BLOG SOBRE LAS REFLEXIONES DE UN VERANO EN IBIZA EN AUTOCARAVANA (ESPAÑA)

Estamos ante el verano más difícil de nuestras vidas, después del surami que ha supuesto la pandemia del Covid, a nivel particular y familiar, después del encierro forzoso del Estado de Alarma, después de la desescalada lenta que hemos vivido, ahora llegamos a la estación del verano donde notamos que se abre la necesidad de una mayor movilidad, más pensando en la necesidad de poner un parche en la economía del país que mirando los verdaderos datos de contagios y muertos.

Tener una autocaravana es en estos momentos un verdadero lujo porque nos permite NO planificar las vacaciones y siempre estamos sujetos a posibles cambios con poca incidencia sobre nuestro verano.

La mayoría de los autocaravanistas están pensando en salir hacia espacios naturales donde haya poco contacto con la población, todo el mundo piensa en visitar la cornisa cantábrica: desde el País Vasco, Cantabria, Asturias hasta Galicia.

En nuestra mente tenemos la sensación que viajar al norte de España puede ser un error porque estamos seguros que se va a concentrar tal número de autocaravanas que se puede poner en riesgo nuestra propia salud.

Tenemos noticias por la prensa local que en la Isla de Ibiza es tal el cierre de hoteles que se ha convertido en un paraíso turístico, lo que nos hace pensar que por la falta de turismo puede ser en estos momentos uno de los mejores destinos dentro de la pandemia Covid.

Después de la visita a Ibiza, tenemos intención de volver a la Península a mediados de mes de agosto para emprender un viaje por el este de Francia camino a la Bretaña francesa.

Marchamos a descubrir nuestro primer día de playa camino del Parque Natural de ses Salines, hacemos un breve desvío para descubrir cómo está el acceso a la playa des Cavallet ( GPS N 38.8485058 W1.4007725). Desgraciadamente descubrimos que este año y pese al Covid, ir a Es Cavallet, es misión imposible, hay dos pequeños parkings de tierra que están siempre llenos y son administrados sin ningún rigor y solamente atienden a las personas conocidas y coincide que son clientes de los chiringuitos cercanos.

Con esta decepción, damos la vuelta camino de la Playa de ses Salinas, lo primero que nos llama la atención es que nada más pasar el puente por la salinas, pasamos por el parking donde Salinera acumula la sal, vemos tres autocaravanas que han pernoctado en este lugar (GPS N 38.849529 W1.388559). Ignoro si la Guardia Civil les ha molestado dado que se encuentran en pleno parque natural.

Más adelante, llegamos al parking de la playa ses Salinas, vemos que han unificado los dos parkings existentes, en uno solo, imagino que es para ahorrarse los controladores de la entrada, el precio es de 6 euros, el año anterior eran 5 euros. En el parking hay otras dos o tres autocaravanas aparcadas (GPS N 38.842982 W 1.387781).

En principio el aspecto del parking lleno de vehículos nos hace ponernos en alerta porque si el parking está lleno de coches no podemos imaginar cómo debe de estar la playa.

Cuando llegamos a la arena de la playa nos damos cuenta que hay gente, pero ni con mucho es la aglomeración de años anteriores, aunque he de reconocer que es difícil mantener los 2 metros de distancia con otras familias. Afortunadamente nosotros llevamos dos sombrillas y cuatro sillas lo que nos permite una vez instalados mantener a rajatabla a nuestros vecinos.

Desde la playa de ses Salines en Ibiza pensamos que suerte! hemos encontrado una isla muy diferente, vemos que no hay presión del turismo porque un gran porcentaje de hoteles están cerrados y se puede ir a cualquier cala o playa sin peligro del Covid, vemos que se puede aparcar en cualquier sitio, los borrachos, pastilleros y farloperos, una parte importante, han huido de la isla por la falta de discotecas y ocio nocturno.

Creemos que estamos ante un momento único e histórico para visitar la isla y poder disfrutarla como hace 40 años.

El mar nos ofrece la vida sin contaminación, se nota el aislamiento que hemos tenido durante tantos meses y la poca presión turística sobre el medioambiente.

En estos momentos la prensa local indica que son muy escasos los enfermos de Covid y la presión hospitalaria bajo mínimos y parece que lo tienen bien controlado.

La temperatura es ideal, hace bastante calor por el día, pero cuando llega la noche refresca y permite dormir sin sudar.

Veo que este año hemos tenido mucha serte de elegir la isla de Ibiza para pasar las vacaciones perfectas con menor riesgo posible.

Día 28 de julio (martes)
Ruta: Calas de zona oeste (Cala D'Hort, Cala Carbó) San Josep

Vamos a descubrir una zona de Ibiza que tenemos olvidada, por su masificación en verano, por la dificultad de acceso y sobre todo por la imposibilidad de aparcar.

Las playas de Sant Josep son playas de aguas limpias. La mayoría son pequeñas calas, bastante cerradas y no muy pobladas. Así podemos encontrar la Playa de Cala Carbó, la Playa de Cala Vadella, la Playa de Cala de Codolar, la Playa de Cala Molí o la Playa de Cala Tarida. Estas calas contrastan ampliamente con las playas, bastante amplias, sobre todo las que rodean la zona de las salinas. En este sentido podemos encontrar la Playa Es Xarcu, la Playa de Cala des Cubells, la Playa de Cala Bassa, Playa de Port d'es Torrent o la Playa de Cala Jondal.

Un aspecto muy destacado de esta zona es el paisajístico, lugares que destacan como el que se tiene en las Playas de Comte, desde donde se puede contemplar la isla de la Conejera. Sin embargo, la zona más espectacular de la isla se puede divisar desde la Playa de Cala D'Hort. Aquí se alza un majestuoso islote, es Vedrá, conocido como punto energético del planeta y cuna de innumerables mitos y leyendas.

Pues nada vamos a descubrir como el Covid ha transformado esta zona, partimos por la carretera EI-700 y a mitad de camino entre Ibiza y San Josep hay un desvío a la izquierda que indica Cala D'Hort, es la carretera PMV-803-1 que nos lleva hasta la costa, son kilómetros de buen asfalto y muy correcta carretera, pero con muchas curvas, que van salvando los barrancos hasta el nivel del mar.

Unos kilómetros antes de llegar a la línea de la costa se adivina la montaña de Es Vedra, si quieres contemplarlo hay un mirador con un pequeño parking situado en las coordenadas GPS N 38.8873232 W1.2269333. Los atardeceres en este lugar son algo mágicos pero se han puesto tan de moda que es casi imposible aparcar, en los veranos normales, en este verano tampoco lo vamos a intentar.

Desde este lugar la carretera se hace muy inclinado con un gran desnivel de bajada, hasta la cuota 0 del nivel del mar. Unos cientos de metros antes puedes encontrar un pequeño apeadero donde poder dejar el coche, normalmente es casi imposible porque en los meses más turísticos es una playa muy demandada, las coordenadas GPS del lugar corresponden con N 38.8889044 W 1.2262934, normalmente la gente que va a pasar el día a la playa, lo que hace es bajar con el vehículo con todos los bártulos hasta el borde de la playa y luego subir hasta este lugar, ya digo son cientos de metros con un gran desnivel.

Si decides aventurarte puedes bajar con el coche hasta la playa y encontraras un pequeño parking que normalmente desde primera hora está lleno, si no tienes suerte, no te preocupes tienes una pequeña rotonda donde puedes dar la vuelta y subir si no hay otro vehículo bajando. Las coordenadas del parking más cercano a la playa es N 38.8901818 W 1.2247863.

El consejo es que si vas en autocaravana, olvídate de ir a esta playa, salvo que madrugues tanto que te permita llegar mucho antes del desayuno de los turistas. Y a la salida esperes hasta que el sol desaparezca porque el sitio es demandado hasta las primeras horas de la noche.

Cala D'Hort es una de las playas más pequeñas de la isla, tiene unos 150 metros por entre 15 y 20 metros de tierra. La entrada es arena fina y de roca plana y grava hacia el mar, aunque hay zonas en los extremos que se presenta de cantos rodados, lo que la confiere como: limpia y hermosa.

El acceso a la playa es mediante un entrante de mar en forma de uve, se caracteriza por tener unas dimensiones grandes, el litoral es irregular, agreste y abrupto, está rodada de acantilados altos, poblados por pinos y monte bajo.

La riqueza marina que posee es otro de sus puntos a favor, es un sitio ideal para llevar las gafas y las aletas para bordear los acantilados haciendo un poco de esnórquel o para bucear. No te arrepentirás, ya que estás dentro de un parque natural.

A la hora de la comida decidimos ir hasta sant Josep, nos separan 8 kilómetros de una carreta estrecha pero bien asfaltada y peraltada. El recorrido es de pinos que nos impiden disfrutar del paisaje costero.

Paramos a comer en uno de los bares más típicos y tradicionales de san Josep, Bar Can Bernat Vinya (GPS N 38.921674 W1.292952), es el típico sitio de aperitivos y raciones que atrae en partes iguales a la gente de Ibiza como los exigentes turistas extranjeros que conocen la zona, sobre todo los que tienen su segunda residencia en la isla.

La especialidad son las croquetas, tortilla de patata, unos pimientos, y tenían unos pepinillos grandes y un buen chorizo, Es el tipo bar antiguo de plaza de pueblo en un sitio sombrío delante de una de las iglesias más antiguas de Ibiza.

La Iglesia de San José se encuentra situada en el término de la parroquia de San Josep de sa Talaia (GPS N 38.9218794 W 1.2929786), dentro de un pueblo tranquilo con fascinantes vistas a la bahía de San Antonio.

Fue mandada construir por el obispo de Tarragona Manuel de Samaniego durante su visita a la isla de Ibiza en 1727 y se terminaron las obras en 1731, el retablo del santo fue encargado su elaboración al maestro mallorquín Pere Bosch y se instala en 1735, durante la guerra civil de 1936 fue quemado por completo y solamente quedo la imagen del santo. En 1958 se colocó una réplica exacta.

A la llegada del obispo Manuel Abad y Lasierra 1785 va a ser declarada parroquia.

Al edificio se entra por el típico porche de tres arcos, tiene una nave única con dos capillas laterales más grandes con forma de cruz latina, una dedicada al Roser y la Honda, además de sendas capillas laterales, a la izquierda se encuentra la escalera que da acceso al coro y al triforio.

En su interior destacan las pinturas al óleo del Cristo Hecce Homo y el retablo actual del maestro Joan Roig, sufragado con aportaciones voluntarias de los feligreses en 1958.

Después de comer en San José queremos pasar la tarde en Cala Carbó ( N38.8947211 W1.2186293), la carretera está en muy buen estado solamente hay que seguir las indicaciones que llevan a Cala Tarida y Cala Vedella. Después hay que seguir un desvío señalizado que te llevará a través de una carretera con curvas pasando entre frondosos bosques de pinos hasta llegar hasta la misma playa.

Cala Carbó es una playita muy bien protegida de los vientos, por lo que el baño es cómodo, situada en el interior de la Reserva Natural de Cala d'Hort. La tipología del suelo que tiene esta pequeña cala es mixta, con arena fina en la parte del exterior pero numerosas pequeñas piedras tanto en la orilla como en los primeros metros en el mar, lo que puede llegar a ser molesto para caminar, especialmente al salir del agua, pero hace que tenga un colorido especial por la limpieza de sus aguas.

Sin embargo, el fondo marino es espectacular para practicar el buceo en esta cala. Aunque por la situación sería un buen lugar para ver la puesta de sol desde Cala Carbó, pero al estar tan metida entre dos montañas excavadas por la acción del Torrente de Cala Carbó.

Pese a sus reducidas dimensiones, nunca está agobiante de gente. Ni siquiera en los meses de mayor afluencia turística. En agosto, nadar hasta la salida de la cala para contemplar la puesta de sol, constituye un ritual inolvidable.

Si quieres pernoctar y pasar el día en esta cala tienes que madrugar mucho para llegar antes del turismo local porque las plazas de parking son escasas, y mejor abandonar el lugar cuando los turismos se han marchado. Las posibilidades de pasar la noche en este punto es complicado porque se encuentra situada en plena Reserva Natural.

Día 29 de julio (miércoles)
Ruta: Mercadillo de Es Canar (calas del Este)-Cala Llonga (santa Eularia)

Hoy es miércoles, teníamos planificada la visita al mercadillo de Punta Arabi. Este año atravesar Santa Eulalia no supone ningún problema por la falta de turismo y apenas hay coches, hacer mención que han puesto dos radares de velocidad en el Camino de Es Canar en los tramos que está limitado a 40 km. mucho ojo porque es fácil saltárselo.

Aparcamos justo en el parking de tierra y pinos que está justo enfrente del Mercado Hippy son 4 euros (GPS N 38.9942301 W 1.5772837).

Estamos ante el mercadillo más importante de toda Ibiza. La semana pasada abrió por primera vez por culpa de la pandemia. Normalmente el mercadillo tiene unos 500 puestos en los meses centrales del verano, repartidos por varias calles de la urbanización. Cuando cerraba, en octubre, se iniciaba la lista de espera para poder tener un trocito de parcela el año siguiente. Sin embargo, este verano, el mercadillo hippie de Punta Arabí cumple 47 años en un ambiente de incertidumbre: muchos de los vendedores no han expuesto este año, por lo que la afluencia de turistas es mucho menor que otros años. Muchos puestos han decidido darse de baja.

El mercadillo fue creciendo en el entorno del poblado de Punta Arabi, era una arquitectura que debía de imitar a la casa payesa, formada por cubos con 5 paramentos lisos con gruesos muros, sin apenas ventanas, era una vivienda muy barata que gustaba a los Hippies, era una edificación inspirada en la arquitectura tradicional payesa sin muchas pretensiones, en aquella época valían 4.000.000 de pesetas, en principio estaban encaladas de blanco con el tiempo han cambiado a color arena mucho más sufrido. Poco a poco fue creciendo el mercadillo y muchos de sus compradores renegaban de los inconvenientes de los miércoles que todo se llenaba de gente y perdían su intimidad, pero para entonces ya era demasiado tarde y el mercadillo Hippie estaba unido al poblado de Punta Arabi.

El mercadillo Hippie de Es Canar ha pasado por distintas vicisitudes porque durante muchos años no había un control sobre los artículos que se vendían, pudiendo encontrar cualquier cosa que no fuese de artesanía. En los últimos tiempos parece que la dirección del mercadillo ha tomado cartas en el asunto y trata de encauzar el espíritu hacia sus orígenes, donde casi todo de lo que se vendía era un productor artesanal. Mucha gente que exponía en la Dalias no lo hacía en Es Canar creando estas diferencias entre ambos mercados.

Nos marchamos para pasar el resto del día en una de las magníficas playas de Es Canar, vamos hasta Cala Nova (GPS N 39.007187W 1.579844), una de nuestras playas favoritas. Este año han hecho un destrozo en el parking de tierra y de pinos que daba mucho juego. Ahora han pavimentado el suelo de la zona con cemento, cortado muchos de sus árboles y dispuesto un parquímetro a la entrada, la consecuencia es que no hay nadie aparcado y las posibilidades de encontrar una plaza en las inmediaciones son prácticamente nulas. Peso a todo conseguimos aparcar pero vemos que la playa esta súper saturada de gente y no se guardan las medidas de seguridad. Este era un sitio ideal donde se podían ver muchas autocaravanas.

Vamos hacia cala Martina (GPS N 38.9921014 W1.5727477), hace muchos años que no íbamos, nos es imposible encontrar una plaza de parking y nos parece que la distancias de seguridad en la playa no se guardan.

Decidimos volver hacia santa Elularia y dirigirnos hacia cala Llonga, aparcamos sin problemas en (GPS N 38.9516998 W 1.519110). Nos encontramos una playa desconocida porque todos los hoteles están cerrados y vemos que la gente mantiene las distancias de seguridad.

Antes era imposible visitar Ibiza en julio y agosto pero este año es una vuelta en el tiempo. Llevaba años sin visitar cala Llonga porque antes era imposible, falta de espacio para aparcar y agua contaminada, afortunadamente, la prensa local identifica como todos los años la playa está inundada de una micro alga verde producida por la contaminación que hace poco atractivo el baño, nos sorprende el agua transparente cientos de peces en el mar y sin problemas para aparcar, las distancias entre personas puede llegar a 4 metros.

Me siento seguro en cala Llonga y creo vivir una oportunidad única de volver a descubrir la Ibiza perdida. Lo siento por los Ertes, el paro, las discotecas, los vendedores y los consumidores de drogas pero la isla nos enseña este año su mejor cara y que nunca debió de perder.

La cala Llonga era una de las playas más bonitas y populares de la isla de Ibiza. Cuenta con una enorme playa de arena de unos 200 metros de largo y más de 100 metros de ancho. Poco a poco fue llenándose sus laderas de grandes hoteles que a la hora del baño, en el mes de agosto, llena su arena y la hace prácticamente inaccesible.

Tiene algo favorable pues cala Llonga se encuentra un poco aislada en lo referente a las comunicaciones y es complicado ir en bus fuera de los horarios normales lo que la hace ser un referente del turismo familiar y se encuentra un tanto alejado del turismo de discoteca y borrachera.

Una reflexión sobre el transporte entre la Península e Ibiza en autocaravana. Aunque diariamente los precios varían constantemente, básicamente tienes dos compañías, Balearia desde Denia y Transmediterránea que hace el trayecto desde Valencia y tarda una hora más. Puedes hacer una comparativa con directferrys, creo que si te sale sobre 600 euros: autocaravana + 2 pasajeros ida y vuelta, es buen precio.

Hoy vamos a dedicar el día para visitar una de las calas más bonitas paisajísticamente de toda Ibiza. La isla es pequeña y no hay que sentir pereza para movernos y en la medida de lo posible procurando hacerlo en horarios menos habituales, si queremos hacerlo en autocaravana.

El parking en Cala Comte se encuentra situado en las coordenadas GPS N 38.9620134 W 1.2207057, como siempre la recomendación es llegar lo antes posible y marcharse cuando la mayoría de los turismos se ha marchado, es un sitio muy estrecho y lo normal es que te dejen encajonado. Otra recomendación es no quedarse a pernoctar porque es una de las playas más vigiladas por la policía local de san Josep y donde más se multa a las autocaravanas.

