

Cocheras del Rey en San Lorenzo del Escorial (Madrid)

Además, los carruajes y objetos relacionados con el transporte real, las Cocheras del Rey en San Lorenzo de El Escorial también albergan una interesante colección de obras de arte, aunque el enfoque principal está en los carruajes y vehículos históricos.

Dentro de la colección, se pueden encontrar retratos y pinturas relacionadas con la realeza española y sus miembros. Estas pinturas ofrecen una visión más completa de la corte en el siglo XVIII y XIX, reflejando tanto la apariencia de la familia real como los momentos importantes de la historia de España. Algunos de estos retratos pueden mostrar a los monarcas de la época en sus carruajes o en sus desplazamientos oficiales, lo que conecta directamente con la temática de los carruajes y la movilidad de la corte.

Aunque la colección de esculturas no es tan extensa, hay algunos relieves y bustos que representan a miembros de la familia real o figuras importantes de la época. Estos pueden encontrarse en el contexto de los carruajes, como parte del lujo que rodeaba a los vehículos reales, a menudo decorados con detalles de gran calidad y elaborados por los mejores artesanos de la época.

Mascara Napoleón, Cocheras del Rey en San Lorenzo del Escorial (Madrid)

El museo también exhibe mapas y documentos que ilustran la red de comunicaciones y viajes de la corte real. Estos mapas muestran las rutas que utilizaban la familia real en sus desplazamientos y cómo la logística del transporte real estaba organizada. Este tipo de documentos aporta contexto histórico a las piezas de la colección, ya que permiten entender cómo funcionaban estos medios de transporte en el marco de los viajes y desplazamientos oficiales.

Aparte de los carruajes y los objetos de transporte, las Cocheras del Rey también muestran algunos muebles de época, como los utilizados para los viajes reales. Estos incluyen elementos como asientos de lujo, mesas de viaje y otros accesorios que formaban parte del entorno de confort y lujo durante los desplazamientos de la corte.

Además de las pinturas y esculturas, la decoración de los carruajes en sí misma puede considerarse una forma de arte. Muchos de los carruajes están adornados con detalles ornamentales de gran calidad, como grabados, dorados, tapicerías ricas, escudos de armas y otros elementos visuales que no solo servían para la funcionalidad del transporte, sino que también reflejaban el gusto artístico de la época.

Carroza de Caza, Cocheras del Rey en San Lorenzo del Escorial (Madrid)

La colección también incluye algunos artículos más pequeños, como joyas, relojes de bolsillo y otros objetos personales de los monarcas, que ayudan a recrear el ambiente de lujo y poder en el que se movían los miembros de la familia real. Estos objetos son una representación del arte aplicado a la vida cotidiana de la corte.

Biblioteca real, Monasterio del Escorial (Madrid)

Después se nos echa encima la hora de la comida, cerca hay un restaurante Taberna del Viajero GPS N40.5905008 E4.1453881, creemos que merece la pena, tiene un menú de cinco platos por 15,50€ que incluye un primero, un segundo, bebida y postre. Después de comer nos parece un buen trato, pero la comida es correcta.

Hoy vamos a visitar el Monasterio del Escorial, desgraciadamente a la hora que llegamos ya no hay visitas guiadas, nos hubiera gustado ver el Monasterio desde el punto de vista de los chismes y anécdotas que suelen contar los guías en ese tipo de visitas.

Nos vamos a centrar en la visita por libre y en este caso vamos a poner mayor atención en ciertos lugares del Monasterio donde los artistas importantes brillaron y contribuyeron al enriquecimiento de esta magnifico monumento.

Lo primero que visitamos es la Biblioteca del Monasterio y vamos a profundizar un poco más en los maravillosos frescos fueron ideados seguramente por Juan de Herrera y Fray José de Sigüenza y realizados por Pellegrino Tibaldi y sus colaboradores, entre los que se encontraba Bartolomé Carducho.

Astrología en la Biblioteca del Monasterio del Escorial (Madrid)

Vamos a conocer un poco más al genial Pellegrino Tibaldi fue un pintor y arquitecto italiano del Renacimiento, conocido por su trabajo en Italia y en el extranjero. Uno de los lugares más importantes donde dejó su huella fue en el Monasterio de El Escorial, en España.