Una de las preguntas que indican los autocaravanistas es donde llenar de agua potable nuestras autocaravanas, esto es similar para todos los que visitan Ibiza, aunque sea en un hotel o vivienda.

El agua se compra en pozos especiales, hay muchos a lo largo de la isla, son pozos privados que venden agua potable, por dos euros puedes llenar el tanque. En algunas gasolineras se puede llenar después de repostar, pidiendo permiso.

Las Playas de Comte están formadas por dos preciosas calas, Cala Conta y Racó d´en Xic, dos entrantes ubicados frente a varios islotes que emergen para crear una imagen que parece del Caribe desde donde se divisan las islas de E Bosc, Sa Conillera, Ses Bledes y S'Espartar., una dificultad, además del parking, es el limitado espacio de la arena, que se complica por la cantidad de camas y hamacas de alquiler.

Toda estas calas se encuentran integradas dentro de la Reserva Natural dels Illots de Ponent, se trata de un espacio natural protegido en el que predomina toda una serie de islotes. El que vemos más cerca es S'Illa d'es Bosc, con 66 metros de altura y unos restos de muralla de lo más interesantes en su interior.

Desde la playa si te apetece hacer un pequeño treking puedes ir hasta la Torre de Comte (GPS N38.972892 W1.2301173). Su nombre indica la Torre de la Punta de las Piedras de Cuenta, también es conocida como Torre Rovira o Rubira.

Se encuentra situada en el Municipio de San José, parroquia de San Agustín. Se levanta sobre la costa a una cota 12 metros , teniendo un paisaje privilegiado sobre la bahía de San Antonio, la isla Conejera, los islotes del Bosque y del Esparto; y un poco más alejadas las Islas Bredas.

Su entorno natural de carácter rural con un paisaje rocoso y de escasa vegetación y un poco más alejados se encuentra un paisaje vegetal compuesto de sabinas y pino silvestre.

Su acceso es por la carretera de San Antonio a San José, desvío a Cala Tarida y antes de llegar a la playa de Comte, hay un desvío de tierra hasta las proximidades de la torre.

Se encuentra en terrenos privados al quedar abandonada por el Estado, fue convertida en vivienda, sufriendo profundas modificaciones.

La construcción del edificio es en piedras de arenisca unidas con mortero de cal, tiene un aspecto cónico, su entrada era por el primer piso, pero luego fue modificada a la planta baja. Le falta el garitón de la plataforma y el matacán, conservando aún las cuatro ménsulas.

El diseño militar es obra de Ballester en 1756, pero no es hasta 26 de octubre de 1763 cuando se termina la obra. Fue dotada de cañones de 16 milímetros y municiones pudiéndose comunicar visualmente con el fuerte de San Antonio.

Día 31 de julio (viernes)
Ruta: Calas de zona oeste (Cala Bassa)-San Antonio

Hoy vamos a dedicar el día a ver otra de las calas más visitadas de Ibiza, se trata de Cala Bassa. El parking de pago se encuentra en las coordenadas GPS N 38.9662643 W 1.2420046. Se halla en el Municipio de Sant Josep de Sa Talaia.

Su acceso es por la carretera que une San José y San Antonio, muy cerca de San Agustí des Vedra, hay señalizado un camino asfaltado que indica dirección a Playa Codolar, unos kilómetros más adelante esta un desvío que nos conduce hasta Cala Bassa.

Se encuentran situadas dentro de un medio rural con plantaciones de vid y algarrobos, con abundantes bosques de sabinas y algunas zonas de vegetación dunar. Las vistas son impresionantes sobre la Bahía de Sant Antoni de Portmany.

La playa no es muy grande con arena limpia, el mar tiene multitud de variantes de color azul claro e intenso al azul oscuro. Hasta ahora en agosto era mejor no acercarse pero la pandemia ha dado un cierto respiro.

En las cercanías esta el camping de Cala Bassa, una de las pocas edificaciones de esta parte de la costa.

No hace muchos años era una de las playas familiares más visitadas de la isla, en la actualidad con el chiringuito Cala Bassa Beach Club, la cosa se ha complicado mucho porque sus hamacas y camas balinesas ocupan una parte importante de la playa y la música te acompaña sin ser elegida. El Parking también son dueños y tiene un precio de 5 euros, te regalan una consumición, cuando llegas sientes que la playa se ha privatizado en beneficio de este tipo de negocios, indicar que una botella de agua vale 4,80 euros.

Desgraciadamente se ha convertido, junto con otras playas de Ibiza, en un sitio de postureo para ricos, de gente que le gusta que los demás vean cómo se toman una botella de champán en la misma orilla, ellos lo llaman beach club pero incluso, si tienes dinero, no tienes garantizado una cama en la playa, además, tienes que ser un cliente asiduo.

Desde aquí nos desplazamos hasta la vecina población de san Antonio para poder ver la puesta de sol. Aparcamos muy cerca del Lidl ( GPS N 38.9796524 W 1.3097494) es gratuito y esta a unos diez minutos andando del centro.

El garito más famoso para la ver la puesta de sol es el Café del Mar, es un lugar ideal para tomar una cerveza en un bar y ver atardecer mientras escuchas música chill out. Aunque dicen que es supercaro. Para que te hagas una idea de los precios que rondan en este bar, un mojito cuesta 15 euros, una copa de vino cuesta 7 pavos, un botellín de agua 6 euros y una cerveza 8 euros, sentarse en primera fila de la terraza tiene un mínimo de consumición de 45 euros por persona y en segunda fila de 30 euros. Esto me recuerda los métodos en las consumiciones de la plaza de San Marcos de Venecia en el famoso Caffè Florian.

Hay algo que diferencia el Café del Mar porque hay otros lugares para ver la puesta de sol en la isla y es que desde 1994 ha editado cada año álbumes chill out, lounge, ambient, chill house y balearic beats con su selección musical que refleja el ambiente ibicenco. Comenzaron bajo el sello inglés React Music y la distribución de Vital, pero en 1997 se pasaron al londinense Mercury Records. En 1999 registraron Café Del Mar Music y partieron de ese sello las nuevas compilaciones Chill House con la distribución de New Records, quedando los volúmenes bajo Mercury Records y distribución de New Records hasta el octavo volumen, estando, a partir del noveno y la compilación Dreams, bajo el sello Café Del Mar Music que posteriormente tomaría la distribución de los recopilatorios y objetos de merchandising a través de Ibiza Music & Clothes.

Bueno…nosotros no estamos por la labor de pagar 180 euros para tomar algo los cuatro, decidimos alejarnos y nos sentamos en un banco del paseo Marítimo desde donde podemos disfrutar de esos momentos mágicos.

Hoy vamos a una de nuestras playas favoritas, es playa san Vicente, siempre nos ha gustado porque al estar poco comunicada por el transporte de autobús hace del turismo más estático y familiar.

Es conocida popularmente como Sa Cala, es una de las playas más grandes y de arena fina que podemos encontrar en la zona norte de la isla. Su extenso arenal, es un lugar perfecto para pasar un gran día de playa. El agua de esta playa se mantiene cristalina durante prácticamente todo el año, excepto que el mar se encuentre en malas condiciones porque es una cala un tanto abierta y si hay viento tiene muchas olas y lo que es peor aparecen las medusas. Las montañas cubiertas de pino flanquean ambos lados de Sant Vicent, dando a este lugar un aspecto más salvaje.

Cala Sant Vicent tiene un estupendo aparcamiento para unos 40 coches donde normalmente siempre hay varias autocaravanas (GPS N 39.0739975 W 1.5903207), a su lado hay otro parking de tierra que parece pertenecer al chiringuito The Boat House Ibiza.

La Cala de Sant Vicent, próxima al pueblo del mismo nombre, representaba antaño la zona más aislada de Ibiza y permaneció despoblada hasta el siglo XVIII. Cuenta con varias casetas varadero en los extremos y el islote de Tagomago preside el horizonte.

Del pueblo podemos destacar su iglesia que fue construida después de la colonización del extremo norte en el siglo XIX (GPS N 39.0789011 W 1.5594548).

La iglesia de San Vicente Ferrer este edificada en Sant Vicente de sa Cala, dentro del término municipal de San Juan.

La zona de sa Cala era una zona sin habitar hasta el siglo XVIII en que llegaron las primeras familias, creando la necesidad de tener su propia iglesia sin asistir a la iglesia de San Juan, esta era una zona muy agreste y difícil; por lo que las comunicaciones no eran nada fáciles.

Es un edificio sencillo edificado entre 1817 y 1838, con unas medidas de: 18 m x 6,5 m x 7,40 m., tiene un aspecto exterior sobrio y su interior destaca una pequeña nave única con bóveda de cañón, con unas pequeñas capillitas laterales.

Si tienes tiempo antes de llegar desde el pueblo de San Vicente hasta la playa hay un desvío donde se puede ver el santuario es Culleram, tienes que ir por una serpenteante carretera hasta el parking situado GPS N 39.0869599 W1.5751707, desde aquí mejor 600 metros andando por un camino hasta la cueva GPS N 39.0842323 W 1.5777079.

El santuario es Culleram se encuentra situado en las montañas sobre la cala de San Vicente, en el municipio de San Juan, dentro de la finca can Quintals, a una altitud de 150 metros sobre el nivel del mar. Para llegar desde Ibiza, carretera de San Eulalia dirección hasta San Juan – Cala de San Vicente, antes de llegar a la cala a 1 km hay un desvío señalizado a la cueva de es Culleram, primero se transita por un camino asfaltado hasta subir la mitad de la montaña, luego un trozo sin asfalto hasta dejar el coche en la zona más próxima, unos 10 minutos andando por un camino de montaña alta hasta bajar a la entrada de la cueva.

El descubrimiento de la llamada “Cueva de las Sorpresas” se realizó hace 100 años, se llamaba así por el testimonio de los payeses que la habían visitado y tenían en su poder muchos objetos extraídos de esa cueva y difundida su existencia por tradición oral. Hasta Ibiza llego el rumor procedente de los pueblos San Vicente y de San Juan que en su interior se encontraban recipientes de cerámica, figuras, monedas y huesos antiguos. Esto animo a un grupo de arqueólogos para visitarla.

El 17 de julio de 1907 fue la fecha que salieron los arqueólogos en carro desde Ibiza hasta esa famosa cueva, nada más llegar pronto descubrieron la importancia de hallazgo pues sin excavar mucho sacaron más de 600 pequeñas figuras que representaban a la diosa Tanit –diosa de Cartago--, pasando a convertirse en una de las colecciones más importante de artepúnico de los siglos III-II aC., además de cómo un león de hueso o de marfil.

En 1909 se realizó una segunda campaña de estudio sobre la cueva de las sorpresas, de dichos estudios se realizo una conclusión: esta cueva no solo fue usada por los púnicos, también se encontraron restos de la era prehistórica.

En 1914 se realizó una tercera campaña que descubrió que además había restos de construcciones humanas como: una cisterna de agua y una sala exterior a modo de gran nave de oraciones. Se cree agotadas las posibilidades de encontrar nada más y se abandona.

Durante un largo periodo se saquea la cueva usando explosivos, lo que hace provocar el hundimiento de la sala dedicada a las oraciones. No es hasta 1923 cuando se encuentra un campesino una placa metálica que hablaba del santuario y quien fue el constructor.

En 1997 fue adquirida por el Consell Insular de Ibiza que la ha rehabilitado y puesto su visita a disposición del público.

Según la legislación de aquella época sus descubridores podían disponer libremente de los objetos encontrados, así muchos objetos fueron a parar a manos privadas, otras por diferentes vías llegaron a museos públicos como: Museu Arqueològic de Girona, Museu d'Arqueologia de Catalunya (Barcelona), Museu del Cau Ferrat de Sitges (Barcelona), Museo Provincial de Santander, Museu de Mallorca y Museu de Lluc (Mallorca). La placa metálica con su anverso y reverso inscrito con textos púnicos fue comprada por la Diputación de Alicante y está depositada en el Museo Arqueológico de dicha ciudad.

El santuario estaba compuesto de una estructura tripartita. En primer lugar, había un recinto con una planta rectangular, parcialmente excavado en la roca para conseguir un suelo horizontal, y con paredes de mampostería irregular. Allí podría haber estado el altar y se habrían realizado los sacrificios de animales. El segundo recinto era una sala de 25 metros cuadrados y ya formaba parte de la cueva. El tercero corresponde a la gruta actual propiamente dicha, era utilizada con un gran depósito sagrado, donde se iban depositando los restos de las ofrendas y de los sacrificios. Esto se manifiesta por los restos encontrados, sobre todo los bustos de la diosa Tanit cubierto por un mantón alado, además de huesos procedente de los sacrificios y otros objetos. Actualmente se puede visitar.

La historia de la cueva data del siglo V a.C. posteriormente es cuando comienza a dedicarse al culto de la diosa Tanit, convirtiéndose en una santuario con sacerdotes que impartían sus propios ritos. Antes su uso según atestigua la placa metálica encontrada, la cueva estuvo dedicada a Resef-Melkart, en la placa puede leerse: “Al señor Resef-Melkart, este santuario que ha dedicado ‘S'DR, hijo de Ya'asay, hijo de BRGD, hijo de Esmunhilles». En el reverso de esta placa hay otra inscripción, que dice: “Ha hecho y dedicado y reparado este muro de piedra Abdesmun, hijo de Azarb'al, el sacerdote, para Nuestra Señora Tanit, la Poderosa, y Gad. El arquitecto fue él mismo. Y él mismo lo pagó».

El santuario estaba dirigido por sacerdotes, también había otras personas que llevaban el tema administrativo; carniceros encargados y descuartizarían a los animales ofrecidos en los sacrificios; encargados de la limpieza; alfareros dedicados a la fabricación de los ex votos encontrados; pastores que criarían los rebaños de animales para los sacrificios; panaderos que amasaban el pan y las obleas para las ofrendas y comidas rituales.

El templo era muy conocido a nivel internacional por tratarse su enclave dentro del puerto de sa Cala. Se estima que cayó en el olvido en el siglo I a.C dado que parte de la gran sala de la cueva el techo se derrumbó.

De regreso a la cala de San Vicente podemos contemplar los acantilados que rodean la playa, coronados por pinos y sabinas, contrastan con el blanco de la playa y contribuyen a la espectacularidad del entorno. Si llegas desde la zona de Sant Carles hay varios miradores con pequeños huecos para ver el precioso paisaje que dibuja la cala desde lo alto.

De regreso y aprovechando que hoy es sábado, hacemos una pequeña parada para ver el Mercadillo de las Dalias. El parking está muy cerca y de fácil acceso GPS N 39.029198 W 1.557237).

El mercadillo se encuentra situado en la carretera de Santa Eulalia del Río a San Carlos de Peralta, en el kilómetro 12, unos 800 metros antes de llegar al pueblo de San Carlos a la izquierda.

El mercadillo de las Dalias es el gran clásico de los mercados Hippies de Ibiza, quizás es el que mejor ha cuidado la imagen, y el control sobre los vendedores, manteniendo un gran nivel procurando de no apartarse del espíritu inicial.

Las Dalias comienza el día de San Carlos y coincidiendo con la fiesta oficial del pueblo, eso era allá por el 4 de noviembre de 1954. Esta zona era entonces un pueblo donde había muy poquito, lleno de casas dispersas donde los payeses acudían solamente a la misa de los domingos que se celebraban en la iglesia del San Carlos de Peralta, donde se relacionaban en el porche de entrada a la Iglesia de San Carlos. Había una única tienda donde se podían adquirir escasos bienes de consumo: el cola-cao, algún tipo de telas, el café de contrabando, etc, si necesitaban algo más, los payeses debían de acudir hasta el vecino pueblo de Santa Eulalia del Río, situado a varias horas de camino.

El agricultor y carpintero Joan Marí Juan quiere dar un paso más en la modernización de la zona, inaugurando el bar “Las Dalias”, todo un reto para la sociedad de entonces. No había boda en la zona que no se celebrase en el bar, no había niño que no mojase su frente en este local, su popularidad fue creciendo tanto que el cura local empiezo a emitir películas en la iglesia para evitar las continuas visitas de la juventud al local.

En la década de los años 80, ya muy adentrado boom turístico, su hijo "Juanito", asumió la dirección del local. En esos años se crea el mercadillo Hippy como respuesta de una decena de artesanos al mercadillo de los miércoles que se celebra en la cercana localidad de Es Canar.

Actualmente dirige el local el canadiense Chris González, donde todos los sábados se instalan 200 puestos que la organización quiere preservar como productos auténticamente artesanos. Hay una lista de espera de más de tres años para poder adquirir los derechos para vender en el mercadillo. Además han combinado con otras actividades y fiestas que complementan el local.

El mercadillo de Las Dalias, abre cada sábado desde 10:00 h hasta las 20:00 h, entre los meses de abril y octubre. Es uno de los principales atractivos turísticos de esta parte de la isla y más en concreto del pueblo Sant Carles de Peralta.

Por las mañanas es mejor acudir a la playa en esta parte de la isla pues los atascos de entrada al mercadillo son monumentales. Es mejor visitarlo a última hora, disminuyen los visitantes cuando el sol se esconde. Hay numerosos parking en ambos lados de la carretera, todos son de pago excepto el que está pegado al mercadillo que es gratuito y propiedad del local.

Pues para aprovechar más el día teníamos reservada mesa para cenar en el Bar Ulivans (GPS N38.998047 W1.428411), se encuentra situado en la misma plaza de Santa Gertrudis, enfrente de la bonita iglesia. Aparcamos casi siempre en una zona alejada pero esta a 5 minutos del centro (GPS N 38.9976208 W1.4262771).

Este restaurante es el de toda la vida, un lugar sin lujos y sin muchas ostentaciones pero que consigue los objetivos de pasar una noche en un sitio idílico, a la fresca, y por poco dinero. Pedimos unas raciones: calamares a la romana, croquetas de pollo, patatas bravas, coca de pimiento y ojito al plato típicamente ibicenco como Fritada de Pulpo, también antes lo hacían con calamares. Nosotros solamente vamos por la noche pero se ha hecho famoso en la isla porque a mediodía ofrece una carta menú a elegir entre: 17 primeros, 17 segundos y 8 postres por 12 euros (excepto festivos y domingos)

Para quien no conozca Santa Gertrudis es importante saber que es uno de los pueblos que más han crecido y de mejor forma de toda la isla. La población se encuentra situada a 12 km. de Eivissa. Desde la capital, hay que coger la carretera en dirección a Santa Eulària. Aproximadamente 3 kilómetros después, una vez superado el Barrio de Ca na Negreta, hay que tomar a la izquierda la carretera que va a Santa Getrudis y Sant Miquel. Hasta hace poco esto era en verano un infierno pero ya se ha desdoblado la carretera hasta el cruce de la EI 300 lo que ha mejorado las comunicaciones. Hace muchos años era un pueblo apartado que estaba prácticamente incomunicado con un bus que pasaba pocas veces al día.

Se puso muy de moda porque se inauguró el Bar Costa que dedicaba en exclusiva a servir los bocadillos de jamón con pan tostado y tomate, a un precio muy competitivo. Poco a poco abrieron otros restaurantes que convirtieron la localidad en un lugar mágico para pasar las noches frescas de los veranos, alejados del bullicio de la zona costera y de la propia capital de Ibiza.

Santa Gertrudis era/es un pueblo formado por casitas blancas y un entorno típico Mediterráneo, poco a poco gracias a la restauración se fue llenando de artistas y escultores que, enamorados del lugar, han contribuido a su peculiar belleza.

Es el típico pueblo pequeño del interior de Ibiza que vive y crece gracias a su tranquilidad, destaca la iglesia y unas pocas calles distribuidas en torno a ella. Su encanto reside principalmente en el ambiente cosmopolita que la caracteriza, ya que alrededor de esta población existe una destacada población residente de origen extranjero que ha ido comprando las nuevas casas unifamiliares.

Como ya hemos citado el edificio más importante y que confiere un carácter de la arquitectura es la iglesia de Santa Gertrudis de Fruitera (Ibiza), se encuentra situada en la plaza (GPS N 38.997938 E1.428646). Afortunadamente la filosofía del párroco es mantenerla siempre abierta, puedes ir a la hora que vayas que siempre puedes contemplar su magnífico interior. Puedes cenar tranquilamente y te da tiempo para descubrir la iglesia abierta.

La Iglesia donde se venera a la Mártir de Santa Gertrudis, está situada en el pueblo de Santa Gertrudis de Fruitera, dentro del término de la parroquia de Santa Eulalia.

Fue mandada edificar por el obispo Manuel Abad y Lasierra en el año 1785 y se acabó de construir en el año 1797.

Tiene unas medidas de 18,5 m x 6 m x 6 m., sobre una sola nave con capillas laterales, destaca su espadaña por sus dimensiones en comparación con la nave.

En su interior destaca el altar mayor de la Virgen Mártir, las capillas Honda y del Roser, el acceso al coro se realiza por la escalera situada en el porche, una gran diferencia a otras iglesias de Ibiza.

En la misma plaza se puede admirar la escultura recientemente instalada (GPS N 38.998133 W1.428528), realizada en bronce de Manuel Abad. Su autor es el escultor ibicenco Pedro Juan Hormigo.

La escultura de Manuel sentado representa, en bronce, al primer obispo de Ibiza empotrado en su silla episcopal, en una disposición que, según el escultor, intenta hacer una aportación a la representación de este personaje histórico. Pedro Juan explica que la postura del obispo como aprisionado dentro de su silla se ha buscado intencionadamente para relacionar la figura de Abad y Lasierra con el urbanismo de la isla.

La estatua no es una pieza de un solo volumen, sino que presenta una apertura en forma de puerta en su parte anterior y otra en forma de ventana en la trasera. La combinación de estos vanos con la parte posterior de la silla recuerda no sólo las casas payesas (las pocas construcciones que había en la isla en el siglo XVIII), sino también las iglesias rurales que surgieron en los diferentes núcleos que diseñó el primer obispo en su concepción del desarrollo urbano de la isla.

El vacío delantero representa la puerta de entrada a un templo, completada con la escalinata que recuerdan los pliegues del vestido episcopal. Además, la cruz colgada del pecho del obispo es otro hueco que permite el paso de la luz solar y que recuerda el símbolo cristiano de las casas payesas con el que sus moradores expresaban su religiosidad.

El hueco de la parte posterior permite al observador introducir la cabeza dentro de la estatua, con lo que podrá comprobar la existencia de una cúpula, otra representación de las iglesias ibicencas. También la disposición de las dos piernas representa su ámbito de actuación en las dos islas de Ibiza y Formentera, y entre las dos, los pliegues del vestido serían una figuración del mar.

Manuel Abad y Lasierra era hijo de padres ricos. Estudió en la Universidad de Huesca, donde se licenció en Derecho Canónico, y luego de ser ordenado sacerdote sirvió un beneficio en Estadilla hasta su ingreso en el célebre monasterio aragonés de San Juan de la Peña, perteneciente a la Congregación Benedictina Claustral Tarraconense y Cesaraugustana, donde tomó el hábito benedictino, profesó y fue archivero.

Fue nombrado inquisidor mayor 1793-1794. De pensamiento jansenista, hizo el primer intento de reforma de la Inquisición, empezando por realizar una revisión más liberal del Índice de libros prohibidos, hasta que en 1794 el ministro Godoy le exoneró de su cargo y lo desterró al monasterio de benedictinos observantes de Nuestra Señora de Sopetrán (Guadalajara), de donde pasó luego a su pueblo natal de Estadilla y, finalmente, a Zaragoza, donde murió. Dejó muchos manuscritos interesantes para la historia eclesiástica de la Corona de Aragón, muchos de los cuales se conservan en el magnífico fondo documental de la Biblioteca de la Real Academia de la Historia, que lleva su nombre.

Cerca de la escultura del obispo se encuentra el mercadillo de artesanía de Santa Gertrudis. Sus puestos, que ocupan la plaza todos los sábados de junio a septiembre a partir de las 20 h., muestran todo tipo de objetos de artesanía especial: bisutería, cuero, textiles…Y, además, puedes ver en los alrededores puedes ver un surtido de tiendecitas, que aprovechando el publico de la zona, permanecen abiertas hasta altas horas de la noche.

Hoy es domingo y a la hora de decidir dónde ir, yo creo que tomamos la peor decisión. Estamos muy subiditos pensando que en Ibiza no hay nadie y que estamos casi completamente solos, decidimos ir hacia san Antonio para pasar el día en cala Salada.

Sin entrar en la ciudad de san Antonio, tomamos la carretera PM -812 que bordea la ciudad en dirección a santa Inés, cuando llegamos al desvío del camí cala Salada, vemos que los vehículos están parados y todavía nos queda más de 1 kilómetro, las motos que vienen en sentido contrario nos advierten que es imposible llegar en coche hasta cala Salada. Nos damos la vuelta y pensamos que hacer.

Seguimos en dirección a santa Agnes de Corona disfrutando de los paisajes del campo en el verano de Ibiza. El pueblo es uno de los más pequeños de la isla de Ibiza. Es una de las localidades más pintorescas y tranquilas, goza de un gran atractivo, cuyo núcleo se compone de apenas dos calles principales, dos restaurantes y una bonita iglesia, en torno a la cual se proyectan las pocas casitas de la localidad.

La iglesia de Santa Inés de Corona se encuentra edificada dentro del término parroquial de San Antonio de Portmany, en un pueblo muy tranquilo, situado en la parte más rural de Ibiza.

Fue mandada construir por el obispo Manuel Abad y Lasierra para la veneración de una de las Santas con mayor veneración en la isla. Hasta el momento de terminar la construcción de la iglesia, los oficios religiosos se celebraban en una casa habilitada para ello can Jordi. Las obras se acabaron en 1812, pero su construcción definitiva no finalizo hasta el año 1830 en que se construyó el porche lateral, una de las diferencias es este tipo de porche y su espadaña con la misma orientación.

El edificio tiene unas dimensiones de 19,5 m x 5,5 m x 5,5 m., toda ella construida con piedras de arenisca unidas con mortero de cal, así como el revocó en cal blanca, dispone de una nave única compuesta de cinco tramos y capillas laterales con bóveda de cañón, el porche es pequeño con doble arcada y el techo de sabinas.

Dispone de capillas laterales con dos más profundas que forman la cruz latina. La capilla honda se venera a la virgen del Rosario, talla del siglo XIX, tiene dos entradas porque se tuvo que abrir una nueva al cometerse un crimen en una de ellas.

Visto así parece que no es entendible pero este templo inicialmente, sólo tenía una puerta, la de mediodía, que da a los porches. Y ahora cuenta con dos puertas, se debe a que la principal, orientada al sur como es tradicional, fue tapiada en 1870, después de que una disputa entre dos vecinos finalizara con uno de ellos muerto. «Mucha gente ya no quería entrar por allí porque creían que era un lugar maldito, así que solicitaron permiso al obispo para abrir la otra puerta».

Ante esa insólita petición, el obispo sentenció que «la puerta debe estar donde esté mañana», así que los supersticiosos vecinos se afanaron en abrir la pequeña entrada junto a la plaza.

En este punto decidimos pasar el día en la playa que habíamos estado ayer en cala san Vicente. Llegamos a la playa y el parking está completamente lleno (GPS N 39.0749387 W1.5899416), bajo los bártulos (sillas, nevera, comida) para que vayan cogiendo sitio en la playa y me quedo esperando que alguno de los coches que salga deje una plaza libre.

Podemos comprobar que este año será diferente. El verano vale la pena plantearse unas vacaciones en autocaravana por Ibiza por tres razones principales: la más importante es porque en julio, agosto y septiembre, el número de turistas en la isla se ha reducido drásticamente; el sentimiento de un día como hoy en la cala San Vicente es que estamos tremendamente seguros porque se respeta la distancia social. Lo dicho: el 2020 Ibiza es otra historia.

El objetivo principal del viaje del año es sentirse seguro para poder disfrutar del mar, relajarse y tener unas vacaciones especiales con la familia, disfrutando de la costa norte de Ibiza.

Cala san Vicente alberga a lo largo de su costa en la parte izquierda algunas casetas varadero, espacios destinados a resguardar los aperos marineros y el llaüt, la embarcación tradicional de la isla. Actualmente se conservan en la isla más de 1500 ejemplares de este tipo de edificaciones, y algunos conjuntos están protegidos o han sido declarados Bien de Interés Cultural por su destacado valor patrimonial, como el grupo de casetas varadero de Cala Corral. Una caseta varadero tradicional ha de estar construida con materiales cercanos, como piedra seca y vigas de sabina, una madera muy resistente a la humedad.

Aunque cala san Vicente es grande pero al estar orientada al este se encuentra expuesta a los vientos de levante predominantes en la zona, con lo cual suele ser incómoda para el fondeo la mayor parte de las veces, excelente cuando vientos soplan de componente oeste o próximo.

Este año estamos viendo como han aumentado los fondeos en casi todas las calas, la gente de dinero en lugar de pasar el día en la playa cree estar más seguros tomando el sol fondeados en las playas pero utilizan la cala en el margen izquierda para llegar hasta la misma playa bajándose sus ocupantes para acudir a los chiringuitos cercanos, esto vemos que es un trasiego continuo que convierte el lateral de la cala en una autopista de pequeños barcos.

Hoy vamos a dedicar el día para a pasar el día en puerto de san Miguel. Llevamos más de 30 años que no vamos por esa zona, antes era una de nuestras playas favoritas porque era un verdadero paraíso familiar, pero poco a poco fueron edificando en sus laderas unos enormes monstruos de hormigón que en verano vomitan cientos de turistas que hacían casi imposible acudir a pasar un día de playa. Además, antes era una playa con unos colores preciosos pero las últimas veces que fuimos había una importante degradación del agua del mar.

El viaje desde Ibiza ciudad es ya memorable porque se atraviesa las tierras llanas de santa Gerturdis hasta llegar a la población de san Miguel de Balansat.

Lo más destacado y que debemos de visitar es la iglesia del Arcángel San Miguel, está en el pueblo de San Miguel de Balansat, termino municipal de San Juan de Labritja (GPS N 39.0568863 W1.4383396).

Fue mandada edificar en 1690, aunque ya en 1577 existía un edificio precursor. Se levanta sobre la parte más alta del pueblo y es del tipo fortaleza con unas medidas de 24 m x 5 m x 7 m.

Del edificio lo más destacado es el pórtico de entrada y el gran campanario rematado en aguja, sus muros son de piedra de arenisca con mortero de cal de gran grosor.

En su interior destaca la bóveda de cañón, las capillas laterales y las dos más profundas dan a la iglesia una forma de cruz, destaca las pinturas murales de la Capilla de Benirrás y la Capilla de Rubió, en el presbiterio destacan los arcos góticos con unas medidas de: 19 m x 6 m. x 7 m.

Muy cerca de la iglesia hay un bonito mirador en el que se encuentra la estatua del poeta ibicenco Marià Villangómez (GPS N 39.0567518 W1.4383287). Muy peculiar es también el estanco de Can Xico de sa Torre, un pequeño bar y estanco que se mantiene intacto al paso del tiempo. Fundado en 1905, era el punto donde se daban cita los habitantes del pueblo.

Marià Villangómez Llobet, nació en Ibiza el 10 de enero de 1913, murió el 12 de mayo de 2002, era hijo de una familia acomodada, estudio Derecho en Barcelona, curso sus estudios de maestro, se dedicó a la enseñanza en el pueblo de San Miguel de Balanzat, gran poeta dedicado a contar el color de la tierra, también últimamente escribió en prosa.

En 1989 recibe el premio de honor de las letras en lengua Catalana. El Monumento a este insigne ciudadano del municipio de San Miguel de Balanzat, se encuentra situada frente a la entrada de la iglesia de San Miguel.

Desde el centro de la localidad bajamos por la carretera EI-400 en dirección al puerto de San Miguel, una de las zonas más concurridas del pueblo. Una bahía natural que sirve como pequeño puerto y desde el que antiguamente se exportaba productos agrícolas desde la zona norte de la isla. Era también un lugar frecuentado por contrabandistas que escondían sus mercancías en cuevas como la de Can Marçà. Una gruta con más de 100.000 años de antigüedad ubicada en el interior de un acantilado. Permanece abierta durante todo el año y la visita se realiza de forma guiada.

La playa tiene una longitud de 110 metros y una anchura de 68 metros. El visitante encontrará la arena de la playa de tipo grueso y aguas claras. Además esta playa está inmersa en una gran bahía natural que se encuentra entre dos montes frondosos de pinos, con zonas habilitadas para la salida de barcos pesqueros y barcos de recreo. La entrada en la playa es fácil aunque tiene un gran desnivel cerca de la orilla pero la salida con el oleaje es un poco más complicado porque la mezcla de cantos y de conchas te hace polvo los pies.

Uno de los puertos de contrabando por antonomasia en las Pitiüses era el de Sant Miquel de Balansat. Hoy, viendo los hoteles escalonados que descienden por el acantilado, erigidos en los años del boom turístico, cuesta imaginar que estemos en la playa del estraperlo. En aquella época, además de los varaderos de los pescadores, en la playa únicamente existía un viejo almacén donde se guardaban los productos agrícolas y el carbón de sitja que se exportaba fuera de la isla. El comercio de estos bienes era la actividad oficial del puerto, mientras que las verdaderas actividades eran las del comercio ilegal.

La cueva de Can Marçà, con una entrada más próxima al nivel del mar de lo que cabe imaginar, constituía un laberinto subterráneo que ascendía hasta casi lo alto del acantilado y que sólo los contrabandistas conocían. Sin embargo, la huella más visible de su actividad es toponímica. Se aposta en los escollos casi adheridos al acantilado que precede es Caló des Moltons, desde la orilla izquierda del puerto de Sant Miquel, hay una serie de islotes donde se depositaba el tabaco que fueron bautizados como s´Illot des Xigarros (islotes de los Cigarros). El nombre alude a su antigua función como escondrijo de fardos de tabaco. Ahora la Ibiza del estraperlo ha desaparecido, el tabaco se compra en los estancos, pero ahora hay otro tipo de sustancias que no se sabe por dónde tienen la entrada.

Continuamos andando por el lateral de playa san Miguel, es un lugar de pinos y sabinas y llegamos a la Cala de Moltons. Se trata de una cala inmersa en plena naturaleza, con una longitud de unos 30 metros y una anchura de 25 metros. La orilla de la cala cubierta de rocas por un lado y con arena gruesa del otro lado, al estar dividida en dos por una gran roca situada en el centro de la misma. Se caracteriza por ser una cala poco ocupada. Desde la cala se pueden observar los acantilados del “Port de Sant Miquel”.

Si continuamos por un camino te lleva al Es Pas de s'Illa des Bosc” es una cala que destaca por ser relativamente pequeña, de unos 50 metros de longitud y 10 metros de anchura. Esta cala tiene dos vertientes, la vertiente sureste y la noroeste. La vertiente norte es más abrupta por lo que es más azotada por el mar, mientras que la vertiente sur, con vistas al “Port de Sant Miquel” posee aguas tranquilas y limpias. Es una playa de arena gruesa, contando en uno de sus extremos con piedras de cantos rodados y grava. En cuanto al fondo marino, éste ofrece una gran belleza natural.

Si continuamos andando llegamos a lo que antaño era sa Ferradura era conocida como s'Illa des Bosc porque albergaba un área boscosa que debió de ser talada para aprovechar su madera. El istmo, por su parte, es natural y obedece a la acumulación de sedimentos y rocas desprendidas del precipicio que sostiene la Torre de Balansat, también llamada des Molar.

En realidad no se trata de una isla, sino de una pequeña península unida a los acantilados ibicencos de la bahía por un pequeño istmo de tierra.

Durante el siglo XVII fue refugio de piratas, por lo que toda la isla está llena de cuevas y túneles subterráneos. En la actualidad, cuenta con una mansión privada con más de 6 suites de lujo, spa, piscina, jacuzzi, gimnasio, bodega…

La playa presenta un fino arenal con una orientación sureste que la resguarda de la acción del viento. El mar describe una gran variedad de colores azules y verdes, única en la isla.

El ambiente es familiar sobre todo entre los fines de semana en que los ibicencos se desplazan hasta esta parte de la isla.

La Isla de sa Ferradura ha contado con diferentes propietarios a lo largo del tiempo. Parece que perteneció a una familia de labradores de apellido Roig, que la vendieron a un alemán llamado Esteban Vacano en los años 30, quien a su vez la vendió a un pintor catalán llamado Hermenegildo López Gorria en 1949. En 1974 es adquirida por un empresario catalán, José Lleal Bacas, quien comienza la construcción de la vivienda en el islote. Tras su muerte, sus hijos vuelven a vender la isla a un holandés en 1996, un empresario textil que ganó con el alquiler de la isla de lujo más de veinte millones de euros en 15 años. En la actualidad pertenece a un magnate ruso que la compro y ha rehabilitado la mansión.