Tibaldi trabajó en El Escorial durante la segunda mitad del siglo XVI, bajo el patrocinio del rey Felipe II. En particular, fue contratado para ayudar en el diseño arquitectónico y en la decoración de varios espacios del monasterio, que es uno de los monumentos más emblemáticos del Renacimiento español.

El Escorial no solo es conocido por su majestuosa arquitectura, sino también por sus frescos y pinturas, que incluyen las realizadas por artistas como Tibaldi. Él participó en la decoración del edificio con frescos que se encuentran en diversos pasajes y salones, contribuyendo al estilo manierista que se estaba desarrollando en ese momento. Además, ayudó en la planificación de las obras en el monasterio, que combina elementos de arquitectura renacentista y barroca.

Fresco Música en la Biblioteca del Monasterio del Escorial (Madrid)

La biblioteca de El Escorial, además de su función como centro de conocimiento, es un espacio decorado con una impresionante serie de frescos, entre los que destaca la intervención de Tibaldi en las paredes y el techo. Estos frescos tienen un carácter simbólico, educativo y religioso, muy en línea con los intereses de Felipe II, quien veía a El Escorial no solo como un monasterio, sino como un centro intelectual y religioso.

Los frescos en el techo de la biblioteca es uno de los aspectos más significativos de la obra de Tibaldi en El Escorial. En él, Tibaldi representó un gran ciclo alegórico que simboliza la relación entre la sabiduría divina y el conocimiento humano.

En el centro, se representa a la Divina Sabiduría en un entorno celestial, y en los lados se destacan varias figuras de la mitología y la historia cristiana que representan las artes y las ciencias. La obra tiene un fuerte simbolismo religioso y se conecta directamente con el espíritu reformista de Felipe II, que veía el conocimiento como una herramienta de la gloria divina.

Frescos liberales, Biblioteca del Monasterio del Escorial (Madrid)

En la parte inferior de la pintura, se representan a las figuras malignas o los enemigos de la Sabiduría como seres demoníacos o representaciones alegóricas de la ignorancia y el vicio. Esto simboliza la lucha entre el conocimiento divino y las fuerzas del mal, una idea profundamente arraigada en la religión y la política de la época.

En el centro de la composición, Cristo juega un papel fundamental. Su presencia simboliza que toda la sabiduría verdadera emana de Él, un concepto esencial para Felipe II y el Renacimiento cristiano. A través de Cristo, el conocimiento humano se subordina al conocimiento divino.

Además del fresco central en el techo, las paredes de la biblioteca también están decoradas con escenas que representan sabiduría humana y los diferentes aspectos del conocimiento. Los frescos en las paredes están distribuidos de manera que se pueden ver varias figuras de filósofos, teólogos y científicos, cuyos pensamientos se consideraban fundamentales para el Renacimiento y la cultura cristiana.

Entre las figuras que decoran las paredes se encuentran grandes pensadores de la historia, como Platón y Aristóteles, cuyos pensamientos influyeron profundamente en el desarrollo del pensamiento cristiano medieval y renacentista. Estas figuras aparecen como símbolo del saber humano, representado en forma de filosofía y ciencia.

Frescos liberales, Biblioteca del Monasterio del Escorial (Madrid)

Además de filósofos y teólogos, las paredes también muestran figuras relacionadas con las artes y las ciencias, como la astronomía, la música, la medicina y la matemática. Estas representaciones subrayan la visión de Felipe II, que pensaba que el conocimiento humano debía estar subordinado a la fe, pero también era necesario para el progreso intelectual y cultural.

Los frescos fueron diseñados con un propósito pedagógico claro: enseñar a los monjes y eruditos que trabajaban en la biblioteca sobre el papel crucial del conocimiento en la salvación divina. La biblioteca no solo era un lugar de estudio, sino un espacio de meditación donde se unían los estudios intelectuales con la devoción religiosa.