Hoy nos levantamos con un cielo muy feo, el típico que esta que va a llover o qué no va a llover, por lo general mejorara según vaya abriendo y esto los técnicos lo llaman nubes de evolución diurna

Queremos visitar cala Vadella, es una de las playas que hace muchos años que no volvíamos, nos gustaba mucho ir a comer una paella y de postre piña natural con nata en el restaurante que estaba en el centro de la playa.

Ir hasta cala Vadella ya es un verdadero viaje, tienes que marchar hasta san Josep por la PMV-803.1 y desde allí coger la desviación de unos 10 km. que nos deja en la playa.

Aparcar aquí era muy complicado en agosto, afortunadamente hay un parking de pago que este año nunca se llena. El parking de Cala Vadella de Ibiza se encuentra situado en las coordenadas N 38.9139824 W 1.2251085, se halla en el carrier de sa Barbada, el precio es de 4 euros y no hay limitaciones para las autocaravanas, se puede pernoctar sin problema, si ocupa más de una plaza hay que pagar el doble.

Calla Vadella es uno de los mejores ejemplos sobre la presión urbanística sobre el territorio, se ha edificado tanto, y tan mal, deteriorando tanto el paisaje hasta hacer imposible poder bañarse en la playa. Era imposible aparcar y era imposible poder encontrar un hueco para poner la toalla. En el año 2000 había 300 personas empadronadas y hoy veinte años después los empadronamientos se han multiplicado por tres hasta alcanzar 1000 personas.

La corrupción urbanística ha sido una de las claves que ha permitido la edificación tan desordenada en cala Vadella haciendo prácticamente imposible disfrutar de uno de los entornos naturales más bonitos de la isla.

Cuando llegamos el paisaje es desolador más de la mitad de la playa está ocupada por hamacas y sombrillas, dejando un espacio mínimo para poner la toalla. Afortunadamente el covid-19 ha cambiado mucho y tenemos un agua clarita y una afluencia a la playa que no creo que llegue al 25% de un día normal. Esto también se ve reflejado en los restaurantes, ofreciendo menús por 25 euros, esto en años anteriores hubiera sido imposible.

La playa de gran amplitud tiene cerca de 300 metros por 70, es de fina arena blanca y en suave pendiente la arena se introduce en aguas poco profundas, aunque encuentras algunas piedras, es una de las playas familiares por excelencia. Su agua cristalina si no está muy contaminada es perfecta para bañarse y practicar esnórquel, y también hay una escuela de buceo.

El lado derecho se ha llenado de casetas varadero, unas tienen una forma tradicional con piedra seca y maderas locales y otras son de cemento y materiales más actuales, unas, tienen barcas tradicionales y otras emplean como excusa los barcos de goma para pasar los días de verano. Ahora, el ayuntamiento tiene entre miras este tipo de construcciones que alteran el paisaje, siendo su permanencia en pie un tanto incierta.

La noche la vamos a dedicar a ir a la ciudad vieja de Ibiza. La verdad que no sabemos dónde cenar, lo dejamos a la aventura para tratar de ver donde nos ofrece una mayor seguridad. Paseamos por la avenida de Santa Eulalia y nos decantamos por el italiano La Tragliatela, su terraza nos parece que guarda buenas medidas de seguridad y el personal son muy estrictos con los clientes, en lo referente a las mascarillas, lavados de manos y distancia de seguridad.

El resto de la noche la vamos a dedicar para pasear por el barrio de la Marina, vemos como el Covid está haciendo estragos en los hostelería, unos sitios parecen estar condenados al fracaso como Café Mar y Sol, donde su terraza esta medio vacía, Cam Pau pues le pasa un poco lo mismo, hasta que llegamos al Zoo, este no guarda ningún tipo de medida de seguridad y su éxito es como en años anteriores, nos sentamos enfrente en los Valencianos para tomar una horchata y una leche merengada. Nos damos cuenta que la noche ibicenca está hecha para los que no temen al Covid y los empresarios que no temen las pandemias.

Pero la noche dura hasta que llega una patrulla de la Policía Municipal de Ibiza al mando de una mujer sargento que va dando órdenes a izquierda y derecha. Póngase la mascarilla, no puede haber más de seis personas por mesa, no se puede besar, es una máquina de orden que en pocos minutos pone firmes a todos los hoteleros de la zona.

Nos sorprende que en la calle de Josep Vedera no ver el ambiente de compra y venta habitual, el covid está haciendo estragos en todos los niveles de la sociedad hasta en lo más profundo, el exterior de C'an Font y casa Mariano está vacía, imagino que la demanda de sustancias también se ve afectada. Seguimos por la calle Enming y vemos que la calle está casi completamente vacía, muy similar al aspecto de la Semana Santa, todas la pizzerías de la zona como Pinocho o Sam's respiran sin público en sus anteriores concurridas mesas. Son muy pocas las tiendas de la calle que han decidido vencer al miedo y abrir sus puertas. Incluso el restaurante Sagardi este año tiene a todos sus empleados en el ERTE. Todos los chiringuitos de copas de la calle Andenes han abierto pero son más los camareros que los clientes. Llegamos a la calle de Barcelona y el famoso callejón de la Trinidad sin poder ver una cara aunque sea con mascarilla, parece que todo el público ha huido.

Hoy vamos a seguir descubriendo las playas de la costa este, pensamos en cala Tarida, playa que llevamos muchos años sin ir, es muy bonita pero últimamente la calidad de sus aguas no era lo más destacado .

Tenemos que ir en dirección a San José por la carretera PMV-803-1, atravesar toda la ciudad, la mayoría de los días tiene un atasco y a la salida coger la carretera EI-700.

Cuando llegamos a cala Tarida vemos un enorme parking asfaltado que tiene plazas libres, se encuentra situado en las coordenadas GPS N 38.9429875 W 1.2358533, se halla en la plaza del Mar. Desde aquí hay un camino con una fuerte pendiente construido con escaleras que desciende el desnivel pronunciado hasta el nivel del mar. Lo malo, es hacerlo cargado con las sillas, sombrillas y nevera para pasar el día. Aunque es lo menos malo, lo peor, será hacerlo subiendo a nuestro regreso. Bueno…! No pensemos en ello y vamos a disfrutar de un gran día de playa.

La playa de cala Tarida es relativamente abierta por lo que se encuentra bastante expuesta a los vientos de levante. Si el viento sopla desde esta dirección, es posible que nos encontremos oleaje y el agua removida.

La playa está claramente diferenciada en diversos tramos por dos pequeñas islas que se encuentran justo en el centro de la playa. Además, existen pequeñas calas rodeando el arenal, por lo que la extensión de playas ocupa prácticamente un kilómetro, en diferentes espacios claramente diferenciados.

Si avanzamos por la parte de la derecha de esta cala, encontramos dos calitas más, habitualmente solitarias y con un acceso difícil (se recomienda venir con calzado cerrado para evitar resbalones). Mejor dejamos que las fotos hablen por sí mismas:

Se trata de Es Pujolets, posiblemente una de las calas más bonitas de Ibiza. Se trata de un paradisíaco y apartado rincón de costa, se divisa con nitidez desde el extremo derecho de Cala Tarida, ya que está enfrente, tras el islote de Sa Sabata (el zapato) y al pie de un acantilado. Destaca por sus aguas cristalinas, de color turquesa, sus fondos arenosos y su ambiente de pescadores. Toda la orilla, salvo un pequeño reducto a la izquierda, está tomada por los varaderos. Lo mejor y más seguro es acceder en barca

Pero si queremos ir andando, bajo el acantilado, hay gente que se atreven a descender desde lo alto, pero es muy peligroso, especialmente si no se conoce bien el camino. Abstenerse familias con niños y con bártulos, solamente para parejas de enamorados con seguro de vida.

De igual forma, en la parte izquierda de Cala Tarida hay una pequeña playa de 30 metros por 50 metros de ancha, se trata de otra calita, Es Calonet, La orilla está rodeada por completo de varaderos y el interior del agua es de arena en su mayoría, aunque varía cada temporada en función de las tempestades del invierno.

Cala Tarida es una de las playas más bellas del Este y dejamos de ir por su masificación aunque este año vamos a darle una oportunidad con una visita.

Está formada por dos pequeños islotes que permanecen unidos a tierra por las arenas de la playa. Su longitud supera los 280 metros y su anchura media ronda los 50 metros. Los fondos son arenosos y de muy suave pendiente, excepto en la parte de la izquierda donde aparecen algunas rocas, ya que a apenas superan los 150 centímetros de profundidad a 40 metros de la orilla.

Cuando llegamos a Cala Tarida vemos que pese al Covid-19 sigue teniendo el problema de aguas sucias pese a ser una playa semi abierta. Desde los años 80 se tiene constancia de microalgas en este tramo del litoral ibicenco. Los ‘nutrientes' acumulados en la zona a lo largo del verano debido a la fuerte presión demográfica en una zona costera fuertemente urbanizada ayudan a la proliferación del alga.

Decidimos que aunque el recibimiento que nos ofrece el agua no es el más adecuado, decidimos quedarnos a pasar el día, quizás influenciados por el esfuerzo de llegar con todos los bártulos hasta la misma playa.

Al final de la tarde y después de superar un día de playa un tanto contradictorio, nos paso algo muy curioso, eran pasadas las 19,15 horas cuando decidimos marcharnos con mucha calma nos ponemos a recoger y según íbamos doblando las sillas, las sombrillas, los íbamos poniendo unos dos metros alejados del borde del mar en la tierra más seca.

El viento era cero, el mar estaba en completa calma, parecía un pantano y de pronto llegó una enorme ola que se comportaba como un tsurami, los niños que estaban en la orilla se vieron arrastrados hacia el fondo de la playa, nuestros enseres siguieron el mismo comportamiento, cuando se vació el agua en sentido contrario todo el mundo estaba rescatando lo más querido, siempre era las vidas humanas y después los móviles. Nos mirábamos los unos a los otros sin poder saber que había pasado, dando gracias que no había desgracias humanas y las únicas desgracias era que estábamos empapados junto con nuestras pertenencias y enorme susto. Parece ser que es un fenómeno que pasa diariamente a las 19,30 horas en la playa de cala Tarida como consecuencia del paso del ferry que viene desde Denia, es una playa mucho más abierta que deja penetrar este tipo de olas. La verdad es que podía haber sido un completo desastre pues los niños se vieron arrastrados con una fuerza inusitada, menos mal que en esos momentos ya prácticamente la playa estaba desalojada porque la gente ya sabe que a esa hora es mejor encontrarse lo más lejos de la orilla.

Según nos indican por la distancia que pasa el ferry genera enormes olas que se van uniendo hasta que se convierten en una ola fuera de lo normal. Pensamos que si esto sucede a diario es muy peligroso y en cualquier momento habrá una catástrofe humana que dejará las autoridades se van a replantear si los barcos tan grandes pueden pasar tan cerca de la costa.

Hoy vamos a pasar el día viajando hacia la zona norte, en la costa de Portinatx, es el viaje de mayor recorrido que puedes hacer en coche, casi son 30 kilómetros. Tienes que ir en dirección a santa Eulalia y coger el desvío de la carretera EI-300 hacia san Lorenzo y más adelante dirección a san Juan Bautista y unos kilómetros antes de llegar cogemos el desvío que nos lleva hasta Portinatx.

Antes de llegar pasamos por dos de las calas más de moda en la actualidad por su limpieza, es cala Xarraca y Cala Xucla, los accesos están cortados y hay que dejar el coche en un apartadero, luego las playas son limpias por la arena pero las entradas al agua son de piedra y difícil complicado para bañarse, en la actualidad son utilizadas por personas que quieren hacer nudismo.

La primera opción es quedarnos a pasar el día en la playa del Arenal de Portinatx pero desgraciadamente no encontramos sitio para dejar el coche, seguimos en dirección a cala Portinatx.

Cuando llegamos a Port Portinatx encontramos sitios suficientes para aparcar en las coordenadas GPS en N 39.1137677 W 1.5209525, encontramos varias autocaravanas aparcadas, nosotros lo hacemos y nos parece muy cómodo porque están muy cerca de la playa.

El Port de Portinatx es la cala más recóndita de las tres playas de la zona. Por sus características, la convierten en un excelente puerto natural desde el que antiguamente podían salir a navegar los pescadores del norte de la isla. En la actualidad, el puerto de Portinatx se utiliza como punto de partida para actividades de ocio náutico. También es una playa familiar donde se puede disfrutar de un día disfrutando en un enclave privilegiado, por el entorno natural de bosques de pinos que rodea toda la zona costera.

Desgraciadamente tiene un punto muy negativo hay una chiringuito que se dedica al buceo y tiene unos compresores de llenado de aire que están bombeando todo el día. Después de hablar con ellos porque aquella situación me pareció Kafkiana, me dijeron que ellos estaban allí para su negocio, que tenían permiso para ello y solamente paraban las bombas de llenar durante una hora de 15,00 a 16,00 horas. En Ibiza hay otros centros de buceo y en ninguno de ellos se nota el ruido tan impresionante como en este de Portinatx, donde tiene dispuestos los compresores están abiertos los compartimentos y todo el ruido sale al exterior. La verdad es que te dan ganas de llamar a la Guardia Civil para denunciar el asunto pero conociendo Ibiza, eso es perder el tiempo.

Port Portinatx de Ibiza (Baleares)

Su agua es clara y limpia, al igual que la arena que compone el exterior y el fondo. La pendiente de la orilla es poco pronunciada y, al estar protegida a ambos lados por altas montañas, los vientos y corrientes en ella son escasos, por lo que los más pequeños están a salvo. Desgraciadamente hoy es un día de medusas y es fácil tropezarse con una, menos mal que hay unos niños con un cubo disfrutando del día en la playa extrayendo medusas.

De regreso hacia Ibiza vemos que el apeadero que hay en la carretera sobre cala Xarraca y decidimos parar para poder juzgar por nosotros mismos si verdaderamente merece la pena en tiempo de Covid pasar un día en esta cala.

Visitar el norte de la isla cala Xarraca es una parada obligada. La playa es muy pintoresca con un complicado acceso pero en verano está súper saturada y con aguas tranquilas. La arena no es demasiado fina y el inicio de la orilla tiene piedras, tiene mucho sedimento que enturbia el agua.

Hoy nos despertamos con el plano de Ibiza y decidimos seleccionar una de las playas que todos los años hacemos un hueco para visitarla, es cala Gracio y la contigua cala Gracioneta.

Pensamos en acudir este año a las playas de san Antonio pensando que la mayoría de los hoteles están cerrados y tendremos la oportunidad de ver unas playas como nunca antes las hemos visto.

Salimos con destino a San Antonio y un poco antes de llegar, en la rotonda del Lidl, girar a la derecha, un poco más adelante seguir la dirección que anuncia el Mercadona, ahí cogemos el camino que nos lleva directamente hacia cala Gracio.

Afortunadamente vemos lo que habíamos pensado, la mayor parte de los hoteles de la zona están cerrados, lo que nos ofrece más posibilidades de aparar.

Aparcamos en el calle del camino cala Gració, enfrente del hotel Fiesta, las coordenadas GPS del lugar corresponden con: N 38.990977 W 1.290656, este lugar es gratuito y no tiene limitaciones.

Cuando bajamos a cala Gració nos encontramos que está llena de hamacas vacías que ocupan la mitad de la playa y la otra mitad está ocupada con toallas que difícilmente podemos encontrar un hueco que tenga una separación que marca la seguridad por el Covid. Afortunadamente encontramos una familia que conocemos y que se van a marchar y nos ceden su sitio. Desgraciadamente nos pasmos el día intentando que podamos disfrutar de ese mínimo de distancia pero cada vez que llegan nuevas familias el hueco de seguridad disminuye y nos hace sentirnos verdaderamente agredidos.

La tipología de cala Gració es de arena blanca, tiene unos 75 metros de longitud y 150 de anchura.

La cala por lo general es de arena y algunas rocas en el interior, al estar tan próxima a Sant Antonio acuden muchas familias. En el horizonte está presidida por el islote de Sa Conillera que la hace muy pintoresca. Fuera del agua cuenta con una larga lengua de arena en ambos lados se pueden encontrar un pequeño bosque de sabinas, cuya sombra es altamente demandada en verano, especialmente a la hora de la siesta.

Por la ubicación en una bahía cerrada a vientos y corrientes y hay que adentrarse mucho en el agua para que cubra. Por estas características, es una playa ideal para familias con niños.

Una de las actividades es acudir nadando o caminando hasta la vecina Cala Gracioneta, mucho más pequeña, pero con un mar turquesa espectacular. La cala cuenta con algunas casetas varadero en un extremo, así como servicio de sombrillas, hamacas y velomares, y un chiringuito en mitad de la playa.

Si quieres ir caminando hasta Cala Gracioneta hay un sendero en la parte derecha que asciende junto a las casetas varadero y bordea la costa sin mucho peligro, solamente se recomienda ir calzado. Se tarda un par de minutos en llegar.

Se trata de una cala con 30 metros de escasa anchura, de arena en el interior y exterior y agua muy transparente de intenso color turquesa, en un estrecho entrante de paredes rocosas a los lados.

Si preguntas a los lugareños ¿Cuál es la playa más bonita de la isla de Ibiza? con total seguridad una parte de su clasificación te dirán que Cala Gració es la playa más hermosa de Ibiza, pero nunca vayas en agosto y la segunda sería Cala Gracioneta; por lo que el conjunto de ambas calas estaremos ante una maravilla del mundo.

Hoy estamos pensando en hacer otra tentativa para visitar una de las playas que más nos gustan, se trata de cala Nova en Es Canar.

Partimos en dirección a santa Eularia por la carretera PM-810, a la altura de Can Negreta nos toca el correspondiente atasco continuo, obedece a las obras de desdoblamiento que va desde la salida de cruce de Jesús hasta el cruce de santa Gertrudis. Son escasamente 5 kilómetros pero llevan para ejecutarlo 2 años, seguramente van a batir el record de tiempo tardado en hacer una obra de este calibre. Doy gracias que este verano hay una reducción de coches por culpa de la pandemia, sino, esto sería misión imposible.

No veo que sea complicado porque no lleva puentes, solamente un par de rotondas. Aunque podemos comprobar cómo en los últimos días se están acelerando las obras, seguro por la visita que han anunciado los reyes a Ibiza.

Cuando llegamos a santa Eulalia accedemos hasta uno de los sitios más bonitos de la isla es Puig de Misa. El Ayuntamiento de Santa Eulària des Riu está trabajando en varios proyectos destinados a conseguir que el Puig de Missa siga teniendo su importancia emblemática y sea, al mismo tiempo, más accesible y acogedor para los residentes y para los visitantes: el enterrado de las líneas eléctricas, la mejora de la iluminación, el empedrado de los accesos para los peatones y la mejora de la carretera de acceso.

Hay que recordar que Puig de Missa era el lugar donde se acudía, fijo, dos veces en la vida, tradicionalmente se llegaba para recibir el bautismo al nacer y el ultimo responso antes de volver al cementerio, era el lugar tradicional tanto para los vivos como los muertos, por los diversos caminos que recibían colectivamente el nombre de caminos de misa e individualmente se nombraban a partir de la vénda más lejana desde la cual se llegaba. Por el camino de Cala Llonga, que da al sur, solían pasar los residentes de las véndes de Cala Llonga, des Coloms y parte del Trull d"en Vic. Hacia levante tenemos el camino de sa Vila, que se bifurca: uno de los ramales va a sa Vila y Arabí de Baix, y el otro continúa por detrás de sa Vila hacia Arabí de Dalt. Desde el noroeste, por el camino des Novells, venía la gente de las véndes de l´Església, des Trull d´en Vic y des Novells. Inaugurar el empedrado de estos antiguos caminos de misa y ponerles los nombres de las véndes es un respetuoso homenaje a las costumbres y tradiciones de Ibiza.

La Iglesia de Puig de Missa es una construcción mezcla de civil y religiosa, también utilizada como fortaleza ante los ataques de los piratas.

La estructura esencial del actual templo, formada por la nave y la torre es fruto de un único proyecto, puede que del mismo autor que de las murallas de la ciudad de Ibiza. Se hicieron diversas construcciones añadidas para intentar disimular su carácter de fortificación, entre ellas, las dos capillas laterales que pertenecen a finales del siglo XVII o a la primera mitad del siglo XVIII, los porxos de la misma época, que era el lugar de reunión para una comunidad que vivía dispersa en el campo. Se abrió la actual puerta principal en sustitución de la anterior fortificada y la de ses Dones o de cala Llonga También se añadió la casa del vicario, cas vicari, y luego la del sacerdote, cas capellà, y la Sacristía.

El templo tiene unas dimensiones 23,5 m x 11 m x 11 m. Su construcción data del siglo XIV, pero no es hasta el siglo XVI y XVII cuando adquiera la actual forma, en 1785 cuando llega el obispo Manuel Abad y Lasierra se convierte en parroquia.

Edificada con piedra de arenisca unida con mortero de cal, fue la primara construcción de la zona y a su alrededor fueron edificándose nuevos asentamientos hasta convertirse en la ciudad costera actual.

Destaca su triple arcada del porche por sus sutiles líneas y su techumbre de sabina, en el interior el retablo mayor es obra de Ferreras, con su estilo churrigueresco, en el centro está la imagen de Santa Eulalia de 1942, procede de la iglesia San Millán (Segovia) y es trasladado en 1967 por iniciativa del Marqués de Lozoya, la parte de Baptisterio es parte de Torre defensiva unida a la iglesia, tiene dos capillas laterales con bóvedas redonda y de inspiración árabe, en la nave central hay distintas pequeñas capillas, destaca la imagen de Jesucristo atado a una columna de un taller alemán del siglo XVIII.

La iglesia de santa Eulalia era muy frecuentada por el Marqués de Lozoya que, en los años 50, cuando era ministro de Cultura. En 1967 y bajo el mecenazgo de Juan Contreras y López de Ayala, en esos momentos la iglesia no tenía retablo después de su quema. La imagen era desoladora: una peana con la imagen de Santa Eulalia y un dosel de tela roja decoraban una pared completamente blanca.

En esos momentos en Segovia estaban restaurando la iglesia de San Millán porque estaba recubierta de barroco y se trata de una iglesia gótica que querían recuperar. Entonces quitaron todo lo barroco y este hombre compró el retablo dedicado a San Millán y se lo regaló a Santa Eulalia. Un detalle que marcó un antes y un después, pero que no termina de encajar en la estructura. «Es muy bonito, pero la gente ve que no es el retablo propio de la iglesia.

Es estrecho y muy alto y la iglesia es más ancha. Nada más lejos de la realidad, el expositor y el altar están en una capilla lateral porque la parroquia no cuenta con la altura suficiente como para colocarlo.

Continuamos el viaje hasta Es Canar, tenemos mucha suerte y aparcamos en el parking de la playa de cala Nova en las coordenadas GPS N39.007463 W1.580781. Intentamos acceder a la playa pero vemos que no se puede pasar el día porque no se respeta la distancia mínima de seguridad que nos asegure un día satisfactorio.

Decidimos marchar hacia la playa de Es Canar, la verdad es que nunca antes habíamos pasado un día de playa porque siempre estaba abarrotada y el aspecto general era siempre de una importante contaminación que se reflejaba en el agua.

Marchamos hacia la playa de Es Canar y aparcamos en el parking de tierra que se encuentra situado en las coordenadas GPS N 39.002494 W 1.578623, situado en la carrier Pous d'Abeurada. En el entorno de la zona asfaltada se encuentran a ambos lados más de una docena de autocaravanas que utilizan este lugar como un satélite para moverse por la isla.

Cuando llegamos a la playa vemos un sitio insólito, una playa completamente vacía con un agua transparente que nos invita a pasar un gran día de playa, rodeado de enormes moles de hormigón convertidos en hoteles que están completamente vacíos, un año sin turistas.

La playa de Es Canar es una de las grandes de la isla de Ibiza, tiene 350 metros de longitud y de 30 a 40 metros de ancho. La playa y su fondo son de arena fina de color claro y el agua es cristalina.

En la parte derecha hay un pequeño puerto de pescadores locales, donde desde un pequeño espigón hay una línea marítima que conecta es Canar con Santa Eulalia, Eivissa y Cala Llonga.

A la izquierda hay un paseo marítimo que recorre la playa, desde Es Canar se pueden dar largos y agradables paseos, hacia el norte se puede llegar con facilidad hasta las playas de Cala Nova y Cala Llenya donde se encuentra un paisaje muy hermoso

El horizonte desde la playa de Es Canar es muy bonito porque aparecen un buen número de islas como Ille Es Canar y los islotes de Sa Galera y Esculls d'en Racó le dan un encanto muy especial.

Hoy es sábado y normalmente es uno de los peores días para ir a la playa porque las familias locales se unen al turismo para pasar un día de campo y playa, hay determinadas calas y playas que es mejor no acercarse, esto es más acentuado en las calas más pequeñas que se llenan desde primera hora.

Decidimos probar playa de Ses Salines en fin de semana, cuando llegamos vemos que el parking está muy lleno, pero tenemos fortuna y aparcamos en la zona bajo techado (N 38.842901 W 1.389817)

La Playa las Salinas es conocida con el nombre: Migjorn (“mediodía”) o Platja de ses Salines, se encuentra situada a 11 kilómetros de la ciudad de Ibiza, se halla dentro del Parque Natural de Las Salinas.

Su acceso es muy sencillo desde la ciudad de Ibiza por la carretera al aeropuerto salida a San Jorge-playa las Salinas, al llegar al desvío a Escavallet a la derecha hacia la Canal y la Playa las Salinas.

El aparcamiento se va complicando verano a verano, se han instalado dos parkings (particulares) que cobran 6 euros (diarios), no hay apenas posibilidades de dejar el coche en otro sitio sin incurrir en una multa por mal aparcamiento.

La propietaria del Parque es una empresa que explota la extracción de sal y tiene estas concesiones de aparcamiento en los veranos Todo esto parece una paradoja que el disfrute de un Parque Natural se vea truncado por el interés de particulares.

La Playa está situada dentro de un marco paisajístico idílico y casi virgen, entre pinos, sabinas, rodeadas de una sistema dunar, su arena es limpia y fina, la pendiente es muy suave lo que hace que el baño se muy escalonado, la orientación es sur sureste la hace ideal pues los vientos siempre son flojos. Dispone de numerosas calas y pequeñas calitas que hace disfrutar de un baño en solitario, ideal para practicar el nudismo.

Desde el extremo situado en la torre “sa Torre” se puede disfrutar de una vista panorámica de los islotes, s'Espalmador y Formentera, así como el colorido del mar tan variado, ideal para disfrutar del submarinismo.

En el extremo contrario se encuentra el puerto de carga de la sal. Durante los meses de verano tiene una importante actividad para la exportación de una de las sales más apreciadas por su alto valor ecológico.

La playa dispone de diferentes ambientes cercanos a los cuatro chiringuitos. En el Chiringuito de Beso Beach se caracteriza por su alto nivel económico, dotado de camas para la exposición al sol y disfrutar del restaurante; más adelante se encuentra el histórico chiringuito de Malibú Beach Club es el más codiciado por los famosos y la jet, sus precios son para pensarlo; el siguiente es chiringuito Jockey Club es ideal para gente joven, en especial para italianos tiene música ambiente y una carta de pasta; el último es chiringuito de Sa Trincha, se llena a partir de las 14,00 cuando terminan las discotecas, su música es ideal y se celebran numerosas fiestas, poco a poco ha ido incrementando los precios y ahora tampoco es barato.

Sa Trincha esta hacinado y la gente se mueve como si nunca hubiera habido una pandemia, se besa, se toca y las distancias de seguridad carece de metros se puede contar por centímetros y de las mascarillas no hablar, estoy seguro que la gente lo tiene en el fondo del bolso.

Dicen que es el chiringuito de Ibiza donde a la gente le importa menos el dinero y que aquí pesa mucho más la belleza externa, si quieres estar de moda aquí procura apuntarte al gimnasio en invierno, sino, serás completamente transparente.

Si continuas andando hacia Es Cavallet, procura ir calzado, encuentras una zona de piedras, tiene pequeñas calas, cada año su pavimentación cambia, unos años hay más arena y otros más piedras, es un sitio curioso para pasar el día sintiendo que estas solo, en realidad no lo estas porque el camino es un espectáculo abierto al mundo.

Si bajas a pasar unos minutos en cualquiera de estas calas podrás sentir como las olas aplastan suavemente las rocas y la van tallado para convertir el lugar en algo especial, es una bendición simbólica íntima de Ibiza, creando un fondo musical natural que nos hace sentir felicidad.

Continuamos andando en dirección a Es Cavallet, todavía nos encontramos dentro del Parque Natural de Ses Salines, lo demuestra porque no es posible pisar la zona dunar al estar completamente vallada porque es una parte especialmente protegida.

Llegamos a la Torre de Ses Portes, está situada al borde de la costa sobre una cota de 11 metros sobre el nivel del mar. En su entorno está lleno de pinos, sabinas, jaras y monte bajo.

Su propietario es Salinera Española, al ser abandonada por el Estado, durante más de 40 años fue habitada por un individuo solitario; a su muerte en 1982 fue desalojada y esta empresa se atribuyo su propiedad.

Se trata de un edificio defensivo de dos plantas construido en el siglo XVI con forma cónica, asentado sobre el terreno irregular. Esta realizada con mampostería de piedra caliza, con sillarejos y unidos con mortero de cal. Su exterior es liso y sin adornos, solamente destacan las cuatro troneras para ventilación.

Una escalera de caracol conduce desde la planta baja a la plataforma, sus peldaños son de una sola pieza.

Antiguamente eran utilizadas como torres vigías para defenderse de los ataques de los piratas. Los encargados de su custodia daban la voz de alarma y mediante campanas la gente se encerraba en las iglesias cercanas.

Desde su mirador hay unas magníficas vistas sobre el paso de es Freus, pequeño estrecho que separa las islas de Ibiza y Formentera.

Puedo de leer hoy en la prensa local como este año de pandemia echan de menos el otro modelo de turismo más especializado en la naturaleza, y en las familias. Desgraciadamente ya llevamos muchos años que no se veían niños, solamente se puede ver un turismo basado en el desparrame.

Cuando volvíamos de la playa, me hizo gracia, dos coches de la Guardia Civil, haciendo controles de drogas y de alcohol cuando otros años antes se hacía a las puertas de las discotecas y a las 4 de la mañana, este año haciendo ese trabajo a las 19,00 horas, pensé… les caducaran los test.

Puedo ver como pararon a un hombre en moto con la cara roja, tenía toda la pinta de haber estado refrescándose todo el día con cervezas. Seguro que este año se lleva una importante receta por beber y conducir pasando un día de playa, algo no habitual en Ibiza.

El día comienzo climatológicamente muy espeso, es un día gris y lleno de nubes, esperamos que con el paso de las horas se vayan abriendo poco a poco. Decidimos ir a pasar el día al final de playa d'em Bossa.

Playa D'em Bossa es la más grande de toda Ibiza, con casi 3 km, ofrece en parcelas diferentes ambientes.

Nosotros vamos hasta el extremo con los límites de Ses Salines, aparcamos en una zona de tierra cerca del hotel Palladium (GPS N 38.875706 W 1.402382), esta zona suele ser la menos concurrida pero a la vez suele tener un agua más batida y a veces menos limpia porque en las cercanías hay varios colectores.

La zona más tranquila es la más cercana a la Torre de la Sal Rosa, donde se encuentran numerosos chiringuitos; la zona más animada es el chiringuito “Bora Bora” en los bajos de los apartamentos Jet (la zona más central); y el ambiente más familiar se localiza en la zona más cerca a la playa de ses Figueretes, ciudad de Ibiza.

Es una playa de fina arena, aguas poco profundas, amplios aparcamientos y bien comunicada por transporte público.

Se encuentra urbanizada por numerosos hoteles y apartamentos para todo tipo de gustos y precios.

Últimamente la afluencia de público ha ido cambiando desde el ambiente familiar de hace unos años a un público más juvenil, en sus inmediaciones se encuentra la discoteca Ushuaia, enfrente se encuentra la discoteca Hí que sustituye a la mítica Space.

Nada más llegar a playa dem Bossa, lo primero que nos recibe fue las miradas del aparca coches del chiringuito de lujo del restaurante Portofino. Como la playa no es suya, el parking tampoco, solamente le queda la mirada porque le quitas la posibilidad de aparcar un coche de un cliente suyo.

Ahora se ha puesto de moda aquí el estar todo el día en la cama balinesa y que te aparquen el coche. Luego exhibirse sus logros con la mujer operada mientras te sirven Moet Chandon.

Nosotros somos fieles a nuestras sombrillas, hamacas y nevera lo pasamos casi igual pero sin despertar envidias.

La playa nos recibe con su mejor cara, estaba preciosa hay una sola hilera de gente con una separación de más de 3 metros, nos hace sentir una seguridad absoluta. El agua está muy batida por las olas pero conserva la transparencia y el color azul claro.

Durante la tarde nos da tiempo visitar la torre defensiva del siglo XVI de Torre des Corregador y comprobar cómo la costa se está llenando de casitas varadero para guardar las barcas, aunque muchas que luego se utilizan como chalets de fin de semana para las fiestas populares y familiares, pero al estar construida sin materiales tradicionales degrada el paisaje de la costa.

Torre Corregador también es conocida con el nombre de sa Sal Rossa. Se encuentra situada en el Municipio de San Josep dentro del Parque Natural de Ses Salines, sobre un promontorio de la playa de D'em Bossa. Se halla situada a una altitud de 19 metros sobre la cota sobre el mar lo que la hace una edificación impotente que se alza majestuoso mirando todos los barcos que cruzan el estrecho imaginario que hay entre Ibiza y Formentera. .

Sus nombres a lo largo de los siglos ha cambiado: del Cargador, del Cargador Viejo, del Cargador Roxo, de la Sal Rossa.

Para acceder hasta la torre se puede ir hasta la playa d'em Bossa antes de llegar al último hotel de la playa girar por un camino de tierra hasta la playa desde allí se ve a la derecha la torre.

Es gemela en su construcción a la torre ses Portes que se encuentra dentro del Parque de Ses Salines.

Se trata de un edificio defensivo de dos plantas construido en el siglo XVI con forma cónica. Obra del ingeniero civil Juan Bautista Calví en 1575.

Esta edificada con mampostería de piedra caliza, mediante sillarejos; unidos con mortero de cal, en la parte superior tiene un adorno formado por un cordón de piedra que rodea todo el perímetro.

La entrada es mediante una puerta de madera reforzada con una viga de madera a modo de cerrojo.

En su interior una escalera recorre los dos pisos y su acceso exterior en mediante una garita. El agua de la lluvia de la cubierta es evacuada mediante tres gárgolas.

El piso bajo tiene dos habitaciones, una de ellas servía de polvorín incorporándose su oportuno respiradero mediante un taladro al exterior, la otra habitación es la cámara principal, dispone de una hogar con chimenea, y una alacena. Una tronera permite la ventilación.

Estas construcciones eran utilizadas como torres vigías para defenderse de los ataques de los piratas. Los encargados de su custodia deban la voz de alarma y mediante campanas la gente se encerraba en la iglesia de San Jordí. También debían de albergar los cargadores de sal que trabajaban en las salinas de sal “roxa”, lo que dio su nombre al edificio.

Desde su mirador hay unas magníificas vistas sobre el cargadero de sa Sal Rossa y sobre la isla del mismo nombre.

Su historia cuenta que en esta torre estuvo escondido el poeta Vicente Alexandre durante la guerra civil español de 1936. La sublevación de la Guerra Civil sorprendió a María Teresa León y Rafael Alberti en Ibiza. La isla quedó bajo el dominio de los sublevados tras las primeras horas de lucha; y ellos, voces y versos de la República, meritorios candidatos a engrosar la lista del terror caliente, se agazaparon en el monte en la zona de Playa d'em Bossa. Pasaron veinte noches al raso, hasta el desembarco de las tropas leales del capitán Bayo el 8 de agosto de 1936.

Al final de la tarde una moto de agua invadió la playa con total impunidad y con la reprimenda de una aguerrida señora, estos iban al chiringuito de lujo a tomar Motet Chandon con algún marisco y que mejor forma de llegar poniendo en peligro a los bañistas y aparcando en la puerta contraria, los ricos tienen esto, cualquier fórmula de llegada es admitida en sus mundos, incluso no pagar impuestos.