El mensaje subyacente de los frescos es que tanto la ciencia como la fe religiosa pueden coexistir y complementarse. Los filósofos y científicos representan el conocimiento humano, pero está subordinado a la sabiduría divina y cristiana. Esta unión entre los dos mundos (el material y el espiritual) se reflejaba no solo en los frescos, sino también en la colección de libros de la biblioteca, que abarcaba tanto textos religiosos como científicos, históricos y filosóficos.

Los frescos también reflejan la influencia del Humanismo Renacentista, que buscaba la integración del conocimiento clásico con la fe cristiana. Esto se ve en la representación de filósofos, científicos y figuras del Renacimiento, quienes eran considerados los continuadores de la tradición intelectual clásica, pero siempre bajo una luz cristiana.

Capilla Sixtina, Biblioteca del Monasterio del Escorial (Madrid)

Como muchas de las obras de Tibaldi, los frescos en la biblioteca tienen un estilo manierista, caracterizado por el uso de proporciones alargadas y una cierta complejidad en las composiciones. El uso de la luz y las sombras, así como la expresión de los personajes, también son elementos típicos del manierismo, que, aunque influenciado por el Renacimiento, tendía a buscar una mayor complejidad y a veces un tono más emocional y dramático.

Basílica del Monasterio del Escorial (Madrid)

La siguiente estancia que visitamos es la Basílica del Monasterio, aquí destaca los frescos de las bóvedas de Luca Giorgiano que han sido recientemente restaurados por Patrimonio Nacional.

Luca Giordano, un pintor barroco italiano, también dejó su huella en el Monasterio de El Escorial, específicamente en la Iglesia de El Escorial, que es una de las principales dependencias del complejo monástico. Aunque Giordano es más conocido por sus trabajos en Italia y otras partes de Europa, su intervención en El Escorial es notable, ya que fue un encargado por el rey Carlos II de España para realizar obras en este contexto.

Giordano, conocido como el Fauno por su habilidad para trabajar de forma rápida, fue un pintor italiano del barroco que tuvo un estilo muy dinámico, muy característico del arte barroco tardío, con énfasis en la dramaticidad, el movimiento y el uso de luz y sombra. Fue un pintor muy solicitado, y su intervención en El Escorial refleja ese estilo exuberante que ya era muy conocido en toda Europa.

Frescos Giorgiano, Basílica del Monasterio del Escorial (Madrid)

El trabajo de Giordano en El Escorial representa también la apertura de la corte española a las nuevas tendencias artísticas de la época, en particular el barroco italiano, que tenía un gran impacto en toda Europa. La iglesia del Escorial, por tanto, se convierte en un espacio donde se combinan los estilos italianos con la devoción española, creando una atmósfera única que sigue siendo apreciada por su magnificencia artística

La obra más destacada de Giordano en El Escorial es el fresco de la cúpula de la Basílica, un gran fresco que cubre la cúpula central de la iglesia y es una de las piezas más importantes de la decoración del Monasterio. En este fresco, Giordano representa una escena celestial que resalta el triunfo de la Iglesia y la glorificación de los santos.

El fresco representa a Cristo glorificado en el cielo, rodeado de ángeles y santos. El tema es alegórico, y busca simbolizar la victoria de la Iglesia Católica sobre el mal, la luz sobre la oscuridad, y la ascensión al cielo de los justos.

El estilo de Giordano se caracteriza por su dinamismo, con figuras alargadas, una gran movilidad y un fuerte contraste de luces y sombras. En este fresco, las figuras parecen estar en constante movimiento, lo que le da una sensación de teatralidad y drama. La luz celestial emana del centro, con Cristo rodeado de ángeles que parecen ascender hacia la parte superior de la cúpula, reforzando la sensación de trascendencia.

Frescos Giorgiano, Basílica del Monasterio del Escorial (Madrid)

Luca Giordano también decoró algunas partes de la nave central de la Basílica, específicamente en la parte superior de las paredes y en las bóvedas. En estas áreas, Giordano pintó escenas que continúan con la temática religiosa, y fueron realizadas en su estilo característico de gran dinamismo y dramaticidad.