Por fin es lunes y ante la falta de turismo internacional, el 75% de los hoteles se mantienen cerrados, vamos a dar una segunda oportunidad a la playa del puerto de san Miguel para ver si va menos gente y pasamos un día de playa un poco más anchos y sin el agobio de que estén encima sin guardar las distancia de seguridad.

Para ir hasta san Miguel debemos de atravesar las obras del desdoblamiento de la carretera que atraviesa can Negrete, siempre tardamos en esos 5 km casi una hora, hoy vemos que los trabajos se han acelerado mucho y que han estado trabajando durante la noche porque han puesto focos, imaginamos que obedece al anuncio de la visita de los reyes a Ibiza para la próxima semana, por si le da por ir a santa Eularia que pueda hacerlo sin estos inconvenientes de una obra que lleva 24 meses y que debería estar hecha en tres meses en cualquier parte del mundo.

Cuando llegamos al puerto de San Miguel dejo en la rotonda los bártulos para pasar el día en la playa y me dispongo a buscar aparcamiento, esto el año pasado hubiera sido misión imposible, pero hoy encuentro una plaza en la avenida de Balanzat (GPS N 39.0767122 W 1.4403834), en un aparcamiento en batería a cinco minutos andando hasta la playa.

Pasar el día en la playa del puerto de San Miguel es muy gratificante porque sigue siendo familiar al estar alejada de los focos de la nueva idea de Ibiza sobre el ocio y parece que poco a poco va impregnando todos los rincones de la isla. Hace más de treinta años que no lo visitaba porque era un sitio difícil de aparcar y más difícil de poner la toalla.

Este año el Covid nos ha dado ventaja y hemos podido disfrutar una de las calas más bonitas de la isla. Sobre la montaña de san Miguel se elevan los mastodontes de hoteles que se han ido edificando durante estos años y ahora están completamente vacíos. En la playa en lugar de ingleses había familias con niños españolas y los extranjeros son los que tienen sus segundas residencias en la isla.

La cala tiene una mezcla de piedras y de arena gorda que cuesta un poco acceder al agua pero está muy limpia y agradable para pasar el día, aunque salir del agua es un poco más dificultoso por las rocas y las conchas que se te clavan.

Al fondo tiene una isla, hace años la compro un magnate y le prohibieron hacer una carretera para unir a la isla de Ibiza pero con el paso del tiempo ya está la carretera hecha y han creado un istmo que une la isla. Como siempre digo el dinero todo lo mueve solamente tienen que tener paciencia y esperar el momento oportuno para saltarse la leyes.

Es la típica cala que tiene fácil acceso por carretera y si vas en autocaravana es mejor llegar al atardecer para poder pasar la noche y al día siguiente poder disfrutar del mar. Desde allí se puede llegar andando a un par de calitas de agua transparentes donde se puede hacer nudismo sin temor a las miradas indiscretas.

El chiringuito más demandado de la playa es Casa Pascual, se encuentra a la izquierda y es el más desenfadado y al estar en primera línea de playa tiene una mirada muy especial, aunque la carta no tiene excentricidades pero puede salvar el hambre de un día de playa, los precios son muy competitivos.

Es un buen lugar para hacer pesca y vela, además de submarinismo. Si vas en autocaravana puedes estar varios días sin problemas, aunque los w.c. y las duchas están cerrados por el Covid.

Hoy se ha levantado el día muy feo, pensamos que vamos a dar una tregua a la playa y nos vamos a ir a comer a la zona de San Carlos.

Salimos en dirección a Santa Eulalia y pasamos otro día por las obras de Can Negreta que nos demora otra hora, aunque vemos que le están metiendo muchos más obreros. Una vez que llegamos a santa Eularia, atravesamos todo el pueblo y cogemos la desviación a san Carlos.

Aparcamos en el parking gratuito en dirección a cala Mastella las coordenadas del lugar corresponden con GPS N 39.034095 W 1.565549. Una señal colocada en la entrada nos advierte que es solamente para turismos con 2 metros máximo de altura y que está prohibido acampar y pernoctar.

La sensación cuando llegas a san Carlos de Peralta es que es uno de los lugares que parece que se ha mantenido al margen del turismo, aunque la verdad es que no ha sido así, pero ha sabido mantener un control sobre el urbanismo mejor que otros puntos de la isla.

En el pasado san Carlos estaba compuesta de cuatro casas y un bar en un cruce de caminos donde los payeses acudían a la misa de los domingos y comprar los víveres para la supervivencia, aquí algunos cambiaban los productos que recolectaban: algarrobos, almendras, conejos, ovejas por arroz, azúcar, vino, aceite.

La llegada de la época hippy en Ibiza muchos de ellos se establecieron en San Carlos en los años 60 y 70, se puso de moda este pueblo y sus alrededores al norte de Ibiza. Compraron muchas casas payesas y se establecieron en las más baratas sin agua ni electricidad, correspondían con las casas menos productivas.

Era costumbre que la comunidad hippy se reuniera entorno al Bar Anita como hacían antes los payeses, porque era el único sitio que tenía un teléfono público de todo el pueblo. Todavía se puede visitar la cabina original del bar y utilizarla porque todavía funciona.

El Bar Anita o Ca n'Anneta también ofrecía como oficina de correos porque tenía una pared entera con los buzones de madera porque incluso hoy en día se ofrece como apartado de correos para todas las casas desperdigadas por la zona. Así que muchos vecinos siguen recogiendo su correo en el Bar Anita y aprovechan a charlar con sus amistades mientras se toman un chupito.

Hablaba de que San Carlos es un auténtico cruce de caminos desde donde parten varias carreteras con destino a diversas playas impresionantes de la costa de la isla, como Cala Leña, Cala Nova, Aguas Blancas y Cala San Vicente, pero que antes de los años 50 era el cruce de numerosos caminos que conducían a muchas casas payesas de todo el este de Ibiza

Pero el hipercentro de san Carlos era su extraordinaria iglesia donde los días de misas acudían todos los fieles los domingos por la mañana para asistir a los oficios y departir con los vecinos en su porxo.

La iglesia fue mandada edificar en 1785 por el obispo Manuel Abad de la Sierra, al ser de nueva construcción carece de valor defensivo que imperaba en toda la isla. En este caso la espadaña de la campana no se encuentra situada en el centro de la iglesia, aquí se coloca en el lado izquierdo perdiendo esa equilibrio natural.

El edificio tiene una forma rectangular con unas medidas de: 20,5 x 7,20 m x 9 m, Construida con piedras de arenisca y mortero de cal, revestida de revoco de cal blanca.

De su interior destacan los porches de la entrada por su elegancia, son del tipo porticado, de tres arcos de medio punto, el techo fue realizado con sabinas. El interior de la iglesia es de nave única, dividida en cinco tramos, con capillas laterales y una capilla más profunda llamada “Honda”.

Se cerramos un poco los ojos podemos imaginar cómo era san Carlos de Peralta en los años 50 del siglo XX, cuando las mujeres vestían de negro como el luto riguroso ante el fallecimiento de un familiar y que se incorpora al traje tradicional porque las mujeres ibicencas mayores a partir de una edad adoptaban el vestido de luto perpetuo era habitual ver a las mujeres de cierta edad siempre vestida de negro. Hace muchos años que ya no he vuelto a ver una mujer vestida de riguroso luto.

A lo largo de la historia la isla de Ibiza ha sufrido significativas oleadas de colonizadores que marcaron su forma de vida. Después de las oleadas históricas llegaron los primeros viajeros del siglo XIX y principios del XX, a la llegada de los hippies y, finalmente, al actual turismo de masas.

La primera oleada de turistas se produce en el siglo XIX aparecen por Ibiza los primeros y escasos viajeros que llegan tocando la costa casi por casualidad y otros descubriendo un aspecto romántico que había en la sociedad de finales del siglo XIX, les siguen, a principios del siglo pasado, otros visitantes asimismo esporádicos o circunstanciales como artistas atraídos por la luz del mediterráneo. Todos ellos han oído hablar de un lugar ignorado y perdido en el tiempo, en el que, por muy poco dinero, se puede gozar de una climatología bonancible y encontrar refugio, paz y anonimato. Todos ellos buscan algo o huyen de algo y en la isla persiguen su particular utopía.

Hasta mediados de los años cincuenta son sólo exploradores de nuevas tierras o de sí mismos, una guisa de nómadas del espíritu que, todo a un tiempo, recorren su propia geografía y la geografía de la isla, en la que pasan desapercibidos. Las gentes de la isla viven y dejan vivir, están acostumbradas a la visita de forasteros que, por lo general, vienen y se van. Son muy pocos los que echan raíces, posiblemente por un problema de aclimatación a un lugar en el que se experimenta un radical cambio de escala que exige del viajero cierto desnudamiento, cierta transformación. Diríamos que el forastero tiene que acostumbrarse a ver lo que antes y fuera de la isla no veía. En ella cambia la medida del tiempo y también debido a que son otras las distancias. El tiempo se hace eterno porque moverse por la isla es dificultoso porque la gente se mueve en carro, a pie o en bicicleta. Y esta pequeña isla era inabarcable para un viajero sin tiempo.

Aquellos viajeros que llegaban a Ibiza de esos dos grupos de la primera y segunda ola no eran todavía turistas. Se les veía como personajes respetuosos y discretos que iban a lo suyo y que en nada interferían en aquel pequeño lugar ensimismado y anclado en su viejo mundo que les fascinaba. Los pintores, escritores y sobre todo los intelectuales, se hicieron eco de su importante descubrimiento con un sorprendente efecto de llamada que pocos años después nos trajo a los hippies.

El hecho fue que a la utopía clásica de los primeros viajeros se sumó esta nueva utopía de cientos de jóvenes fugitivos que venían de las revueltas estudiantiles europeas y de las protestas contraculturales americanas. Cansados de una forma de vida y de una forma de ver el mundo que por trasnochado les aburría, buscaban otro tipo de vida. Pero aquel fenómeno lo que hizo es dar mayor publicidad a la isla y un efecto de llamada sobre la especulación urbanística al amparo de la experiencia hippy que pronto degeneró en una escenificación masiva y falseada. Los flowers children fueron inmediatamente absorbidos por aquellas tropas de ávidos y carnavalescos oficinistas que, nada más llegar en el barco–correo, se disfrazaban con túnicas blancas, calzaban alpargatas y en el primer colmado compraban aquel cesto de largos brazales que, colgado al hombro con displicencia y en el que asomaban unas flores silvestres y un libro de Sartre, les identificaba.

El turismo masivo llegó inmediatamente después, en los sesenta, y todo se puso del revés. La isla entró en un inconsciente proceso de venta ambulante donde los payeses de la costa se convertían en ricos burgueses, quien tenía una tierra que antes era improductiva, se pasaba a escalar la tabla social, primero de forma imperceptible y luego de forma acelerada. Y cuando la isla quiso pensarlo y parar la locura, ya nada era igual.

Esta tercera ola de conquistadores es considerada como simétrica porque cada pocos años se producía una similar con los mismos argumentos y que ha borrado del mapa los tres mil años de historia. Y solamente los que tenemos memoria podemos reconocer que Ibiza ha cambiado.

Los cambios parecen ser cíclicos porque si nos trasladamos en el tiempo cuando llegaron los payeses procedentes de Cataluña borraron toda evidencia de que antes había otra cultura y de esta forma los 300 años del mundo musulmán desaparecieron sin dejar ninguna huella en la isla. Basta decir que ni siquiera los nombres de las personas, de los lugares han llegado hasta nuestros días, todo fue borrado y aniquilado.

Más o menos como ha sucedido con esta última ola de puertas abiertas que se ha convertido la Ibiza que vivimos actualmente y que parece no tener principio y menos fin. Solamente citar que en la actualidad (2019) Ibiza ha recibido tres millones de turistas que gastaron 3.500 millones de euros y se contabilizo 2000 turistas por cada 100 habitantes.

Es la hora de comer y muchos restaurantes están cerrados elegimos Es Baret de Peralta, nos ofrece un menú por 12 euros con varios entrantes y varios segundos a elegir. Sin ser muy pretenciosos comimos bien y sobretodo teníamos la seguridad de la separación porque estábamos casi solos.

Hoy vamos a pasar el día en Santa Eulalia, es una de las poblaciones que más nos gustaba en el pasado por su tranquilidad porque era las antípodas de la ajetreada Ibiza.

Para llegar a santa Eulalia tenemos que volver a sufrir el atasco diario que padecemos al atravesar el desdoblamiento de Can Negrete, aunque poco a poco vemos como se lo toman más en serio los trabajos ante la proximidad de la llegada del rey de España.

La historia de Santa Eulalia es muy anterior pero su desarrollo se produce con la llegada de los payeses procedente de Cataluña. Los nobles capitaneaban el ejército que el año 1235 integró a las Pitiusas en el seno de la corona de Aragón de Jaime I. Arrebatándoselas a los musulmanes que las habitaban desde los albores del siglo X, repartieron las tierras adquiridas entre los soldados y las familias catalanas que habían acudido seducidas por la posibilidad de encontrar mejores condiciones que en sus lugares de origen (Tarragona, Barcelona, Ampurdán...). Gracias a estas distribuciones sabemos que, en época islámica, la isla se dividía en circunscripciones; la que estaba situada más a levante recibía el nombre de Xarc -levante, en árabe.

Desde principios del siglo XIV, este topónimo árabe cedió su lugar a otros: Quartó del Rei, porque era el monarca quien tenía la jurisdicción y recibía los beneficios de los impuestos que pagaban sus pobladores, o de Santa Eulària, porque se había construido una capilla bajo la advocación de esta santa. Ambos designaban la porción de tierra que se situaba entre el Port de Benirràs al norte y el de Cala Llonga al sur. La importancia de esta circunscripción radicaba, más que en su gran extensión geográfica, en el hecho de tener una corriente continua de agua que permitía el funcionamiento de molinos harineros en una época en la que el pan era alimento básico para casi todo el mundo. El río y los molinos fueron la semilla del futuro pueblo de Santa Eulària y toda la isla acudía a ellos para moler. A su alrededor, sobre una colina que los dominaba, se edificó una iglesia fortificada para defenderse de los ataques que los corsarios del Magreb, y más tarde los turcos, dirigían contra las costas cristianas. Este primer templo fue destruido en uno de estos ataques, a principios del siglo XVI. Poco después, a mediados del mismo siglo, se construyó lo que hoy conocemos como iglesia del Puig de Missa.

Poco había cambiado su entorno desde los siglos anteriores. La gente seguía viviendo dispersa aquí y allá por el campo y no existía el pueblo. Los molinos seguían siendo imprescindibles para la isla. Recuas de animales de tiro iban y venían y fue necesario construir un buen puente, el Pont Vell, sobre el río. La zona de los molinos era un centro neurálgico que, como las salinas, solía ser el blanco de violentos ataques que se llevaban personas y mercancías, a pesar de la presencia de la elevada iglesia donde corrían a refugiarse molineros, trajineros y payeses al oír el toque de rebato de caracolas y campanas.

A partir de la segunda mitad del siglo XVII, los peligros del mar disminuyeron y volvieron a ser los ibicencos quienes sitiaban las costas norteafricanas. La iglesia de Santa Eulària creció en los siglos XVII y XVIII: le adosaron capillas de estilo barroco, de acuerdo con la corriente artística del momento, y los magníficos porxos, donde los fieles se refugiaban antes de entrar o al salir de misa los domingos. Era un lugar importante para la vida social de una población que se reunía de tarde en tarde. En ellos se hacían las lecturas de los bandos oficiales, los parlamentos, circulaban las noticias, pero también tenían un lugar las miradas, las elecciones amorosas, los susurros de las mujeres y las risas contenidas... Los nuevos ámbitos añadidos consiguieron disimular un poco aquella apariencia tan guerrera de la fisonomía del templo dedicado a la santa.

Los siglos XVII y XVIII fueron malos para Ibiza. Desde el siglo XVI el Mediterráneo ya no era el centro ya que América lo había desplazado en los mapas y apartado de muchos intereses mercantiles que antes le daban vida. Finalmente, con la Ilustración, llegó la hora de un nuevo impulso. La Ilustración había formado intelectuales con ansias de reforma. La concesión del título de ciudad a la antes villa d"Eivissa permitió la elección del Obispado ibicenco en 1782. La capilla de Santa Eulària, que antes había sido ascendida a vicaría, alcanzaba ahora la categoría de parroquia. Uno de los primeros obispos, Eustaquio de Azara, intentó acabar con el predominio de la población dispersa en Ibiza siguiendo la mentalidad ilustrada, que fomentaba la formación de pueblos. Adquirió terrenos alrededor de la iglesia y pagó la edificación de casas donde, bien pronto, se instalaron las primeras familias. Era el primer núcleo urbano de Santa Eulària.

Mientras tanto, los nuevos reyes, surgidos del cambio de dinastía en la corona de España –de los Austrias a los Borbones mediante una guerra en la que Ibiza, Cataluña, Valencia y Mallorca lucharon por el bando derrotado–, habían transformado en municipio, previa modificación de sus límites, los antiguos cuartones. A la todavía casi inexistente villa de Santa Eulària, le tocó ser capital del municipio, que llevaría su nombre. Antes sólo tenía un representante, un batle quartoner en el Consell de la Universitat, órgano rector de toda Ibiza y Formentera que, como consecuencia de las reformas administrativas, desaparecería entonces. De todas maneras, la división municipal no alcanzará su forma definitiva hasta 1833.

El éxito del obispo Azara fue parcial ya que la ubicación a la sombra de la iglesia del Puig de Missa de las nuevas casas contaba con graves inconvenientes de espacio y servicios. Pero a principios del siglo XIX se trazó el definitivo pueblo de Santa Eulària, en el llano situado en la parte de levante de la colina de la iglesia. Se trazaron dos vías principales, la actual calle Sant Jaume y el paseo S"Alamera, que presidía, y lo sigue haciendo, un magnífico edificio público destinado a cuartel de la Guardia Civil y a ayuntamiento (en la actualidad todo el edificio es la sede del Ayuntamiento de Santa Eulària des Riu). Con estos ejes como base se trazaron a cordel el resto de las calles. Esta red urbana y algunas de las casas de entonces todavía se conservan hoy. Por fin, se había formado un verdadero pueblo. Tenía agua corriente, el río y las acequias se encargaban de ello. Después llegarían más mejoras, la semilla del siglo XVIII iba dando paso a un árbol: el puente nuevo, el primer coche, la electricidad... también la guerra..., pero al fin el turismo y, con él, el despegue económico, los servicios y la prosperidad.