En la nave, Giordano incluyó figuras de santos y ángeles, y otras escenas que exaltan la gloria celestial y el papel de la Iglesia en la salvación del mundo.

Frescos de Giorgiano, Basílica del Monasterio del Escorial (Madrid)

El fresco está diseñado para parecer que las figuras están en movimiento y hacia el espectador, lo que genera un fuerte sentido de participación espiritual en la escena.

Retablo Mayor, Basílica del Monasterio del Escorial (Madrid)

Dentro de la Basílica destaca la obra de arte del Retablo Mayor fue realizado entre 1577 y 1584 bajo la supervisión de Juan de Herrera. La estructura del retablo se ajusta al espíritu del monasterio, con un diseño austero y racional, siguiendo las directrices renacentistas que excluyen la ornamentación excesiva. A diferencia de otros retablos barrocos que se caracterizan por su exuberancia y detalle, el de El Escorial es un modelo de equilibrio y armonía, al servicio de la espiritualidad y la solemnidad litúrgica.

El retablo es imponente, con una altura considerable, diseñado para ser el foco principal en el altar mayor de la basílica. Su estructura es de tipo trífora, es decir, se organiza en tres partes verticales con varias pilastras de orden corintio, destacando la verticalidad y el equilibrio.

Aunque el retablo está realizado principalmente en madera, se utilizan materiales nobles para resaltar detalles como la hoja de oro en algunos elementos decorativos, y piedra en la base y las columnas.

En su parte superior se encuentra la figura de la Virgen María en el centro, rodeada de diversos santos y escenas bíblicas que representan momentos claves de la vida de Cristo y la Virgen. La escultura de la Virgen María es uno de los elementos principales del retablo, reflejando la importancia que Felipe II daba a la devoción mariana. Además, las esculturas de santos como San Felipe y San Jerónimo se distribuyen a lo largo de la obra, siguiendo un orden que refleja la jerarquía e importancia de los temas representados.

Retablo Mayor, Basílica del Monasterio del Escorial (Madrid)

El retablo está dedicado a la Virgen de la Asunción, que era el tema central de la basílica, y también presenta escenas que aluden a la Pasión de Cristo, a la Eucaristía y otros momentos clave de la vida cristiana. La relación simbólica entre la arquitectura y las imágenes religiosas busca evocar la trascendencia y la divinidad.

El diseño del retablo refleja la sobriedad renacentista, que huye de la ornamentación excesiva, pero al mismo tiempo busca transmitir un fuerte mensaje espiritual. La disposición ordenada y las proporciones armónicas de la estructura del retablo siguen los principios de la arquitectura clásica, una tendencia propia del Renacimiento. Esto se combina con la austeridad que define el estilo herreriano, promovido por Felipe II, quien buscaba representar la grandeza divina de manera contenida, evitando la pompa desmedida.

A lo largo de su existencia, el retablo ha sido sometido a algunas restauraciones. Durante los siglos XVIII y XIX, la Basílica pasó por intervenciones artísticas que alteraron algunas de las piezas originales. Sin embargo, el diseño general del retablo sigue respetando la idea original, con sus columnas, figuras y escenas que mantienen su equilibrio visual.

Retablo Mayor, Basílica del Monasterio del Escorial (Madrid)

El Monasterio de El Escorial y su Basílica no solo tienen una función religiosa, sino que también son una manifestación del poder y la devoción de Felipe II. El retablo mayor, junto con la estructura monumental del monasterio, refleja la idea de un monarca cuya misión era proteger la fe católica y demostrar la grandeza de España. Este enfoque espiritual-político se ve en la elección de la Virgen de la Asunción como tema central, lo que subraya el vínculo entre la monarquía española y la protección divina.

El 10 de enero de 1579, Jácome Trezzo, Pompeo Leoni y Juan Bautista Comane conciertan con el rey Felipe II y la Congregación monasterial, la ejecución, con sus propios medios, trabajadores y equipos, de la arquitectura y escultura del retablo principal, tabernáculo y sepulcros de la iglesia principal de El Escorial. Las condiciones de las obras, a las que iban unidas las correspondientes trazas, hoy perdidas, son meticulosas y harto precisas. El plazo para toda la obra es de cuatro años. Dicho contrato delimita perfectamente la parte que debía ser realizada por cada artífice: Trezzo y Leoni, los verdaderos artífices, se encargarían de la arquitectura y la escultura respectivamente, mientras que Comane, que muere muy pronto, era un simple maestro de cantería que quedaría al cuidado del gobierno y explotación de las canteras de mármol y jaspe para llevar a cabo esta obra.

Retablo Mayor, Basílica del Monasterio del Escorial (Madrid)

El retablo consta de cuatro cuerpos con sucesión de órdenes: el primer cuerpo es dórico, con seis columnas estríadas de mármol sanguíneo y basas y capiteles de bronce dorado a fuego, como en los restantes cuerpos. Entre las columnas, cuatro nichos con fondo de jaspe verde contienen cuatro estatuas de los Doctores de la Iglesia. Bajo un gran arco central revestido de jaspe de diversos colores se halla la custodia. El segundo cuerpo, bajo un podio de mármol sanguino, es jónico, con columnas del mismo mármol, pero con “embutidos” verdes en sus pedestales; en los intercolumnios laterales, cuatro figuras de bronce de los Evangelistas. El arquitrabe de dicho cuerpo es de jaspe sanguíneo oscuro. El tercer cuerpo es corintio, con cuatro columnas. En sus extremos hay dos pirámides de jaspe verde y dos esculturas de apóstoles. El último cuerpo es de orden compuesto y se organiza con dos columnas entre las cuales se sitúa una capilla cuadrada revestida en su fondo de jaspe verde. Sobre los capiteles de las columnas, apoyado en modillones de bronce, carga un hermoso frontispicio de mármol sanguíneo de figura triangular en que remata todo el Retablo.

Retablo Mayor, Basílica del Monasterio del Escorial (Madrid)

Las esculturas del retablo son de mayor tamaño cuanto más alto es el lugar que les corresponde, de manera que miden desde aproximadamente 1,95 m. en los dos primeros cuerpos, hasta 2,50 m. en el último. Es una eficaz corrección óptica cuando el retablo se contempla desde el suelo, pero cuando se mira desde el coro elevado a los pies de la basílica parece un tanto pesado por arriba.

Esta práctica de aumentar el tamaño de las figuras en relación a su situación en el retablo no era nueva. Pueden verse ejemplos en las catedrales de Toledo, Valladolid y Astorga. Las dificultades surgían, sin embargo, cuando el arquitecto, de acuerdo con las reglas de la arquitectura clásica, disminuía el tamaño de los órdenes según se iba superponiendo: entre el primer y segundo piso hay una reducción de un octavo. En consecuencia, los Evangelistas son demasiado altos para sus nichos. Como la estructura de mármol y jaspe se fabricó en España y se asentó antes, debió de haber algún disgusto cuando el Rey decidió, unos seis años después de que se firmara el contrato, que el Crucifijo debía ser más grande.

Retablo Mayor, Basílica del Monasterio del Escorial (Madrid)

La obra en bronce para el retablo requería mano de obra especializada y por ello Pompeo se ocupó de buscar oficiales cualificados para realizar este grandioso conjunto. A la luz de todos los documentos y estudios que han ido apareciendo ya nadie duda de los diferentes artífices que intervinieron en la ejecución de cada una de las esculturas, cuya biografía se puede ir relatando paso a paso, como si fueran vidas humanas, pues conocemos cuando se hizo el modelo en barro, cuando se fundieron, cuando se repasaron, cuando fueron enviadas a España y cuando se colocaron en el retablo. Fueron más de 60 oficiales los que participaron en todo este proceso.

Capilla del Monasterio del Escorial (Madrid)

En el Monasterio de El Escorial se encuentran varias obras importantes de Tiziano, la mayoría encargadas por Felipe II. Este es un lugar donde el arte de Tiziano tuvo un impacto significativo, y el rey español coleccionó varias de sus pinturas a lo largo de su reinado.