A la llegada a Santa Eulalia vamos directamente aparcar al parking del puerto, es de pago GPS N 38.9847233 W 1.5371162. Decidimos hacerlo en este sitio porque las calles cercanas son todas de pago con estacionamiento regulado.

La playa de Santa Eulària está compuesta por tres arenales unidos por un Paseo Marítimo amplio y bien cuidado. El primero, propiamente llamado playa de Santa Eulària, se sitúa a continuación del puerto deportivo y en el final del pasaje de la Alameda. Más adelante, se encuentra la playa des Riu de Santa Eulària, se halla en la misma desembocadura. Aquí los sedimentos del río han creado un entrante de arena en el mar, que amplía la anchura regular de este tramo de costa. Si seguimos adelante, después de atravesar la desembocadura del río por una pasarela peatonal, se alcanza un tercer arenal más pequeño: Es Caló de S'Alga, rodeado de hoteles.

Hoy vamos a volver a pasar el día en la playa de Es Canar, la última vez que estuvimos nos sentimos muy a gusto y tuvimos una sensación de seguridad total por las distancias entre el público que podría ser de muchos metros.

Como todos los días tenemos que sufrir el atasco diario, esperamos que pronto, o por lo menos al año que viene esto esté terminado y esto sea una pesadilla. Me sorprende la actitud del público y más la actitud de la prensa que no se ocupa en criticar una obra que parece nunca acabar.

El parking que utilizamos es de tierra y se encuentra en la misma playa de Es Canar, en la calle Pous d'Abeurada vemos ocho o diez autocaravanas y campers, es un buen sitio este año para pasar la noche y puede servir como punto de lanzamiento para visitar la isla.

Una de las dificultades de Ibiza es que no hay ningún área de autocaravanas, ni tampoco un área de servicios, esto constituye un verdadero problema y que las autoridades de la isla no quieren atacar. Dejando a los usuarios de las autocaravanas que visitan la isla dentro de la más absoluta de las escenas negativas. La solución es siempre buscarse la vida dentro del más absoluto respeto a las normas.

Antes había w.c en todas las playas, este año están cerrados por la pandemia donde se podía vaciar las aguas negras para su tratamiento. También puedes vaciar en los campings y si es posible puedes intentar vaciar negras en gasolineras, pidiendo permiso, puedes vaciar grises en estaciones de lavado de coches.

Esta es una operación que lleva a tratarse una cuestión de oficio, simplemente hay que ser respetuoso y no cometer ninguna torpeza con el medio ambiente.

Quizás unas de la pocas alternativas de las autocaravanas se encuentra en el camping de Es Canar, por cinco euros puedes vaciar y por otros cinco euros puedes llenar, ahora, hay que hacerlo dentro del horario de 9,00 a 12,00. Imagino que por eso se concentran muchas autocaravanas en el entorno de Es Canar.

Las alternativas de llenado de agua potable para las autocaravanas son muchos de los pozos que se levantan a lo largo de la geografía de Ibiza, uno de los mejores ejemplos es el Pozo can Guasch, se encuentra en la carretera que va desde santa Eulalia a Ibiza en la posición GPS N 38.982349 W 1.484373, el precio es de 1 euro por 30 litros de agua, puedes llenar el tanque de agua potable por 3 euros, es autoservicio en horario: de 7 de la mañana a las 19,00 horas.

Nos centramos en el puerto de pesca de Es Canar, tiene una docena de barcas de pesca que van directamente a la zona de Illa des Canar, pertenece a la Reserva Marina de la costa noreste de Ibiza-Tagomago. Es una zona protegida sólo pueden pescar las embarcaciones adscritas a las cofradías de pescadores de Eivissa y de Sant Antoni de Portmany y, las que adscritas a otra cofradía, puedan demostrar la habitualidad en la pesca en la zona de la reserva marina, además tienen que estar incluidas dentro de un censo, que se revisa cada dos años.

La propiedad de los islotes en Ibiza es en todos los casos de titularidad privada, si bien solamente en Tagomago puede hablarse de una propiedad privada efectiva, ya que el resto de islotes carecen de uso privado, y ya que, por su pequeño tamaño, están afectados prácticamente en su totalidad por el deslinde del dominio público marítimo terrestre y sus servidumbres.

Hoy hemos pensado en quitarnos la espinita que tenemos clavada para pasar el día en Cala Nova, las veces que lo hemos intentado no hemos encontrado una separación entre la gente para sentirnos seguros.

Salimos en dirección a Santa Eulalia y nos volvemos a topar con el enésimo atasco del desdoblamiento de la carretera, aunque poco a poco vemos como los trabajos se agilizan y tardamos un poco menos en cruzar esos 6 kilómetros negros.

Atravesamos santa Eulalia por el centro porque hemos sido testigos que se tarda mucho menos que hacerlo por la carretera de circunvalación

Llegamos a cala Nova y aparcamos al lado del camping de Es Canar las coordenadas GPS N 39.007008 W 1.578769. Nos bajamos y vemos que está muy abarrotada de gente y no nos ofrece mucha confianza. No comprendemos como esta tan llena si todo su entorno de hoteles están cerrados, imaginamos que todo el mundo se quiere concentrar en el centro de la playa.

Decidimos continuar y bordear todo el camping y la urbanización de Vila Nova para llegar hasta el otro extremo de la playa Cala Nova para dejar el vehículo cerca del chiringuito Can Colomaret, es la parte más cercana a cala Lenya.

Nos cuesta trabajo encontrar el camino, aunque en algunos sitios, en las rocas, hay algunas pintadas que indica Plage, hasta que encontramos el camino directo que nos lleva a este otro lugar mucho más discreto y menos conocido. Dejamos el coche en un claro de pinos que vemos (GPS N 39.0108928 W1.582766) y vamos andando hasta la playa.

Nos llevamos una sorpresa porque aunque no estamos solos pero hay mucha menos presión para pasar un día de playa, esta zona de cala Nova se comunica con la playa principal pero está mucho menos concurrida y la playa tiene pocos metros de anchura.

Cala Nova es una playa que se encuentra en el municipio de Santa Eulalia, uno de los más turísticos y visitados. La capital del municipio, Santa Eulalia del Río, se encuentra a unos siete kilómetros de distancia. La población más próxima a esta playa es Es Canar, un centro turístico que dispone de una pequeña playa junto a la que se han levantado hoteles, restaurantes y diversas ofertas de ocio. Es normal que los visitantes que van buscando un poco de intimidad

Es una playa de arena un tanto más gruesa que en otras partes de la isla y de color claro, cuyas aguas son muy apreciadas por su poder refrescante y su transparencia. Su fondo marino se compone principalmente de arena, aunque tiene ciertas zonas rocosas.

Cala Nova se divide en dos tramos de costa rocosos y escalados. La playa, por su parte, tiene una longitud de casi trescientos metros de largo y unos veinte de ancho. No es una playa que podría definirse como profunda, ya que en algunas zonas mar adentro, a unos treinta y tantos metros todavía podemos tener pie. Es una playa tranquila, aunque conviene controlar las corrientes de esta zona porque cuando hay temporal suele tener bandera roja,

La zona de playa del extremo norte de cala Nova tiene menos de 10 metros y una parte pertenece a un entrante de una riera, una parte muy importante está ocupada por las hamacas y las sillas de los chiringuitos.

Si queremos hacer una pequeña ruta desde la playa podemos costear en dirección norte hacia cala Lenya y lo haremos en un camino que discurre entre pinos y sabinas hasta llegar a Punta des Fonoll Mari

Vemos como algunas personas practican el nudismo entre las rocas de Cala Nova como apestados y huyendo de las miradas, esto hace unos años era algo imposible pues no había tanta distancia entre los que se metían desnudos al mar o vestidos, en cualquier lado podías ver un pene colgando sin ningún rubor, ahora, es prácticamente imposible.

Un error muy común entre los turistas españoles y más en los extranjeros es pensar que en nuestro país sólo se puede practicar nudismo en determinados enclaves. En España no está prohibido el nudismo en las playas españolas, por lo que no existen playas exclusivamente nudistas o textiles. Lo que sí existen son playas con tradición nudista o donde la gente acude vestida, y ése es el criterio utilizado por el Ministerio de Medio Ambiente para calificar a una playa como nudista.

Ahora bien, conviene saber que los ayuntamientos sí tienen la potestad de regular el uso de las playas y, por tanto, de prohibir esta práctica o autorizarla sólo en zonas determinadas. En Ibiza ninguna playa tiene limitaciones al respecto, aunque los aficionados al naturismo prefieren acudir a aquellas calas y playas donde se plantea sin problemas de las miradas.

Hoy es domingo y esto no condiciona para elegir que playa debemos elegir para pasar un día de fiesta porque este año al no haber turismo la gente local que está en lo ERE aprovecha ese día para visitar las playas.

Salimos en dirección a santa Eulalia, hoy atravesar Can Negreta es mucho más fácil y las retenciones son solamente de velocidad y podemos hacerlo sin necesidad de muchas paradas.

Hemos vuelto a elegir la playa de Es Canar porque sabemos que tendremos una separación que nos hace estar mucho más seguros. Además, conocemos a la gente de la isla no es una de sus preferidas porque es considerada como una playa para turistas.

Como siempre aparcamos en la zona habilitada por el ayuntamiento para la playa, es de tierra y tiene una barrera de altura que impide la entrada a las autocaravanas. Las coordenadas GPS del lugar corresponden: N 39.002503 W 1.578682.

Es Canar se hizo famosa porque el movimiento hippies tomo la zona para comerciar. Eran personas que declararon una ideología que se concentró en paz, amor y libertad personal. Rechazaron valores de la clase media, se opuso a las armas nucleares y la guerra de Vietnam. Se interesaron en la filosofía oriental y procuraron encontrar el nuevo sentido en la vida. Creían que la cultura dominante era corrupta y defectuosa. Se buscó para sustituirla por una sociedad utópica y crearon comunidades o comunas.

El movimiento llegó a España con retraso debido a la situación política del país. No obstante, el hippismo a la americana no se entendió muy bien allí, ya que no conllevaba la acción política. Se dice que era más bien una simple moda. A los jóvenes españoles les encantaba el movimiento, pero muy poco eran verdaderamente hippies. Esta nueva forma de pensar y vivir se caracterizaba por ser originarios de las grandes metrópolis occidentales, con una edad comprendida entre los veinte y los treinta años

La isla tenía una reputación de ser un lugar donde reinaba la libertad de pensamiento y expresión. Ibiza y Formentera se convirtieron en los centros del movimiento hippie en Europa en los años 70. Los “peluts”, como la gente local llamaba a los nuevos habitantes de la isla, crearon la mayoría de las comunas alrededor del pueblo San Carlos de Peralta. Llegaron a Punta Arabi para vender sus productos de artesanía en los mercados ambulantes.

Los hippies idealizaron el mundo rural y la sociedad tradicional. Ibiza y su sociedad eran la materialización de su ideal de vida: un mundo unificado y familiar, tan abierto como inmóvil, en contraste con el anonimato y la agitación de las grandes metrópolis. Los hippies tomaron como modelo la forma de vida: cosían sus ropas, alimentación casi vegetariana, etc. La existencia campesina estaba moderada por la austeridad pero los hippies privilegiaban el hedonismo y el goce del presente: los vestidos eran complementados con adornos caprichosos; los bancos rústicos cubiertos con tapices, telas y almohadones; celebraban fiestas y gastaban en caprichos; etc. contradiciendo la forma de vida que pretendían reivindicar.

La artesanía, representada por los trabajos en cuero, madera o tela, la joyería, etc., se hizo famosa con el movimiento hippie. Los extranjeros instalados en la isla durante la época hippie tenían una gran afición a la artesanía como ocupación ya que satisfacía sus necesidades creativas a la vez que les concedía una fuente de supervivencia que no necesitaba casi ningún conocimiento previo para su realización.

Los hippies influyeron mucho la vida en la isla: trajeron nuevas costumbres y tenían un gran impacto en el turismo como todo el mundo estaba interesado quienes eran y cómo vivían, esta isla fue el refugio de los hippies que buscaban serenidad y un entorno idílico para vivir su sueño de sentir la libertad en su plenitud. De alguna forma contribuyeron a dar fama a una isla que pronto les dio la espalda porque se apodero el desarrollo urbanístico que deteriora todo lo que toca.

En la actualidad la playa de Es Canar es una maravilla pero solamente hay que asomarse a fotografías de los años 50 para echar de menos lo que se ha perdido de esta maravillosa playa. Era una de las playas más bonitas de la isla de arenas blancas con dunas y rodeada de pinos que llegaban hasta el mismo borde del mar que solamente tenía un pequeño puerto refugio para pescadores de artes locales.

Hoy no madrugamos mucho y decidimos pasar el día y probar suerte en la playa den Bossa. La última vez que fuimos quedamos encantados por la distancia de seguridad frente al Covid.

Nosotros tenemos dos sitios favoritos en playa den Bossa, uno se encuentra frente a lo que ahora es Nassau Beach Club, antes era uno de los restaurante favoritos y nos gustaba mucho la paella, ahora ese tipo de comidas se han desterrado de su carta de menús, pero lo más complicado es que el parking asfaltado que podías utilizar para ir a la playa, ahora es utilizado exclusivamente por el aparca coches del restaurante que saca y mete a su antojo (GPS N 38.879299 W 1.403246). Este sitio es mucho más limpio que en el extremo pero cada vez hay menos espacio para poner la toalla.

Últimamente nos decantamos por la zona del hotel Palladium que tiene mucha menos presión, las hamacas pertenecen al hotel y es atendida por un trabajador que ofrece grandes toallas a los usuarios del hotel, dejando mucho espacio para que la gente pueda disfrutar de un día de playa.

El parking que utilizamos en playa den Bossa (Ibiza), se halla el restaurante Portofino, es de tierra y si llegas pronto no tienes que encontrar dificultad para aparcar, es gratuito. Las coordenadas GPS del lugar corresponden con N 38.875782 W 1.402489.

Cuando llegamos a la playa nos encontramos algo insólito porque vemos un agua totalmente transparente, un color del mar muy parecido a Formentera, parece enteramente que estamos en el Caribe, hace años que no recordamos esta playa como se presenta hoy. La separación de la gente es digna de mención porque podemos tener 10 metros entre cada grupo de familias, incluso podemos ver algunos bañistas totalmente desnudos. Sinceramente es como volver al pasado. Imagina que tienes una máquina del tiempo con la que puedes viajar al pasado y decides regresar a Playa dem Bossa 40 años antes, pues seguramente te encontrarías una playa como la que hoy podemos disfrutar.

Aunque si eso estuviera un tus manos estoy seguro que pondrías el reloj del tiempo a finales de 2019 y evitar que se desatara la pandemia de coronavirus y además dejar de vivir todo lo que estás viviendo.

Sobre las 16,00 horas vemos pasar dos helicópteros negros que sobrevuelan Playa den Bossa, nos imaginamos que llevan a los Reyes de España, Felipe VI y Letizia Ortiz, han llegado este lunes por la tarde a Ibiza en el marco de sus vacaciones en Baleares. Los Reyes han comenzado su visita a Ibiza pasadas las 17.00 horas en el Museo Monográfico y Necrópolis de Puig des Molins.

Como imaginaba después de la visita al museo quería conocer otra parte de Ibiza y en esta ocasión le han llevado hasta San Antonio, nunca pensé que le podrían llevar hasta Santa Eulalia porque les hubiera sido complicado llegar a tiempo por las obras de desdoblamiento en Can Negreta, pese a que estaban los últimos días trabajando día y noche pero habrán preferido enseñarles otro extremo de la isla con menos riesgos.

Felipe VI y Letizia han llegado a las 18.11 horas al municipio de Sant Antoni, empezando su visita por el paseo marítimo donde han sido recibidos por un centenar de vecinos, pasaron ante el monumento homenaje al descubrimiento de América y los puestos de artículos de artesanía en el Paseo de las Fuentes; visitaron la Iglesia de San Antonio y saludaron a su párroco, Francesc Xavier Torres, y ante la iglesia hubo una actuación de folclore local. Continuaron su recorrido a pie por las Calles Ancha y del Progreso y en el Paseo de la Mar.

Pensando lo mucho que ha cambiado esta parte de la isla, no hace muchos años nada de esto existía y esta zona era uno de los paraísos vírgenes de la Ibiza. Muy cerca de playa den Bossa se encuentra el aeropuerto, no pensemos que lleva muchos años hecho en los años 60 había una rudimentaria pista de aterrizaje.

Hay un hecho histórico de la especulación urbanística porque muy cerca se empezó a levantarse un edificio de 10 plantas con habitaciones para 600 personas era el futuro Hotel Insula Augusta de Playa d'en Bossa y justo estaba en la cabecera de la pista de aterrizaje.

Eran los años 70 cuando España apuesta por el desarrollo turístico de la mano de Palma de Mallorca que coloca la marca España en todo el centro de los destinos vacacionales de los emergentes trabajadores europeos. Este flujo de personas se amplía hacia la vecina Ibiza que describe un paraíso del paisaje con unas costumbres muy arraigadas y con una tolerancia hacia los nuevos turistas de una libertad que en sus países anhelaban.

El propietario de semejante aberración urbanística era Juan Abel Matutes, ahora propietario del hotel Palladium y el restaurante Portofino, por entonces era el Alcalde de la ciudad de Ibiza.

El aeropuerto se había levantado en el año de 1958 sobre suelos aluviales que conforman el terreno eran extraordinariamente fértiles y se encontraban algunas de las mejores haciendas agrícolas de la isla, con agua a muy poca profundidad, como lo demuestran los restos de algunas norias y algunos molinos. La propiedad correspondía mayoritariamente a personas de la ciudad de Ibiza. La construcción y posteriores ampliaciones del aeropuerto supusieron el fin de las mejores explotaciones agrícolas.

El Ministerio del Aire publica en noviembre de 1968 las servidumbres aeronáuticas del aeropuerto de Ibiza, las que convierten en ilegal la edificación del nuevo edificio; a pesar de ello, el hotel continúa levantándose. En mayo de 1970 se efectúan las pruebas de vuelo del ILS y se comprueba que los aviones deben ensartar el hotel para realizar la maniobra de aterrizaje y sobrevolar unos pocos metros por encima del hotel.