Este cuadro quizás es el más famoso “El martirio de San Lorenzo” (1557): Esta obra fue encargada por Felipe II para decorar la Capilla del Monasterio. Tiziano pintó esta escena religiosa con un dramatismo notable, representando el martirio de San Lorenzo, un tema popular en la pintura renacentista. Este cuadro muestra el estilo característico de Tiziano, con su uso de colores vibrantes y su capacidad para transmitir emoción.

La obra de “Venus y Adonis”, es una pintura de tema mitológico que muestra a la diosa Venus tratando de evitar que Adonis se embarque en una caza peligrosa. Esta obra es una de las muchas que Tiziano hizo sobre temas mitológicos, y fue muy apreciada por la corte española. Se cree que Tiziano pintó varias versiones de esta obra, y una de ellas se encuentra en El Escorial.

Martirio de san Lorenzo de Tiziano, Capilla del Monasterio del Escorial (Madrid)

Otra pintura es “La coronación de la Virgen”, este es otro cuadro religioso de gran importancia que muestra a la Virgen siendo coronada en el cielo. Aunque las versiones de esta obra pueden variar, este tema era muy popular en la pintura religiosa del Renacimiento y refleja el sentido de devoción y solemnidad que Felipe II quería para El Escorial.

San Jeronimo de Tiziano, Monasterio del Escorial (Madrid)

Retratos de Felipe II y su familia: Tiziano pintó varios retratos de la familia real española, y muchos de estos cuadros llegaron al Monasterio de El Escorial como parte de las colecciones de Felipe II. Algunos de los retratos más famosos de Tiziano de la familia real incluyen los de Felipe II, Carlos V y Juana la Loca.

Última Cena de Tiziano, Monasterio del Escorial (Madrid)

Seguimos con “La alegoría de la Fuerza” (1540), esta obra es parte de una serie encargada por Felipe II que representa diferentes virtudes. Es una pintura simbólica en la que la figura femenina de la Fuerza aparece como una mujer robusta, capaz de dominar las dificultades y los obstáculos. Esta serie tiene un gran valor no solo por su técnica, sino también por su simbolismo y su contexto político en la época.

Sala Capitular, Monasterio del Escorial (Madrid)

Una de las obras más destacada “La adoración de los magos”, este cuadro religioso muestra la escena en la que los Reyes Magos rinden homenaje al niño Jesús. Es una obra de gran belleza en la que Tiziano logra equilibrar la intensidad emocional con la serenidad de la escena. Esta obra también refleja la habilidad de Tiziano para capturar detalles de la vestimenta, la luz y la composición.

Además de estas obras, Tiziano pintó muchas otras para la corte de Felipe II, y su estilo influyó profundamente en la pintura española. El impacto de su trabajo es tan grande que, al día de hoy, las colecciones de El Escorial siguen siendo una de las más destacadas en cuanto a la representación de Tiziano en España.

Sala Capitular, Monasterio del Escorial (Madrid)

Otro de los artistas destacados del Monasterio el El Greco. En 1577 llegó a España y consiguió en Toledo dos encargos, El Expolio para la Catedral y las pinturas para la capilla mayor de Santo Domingo el Antiguo, que le llevaron a la fama; en 1580 estaba al servicio de Felipe II, pintando el cuadro del Martirio de San Mauricio para la Basílica del Escorial. No agradó al Rey, que lo adquirió, pero nunca lo colocó en el templo. El cuadro causó una gran polémica, que recoge fray José de Sigüenza. Cuando Felipe IV renovó la decoración del Escorial, en las nuevas colecciones excepcionales que colocó, sólo hay obras de dos pintores españoles: José Ribera y El Greco con tres cuadros: la Gloria de Felipe II, San Pedro y San Ildefonso. En pleno siglo XVII, El Greco seguía siendo un pintor excepcional.

La Salas Capitulares del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial se exhibe de forma destacada una de sus obras fundamentales: el Martirio de San Mauricio y la Legión Tebana de El Greco.

Martirio de san Mauricio en la Sala Capitular, Monasterio del Escorial (Madrid)

Esta obra fue encargada por Felipe II en 1580 para decorar una de las capillas laterales de la Basílica de El Escorial, para la que se había ideado un programa iconográfico de signo contrarreformista basado en el culto a los santos. El Greco tardó casi tres años en pintarlo en su taller de Toledo, entregándolo personalmente a finales de 1582, lo que demuestra que el pintor quería conseguir el mecenazgo artístico de Felipe II y la oportunidad de trabajar en la decoración de El Escorial. A su regreso de Portugal en 1583, el rey pudo ver la obra, pero su estilo tan peculiar de plantear la composición y de entender la luz y el color no resultó de su agrado, aunque su calidad artística le fue reconocida al tasarse en 800 ducados. A El Greco se le pedía claridad y decoro para la representación del martirio, pero él desplaza este tema a segundo término, colocando como motivo principal del cuadro el momento en que el santo convence a sus compañeros para que permanezcan fieles a su fe en Cristo. Entre los personajes incluye algunos altos dignatarios cortesanos, con la intención de relacionar la resistencia de San Mauricio con la del propio Felipe II en su defensa de la fe católica frente a la herejía protestante. Rómulo Cincinato fue el encargado de realizar el cuadro definitivo de este argumento para la Basílica, donde hoy puede contemplarse como un verdadero modelo de corrección arqueológica.

San Ildefonso en la Sala Capitular, Monasterio del Escorial (Madrid)

En la sala Capitular se encuentra la obra de San Ildefonso, del pintor El Greco, datado en 1607-1613.

El santo aparece representado como arzobispo de Toledo, con una amplia y decorada casulla, mitra obispal, un báculo y un libro abierto. La actitud del santo refleja erudición y espiritualidad, como lo exigía la Contrarreforma. Esta obra hacía pareja con San Pedro, también hoy en El Escorial, realizados para la decoración de la capilla Oballe en la iglesia de San Vicente.

San Pedro en la Sala Capitular, Monasterio del Escorial (Madrid)

La pintura de “San Pedro” de El Greco se encuentra en el Monasterio de El Escorial y se inscribe dentro de un ciclo más amplio de representaciones de apóstoles que el pintor realizó. Este ciclo de retratos fue encomendado para decorar el monasterio, y El Greco pintó a varios apóstoles, incluidos San Pablo, San Juan Evangelista y San Pedro, entre otros.

El Greco presenta a San Pedro, quien es tradicionalmente representado con los atributos de su apostolado: la clave (que simboliza su rol como "el portador de las llaves del Reino de los Cielos", según la tradición cristiana) y un libro o pergamino, que refleja su autoridad como uno de los líderes de la Iglesia primitiva. San Pedro es pintado como una figura solemne y espiritual, de gran protagonismo, que transmite la autoridad religiosa y la devoción cristiana.

El Greco, a pesar de su formación renacentista, incorporó su estilo manierista, caracterizado por figuras alargadas y una intensidad emocional que se refleja en la expresividad de los rostros y los gestos. En esta obra, San Pedro no es solo un retrato, sino una figura cargada de simbolismo religioso y emocional. La iluminación en la obra es suave pero efectiva, y las figuras parecen estar bañadas por una luz interior, algo típico del estilo del Greco.

En la obra, El Greco utiliza una paleta de colores vibrantes y contrastantes, pero a la vez consigue una armonía en la composición. La figura de San Pedro se impone en el lienzo, con su vestimenta, que generalmente es de tonos cálidos (amarillos y rojos) contrastados con el fondo oscuro, lo que aumenta la profundidad de la imagen.

Como es característico en el estilo del Greco, “San Pedro” transmite una fuerte carga emocional, con la figura del santo expresando una espiritualidad intensa, lo cual refleja las creencias religiosas de la época, especialmente en el contexto de la Contrarreforma, un período en el que la Iglesia Católica buscaba reafirmar su poder y su influencia frente al protestantismo.

 

 

Hasta la próxima…

 

-FIN-

by

© Fotografías y textos son propiedad:

Ángel López

© Bajo el soporte de:

www.viajeuniversal.com

   
PULSE PARA IR AL COMIENZO