Es algo imposible entender cómo se estaba levantando la ampliación un aeropuerto y a la vez un edificio de semejantes características justo en la cabecera del aeropuerto, los aviones para poder descender tenían que pasar unos metros por encima de la cubierta del hotel, dejando un pequeño margen de maniobra a las aerolíneas para rectificar los aterrizajes.

La medida salomónica que el aeropuerto tuvo que tomar es cerrar las pistas por la noche para evitar que se estrellasen contra ese muro de hormigón, además, se consideraba que había una serio riesgo de quedar interrumpidas las trasmisiones radioeléctricas. Durante más de un mes el tráfico nocturno fue cerrado.

Un movimiento encabezado por los sindicatos británicos de pilotos, que proponen boicotear el aeropuerto de Ibiza debido a su inseguridad, hace que el gobierno del Estado, con la decidida intervención del ministro del Aire -Julio Salvador Díez y Benjumea que se desplazó a Ibiza expresamente-, se llegue a la determinación de demoler la edificación, indemnizando previamente la propiedad.

Aquello tenía los días contados, entre los dirigentes del régimen no podían obviarlo porque este hecho trasciende a nivel internacional y condiciona el desarrollo turístico de toda una isla. Y sale a la prensa internacional porque los pilotos de las aerolíneas internacionales se niegan aterrizar en el aeropuerto de Ibiza. Este hecho hace que tenga que intervenir el Ministerio del Aire para decretar la voladura de todo el edificio y encarga al Gobernador Civil José Mieza Marín-Conde que vuele con dinamita todo el complejo turístico. El día 12 de febrero de 1971 el cemento salto por los aires y en pocos minutos el aeropuerto quedo liberado para poder operar como cualquier otro del mundo.

Las consecuencias de semejante choque de trenes entre un régimen de la dictadura y con uno de sus principales miembros que era a la vez alcalde de Ibiza, se rompió, como siempre, por el lado más débil. Nada más ver como el hotel era volado Juan Abel Matutes presento la dimisión como alcalde de Ibiza y el Gobernador Civil tuvo nombrar con carácter de urgencia alcalde a Enrique Ramón Fajarnés

Digo que siempre el hilo se rompe por el extremo más fino porque la propuesta de los dueños del hotel era para poner nota: “ante la gravedad de la situación, que puede llevar a un colapso de las más vitales actividades económicas ibicencas, y confirmada ya oficialmente la noticia del uso restringido de nuestro Aeropuerto, en la mañana de ayer celebró nueva reunión el Comité Ejecutivo del Fomento del Turismo, reunión a la que también asistió don Abel Matutes Juan, quien informó a los reunidos de las propuestas que, en nombre de Hoteles Ibicencos S. A., presentará a la Subsecretaría de Aviación Civil hoy, en Madrid, adonde se desplazó ayer mismo, propuesta que fundamentalmente consiste en sugerir la construcción de una nueva pista de aterrizaje cuyo eje no coincida con el edificio en construcción, para lo cual ‘Hoteles Ibicencos S. A.' aportaría treinta millones de pesetas”. Era más importante el interés individual que los intereses colectivos de todo un país.

La noche la tenemos ocupada porque habíamos reservado mesa para cenar en el Hard Rock Café Ibiza (GPS N 38.9094996 W1.4345843), con la salvedad que queremos mesa en la calle, no aceptamos cenar en ningún restaurante en su interior.

Todavía éramos nosotros los que implicábamos los riesgos de estar en los interiores, no estaba en la sociedad el riesgo de trasmisión del Covid de aerosoles, sin embargo, el riesgo de estos aerosoles no se incorporó a la orientación formal de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para las naciones. En cambio, sugirió que el coronavirus se transmitía principalmente al toser o estornudar gotas grandes en la cara de alguien, en lugar de ser una amenaza a largo plazo que puede flotar en el aire.

La carta del menú de los Hard Rock Café es conocido en todo el mundo pero desgraciadamente no sé qué se diferencia hay pero las hamburguesas del restaurante de Ibiza no son iguales a las que te sirven en Madrid, aunque se llamen de la misma forma. Desgraciadamente nos traen una hamburguesa seca y que tiene toda a apariencia y ser descongelada de malas formas. La atención y el servicio tampoco son muy correctos y decidimos que este restaurante situado en Vara del Rey será la última vez que lo vamos a visitar.

El resto de la noche es para tomar el pulso del ambiente de la Ibiza profunda en un día de Covid, vamos a pasear para ver en qué medida este verano se cumplen las normas que ha dictado la Comunidad de Baleares.

Vamos andando hasta las murallas renacentistas de Ibiza poseen cinco entradas, pero la principal y más espectacular es la que ocupa el antiguo puente levadizo del Portal de ses Taules (GPS N 38.9086049 W 1.4359966), frente al barrio de La Marina. Al final de la rampa de ascenso aguardan dos estatuas romanas, una a cada lado, réplica de dos originales de mármol que se custodian en el Museo Arqueológico de Dalt Vila. Y en lo alto, el escudo de la Corona. Las palabras que lo acompañan, latinas, dicen: “Siendo Rey Felipe, católico e invictísimo de las Españas y las Indias orientales y occidentales, fueron construidas las murallas en beneficio de esta isla. SCMR gobernador y capitán general, noble D. Fernando Sanoguera. Año 1.585”.

El portal se construyó con piedra marès, utilizada generalmente para aquellos elementos arquitectónicos ornamentales o que cumplían una función estética. En este caso, el marès se trajo de Mallorca por tener una mejor calidad, siendo así un material que ennoblecía la obra.

Seguimos andando por detrás de la calle del Rincón de la Muralla donde hace años se encontraban los locales más sórdidos de la noche ibicenca y llegamos a un bar con terraza, es un clásico de la noche, Monalisa. Es un lugar de ambiente gay pero está abierto a todo tipo de público. Se encuentra ubicado en la espalda de la muralla del Castillo de Ibiza, un lugar mágico para las noches calurosas.

En el ambiente se indica que es uno de los bares gay más populares con una animada terraza a los pies de las murallas del castillo. Los camareros parecen recién sacados de una sesión de fotos – todos son muy simpáticos y te traerán lo que pidas rápidamente. Un lugar genial para ver y ser visto.

Desgraciadamente el ambiente es el que esperábamos gente sin mascarilla, hacinado y con un comportamiento como si aquí no ha pasado nada durante tanto tiempo de confinamiento, quizás tenemos la sensación de estar ante un tipo de gente negacionista que pone siempre en primer lugar su libertad por encima de otros conceptos como: la salud, el bienestar colectivo y lo que es más importante es el futuro del turismo en la isla.

Estoy seguro que muchos piensan que este tipo de comportamientos no van a tener trascendencia a la opinión pública porque consideran que este tipo de sitios de ambiente van a permanecer ajenos, pues ya han vivido en circunstancias especiales como cuando la dictadura.

Mis impresiones y el tiempo me vino a dar la razón, solamente unos días después todo esto se vino abajo y estos locales fueron cerrados, solamente se permitía abrir los locales que tenían permiso de apertura como restaurante y además debían demostrar que tenían cocina.

Seguimos callejeando por la ciudad por territorio gay, llegamos a la calle de la Virgen y sus respectivos callejones adyacentes. Podemos ver como esta zona está casi completamente muerta

La calle carrer de la Mare de Déu, es la Gran Via del barrio de Sa Penya. La primera referencia que se tiene de esta calle con este nombre es de 1785, del padrón parroquial de San Salvador de la Marina. Nada más entrar y en una de las esquinas se puede ver a forma de humilladero la imagen de la Virgen que bendice a todas las personas que circulan por la calle con independencia de su tendencia u orientación. La Virgen que hay dentro de esta hornacina es la del Carmen, patrona de los marineros, oficio que tenían muchos de los habitantes de la calle.

Cada pocos metros hay un garito, pero debido al Covid, muchos de ellos están cerrados, son muy pocos los que se muestran abiertos, casi todos son pequeños restaurantes con un puñado de mesas que atraen a su público incondicional.

La calle de la Virgen, asimismo, se distingue por ser uno de los referentes por excelencia del turismo gay internacional, es un referente para la comunidad LGTB internacional por ser una de las calles del mundo donde el riesgo de delitos homofóbicos sea muy bajo.

En el ambiente se cita que una de las pegas de la calle de la Virgen es que no haya ningún bar específico para lesbianas. Por lo general, la mayoría de los bares gay suelen estar pintados teniendo en cuenta todos los colores de la comunidad LGBTQI y sus amigos.

En mitad de la calle se encuentra el Bar 22 que está completamente vacío, es considerado dentro del ambiente de la calle más loca el chiringuito más loco de Ibiza

La calle desemboca en un rincón muy atractivo, la plazoleta de Sa Torre o Torrelló, desde donde puede accederse al dique de abrigo del puerto, que ofrece una magnífica panorámica de toda la ciudad.

El barrio de Sa Penya se extiende entre la muralla y el mar, al pie del baluarte de Santa Lucía y de la muralla larga (cerradura de muro que une este baluarte con el de San Juan, y donde se abre la puerta del Mar, principal de la fortaleza). Limita a mediodía con Dalt Vila ya poniente con la Marina, con el puerto al norte, y el mar le rodea a mediodía y levante.

Entre la calle Alta y el de Vista Alegre, abarca la cota de los 30 metros sobre el nivel del mar, ya cerca del ángulo capital del baluarte de Santa Lucía, bastión que lo separa del sector más elevado del monte de este nombre, que quedó integrado en la ciudad amurallada por la fortificación renacentista.

Sa Penya debe su nombre al hecho de estar edificada sobre los últimos contrafuertes de la elevación conocida primero como se monte de en Vic, del siglo XIV y después de Santa Lucía por el hecho de haberse levantado una iglesia dedicada a esta santa, derribada en 1543 por el peligro turco.

Los primeros padrones parroquiales de San Telmo, iniciados en 1785, la mencionan como barrio de Santa Lucía y la Pedrera; tres años después contabilizan 38 y 29 personas reunidas, respectivamente, en 13 y 9 familias, y el año siguiente se encuentra la denominación de Peña de Abajo y Peña de Arriba.

Administrativamente, a efectos electorales y de padrón de habitantes, constituye el distrito segundo, con una superficie de 3,35 ha, que también incluye el sector desde la calle de Enmedio en el muelle de la Consigna, en los andenes del puerto, con la Bomba y la plaza de sa Riba, con su playita.

Pero bien que toda esta área ha sido muy relacionada funcionalmente y sociológica con sa Penya, los primeros años del siglo XXI toda la fachada marítima debe considerarse una parte de la Marina, en sentido estricto. Los dos barrios marineros, después diferenciados, constituían un único arrabal extramuros a partir del siglo XVI, ampliado la segunda mitad del siglo XIX por Pueblo Nuevo de la Marina; sólo la gente de mar tenía permiso de residencia, hasta las transformaciones socio-urbanísticas de finales del siglo XVIII y, sobre todo, de la segunda mitad del siglo XIX.

El barrio de sa Penya, residencia de pescadores, ha destacado siempre por el fuerte carácter marinero aunque también acogía campesinos inmigrados en la ciudad. El estudio demográfico cuenta con 2.582 habitantes en el distrito segundo, en 1960, con una población caracterizada por la juventud de los efectivos, en su mayoría de origen ibicenco, con poco más de la cuarta parte dedicada a actividades primarias (sobre todo pesca, pero también dedicación agraria) y el resto repartido entre el sector secundario y el terciario, 38 y 35%, respectivamente.

En los años posteriores hay un cambio de tendencia en 1975: 1.332 habitantes, con una población envejecida y dedicación económica mayoritariamente al sector terciario, con un 30% de población activa secundaria (casi toda el sector de la construcción) y todavía un 7% de primaria.

Sin embargo, el padrón municipal de 2005 sólo contabiliza el distrito 692 habitantes, de los cuales 457 en sa Penya.

De la vitalidad tradicional, hacia la mitad del siglo XX, antes del boom turístico, es testigo la existencia de tres fuentes y dos lavanderías públicas, con las correspondientes grifos. La más antigua es la fuente de hierro, instalada en 1928 por el alcalde Eugeni Bonet, que se encuentra al comienzo de la costa de sa Drassaneta, casi sobre la calle de la Virgen; había otra en esta calle, el principal del barrio, más adelante, haciendo esquina con la travesía de sa Peña; la última estaba en la calle Alto, que contaba también con una de las lavanderías, mientras que la segunda estaba en la calle de la Miranda.

El impacto del turismo comportó un aumento de la capacidad adquisitiva de la población local, que pudo trasladarse a nuevos apartamentos del ensanche, más amplios y de mayor comodidad que los pequeños viviendas de sa Penya. Comenzaba así el proceso de envejecimiento de la población residente y el deterioro del patrimonio construido, a la vez que las viviendas libres eran ocupados por contingentes de inmigrantes de más bajos recursos y costumbres diferentes que, a su vez, provocaban la salida de los últimos ibicencos residentes, al tiempo que, por proceso biológico natural, desaparecían los mayores que quedaban.

En 2006, vaciado de la población originaria, sa Penya es un sector degradado, con graves problemas de marginalización, y las actuaciones previstas en el PEPRI, redactado por el equipo dirigido por el arquitecto Raimon Torres para detener su degradación y revitalizar el barrio, no han sido llevadas a cabo con bastante eficacia.

Las vías principales de sa Penya (calles de la Virgen, Oscuro, Retiro, Alto, Vista Alegre y Pedrera) se disponen paralelamente, adaptándose a las curvas de nivel, unidas por una serie de estrechas y empinadas cuestas , y con unas reducidas plazuelas llenas de encanto (sa Drassaneta, Buen Aire, Retiro).

Tradicionalmente, el barrio estaba conformado por cinco sectores: sa Torre, sa Peña de Abajo, sa Peña de Arriba, la Pescadería y se sitió.

Sa Torre es el nombre que recibe el sector constituido por el extremo oriental de la calle de la Virgen, contiguo a la torre-faro medieval de la Mar, sustituida posteriormente en su función militar para la batería del mismo nombre, reconstruida por la autoridad Portuaria. Indicio de su importancia estratégica es la existencia de un molino de harina: el molino de sa Torre, de 1681, orientado a la mar, cerca del callejón de la Estrella, los escombros del que fueron dibujadas por el archiduque.

Es precisamente la proximidad del puerto lo que da a esta área su carácter y funcionalidad. Además de la función militar, ya mencionada, la necesidad de una patente de sanidad (desde el siglo XIX concedida por el Ayuntamiento) para que los barcos pudieran hacerse a la mar con pasajeros y mercancías, hizo construir el edificio de Sanidad, restaurado y luego dedicado a Casa de jóvenes y otros servicios sociales y administrativos en 2005.

Hecho frecuente en toda área portuaria, sa Torre era también conocida como zona de vida alegre, con servicios de prostitución, regulados un tiempo por la Universidad y en época más reciente ofrecidos por las llamadas “Cámara”, que menciona el canónigo Isidor Macabich Llobet en sus crónicas.

Justo delante de la batería de sa Torre, o Sa Torreta, el arrecife Dorado refleja los últimos rayos de sol y es refugio de aves marinas.

Sa Penya de Abajo es el área residencial originaria; se encuentra entre las calles de la Virgen y Oscuro, con la travesía del mismo nombre y el callejón del Gallo (dibujado por el archiduque) y su corazón es la plaza de sa Drassaneta, espacio urbano de una gran armonía, tradicionalmente bien conectado con las diferentes partes del barrio; elegida por el PEPRI para la instalación de un centro de salud, las obras modificaron la fisonomía de la plaza y en cortaron el acceso nororiental.

En 2006 en el edificio, que llegó a cubrir unas prestaciones sociales importantes, sólo queda la sede de la Asociación de artistas visuales de las Islas Baleares (AAVIB), que lleva a cabo algunas actividades culturales.

El Centro Social la Miranda fue creado en la travesía de la calle de este nombre para atender las necesidades socioeducativas de los adolescentes del barrio, mayoritariamente de etnia gitana.

Y la casa Broner, declarada BIC y propiedad del Ayuntamiento por voluntad de la viuda del arquitecto, pasará a incrementar la oferta cultural.

Sa Penya de Arriba es el sector desarrollado desde finales del siglo XVIII, con unas primeras casas en la calle Alto, el último existente en el nomenclátor hecho elaborar por Miquel Gaietà Soler y Rabassa en 1797.

Su centro, limítrofe con el baluarte, es la plaza de sa Pedrera donde, además de las viviendas, era frecuente encontrar corrales, de los que ya hay un grabado del archiduque Luis Salvador.

El año 2006 es la zona más degradada y donde han tenido lugar más intervenciones de esponjamiento, con derribo de construcciones más o menos ruinosas y de todos los corrales; las actuaciones previstas en el PEPRI en plantean la recuperación para la vida ciudadana.

La plaza del Buen Aire constituía el punto de unión entre sa Penya de Abajo y la de Arriba, por una calle corta y con pendiente, el siglo XXI cortado; en la parte de arriba están las dependencias de la policía local en el barrio.

El sector de la Pescadería se extiende a los alrededores del mercado dedicado a la venta de carne y, sobre todo, pescado, del que toma el nombre; los edificios siguen la cerradura de muro de la fortaleza hasta el llamado rincón de la Murada, el ángulo formado con el baluarte de Santa Llúcia.

El mercado del pescado, de planta poligonal, y el inmediato mercado de la Marina, habilitado para vender las verduras, fueron entregados al Ayuntamiento en 1872 y 1873, respectivamente, lo que representa una mejora promovida por el espíritu liberal y progresista del sexenio democrático.

Las actuaciones urbanísticas de los últimos años del siglo XX dotaron este sector de una rampa de acceso rápido, siguiendo la muralla larga, para facilitar su servicio de limpieza, el abastecimiento y la seguridad ciudadana; por eso se tuvieron que derribar pequeñas construcciones adosadas a los muros y retirar la basura que llenaban el rincón de la Murada.

Según algún informante, se cita que es la faja de poniente de menor altitud, con salida a la Marina por el mercado de la Pescadería y por la calle de la Virgen, donde llega por la antigua barda de Patricio, luego llamado calle des Pasillo.

Estos dos últimos sectores han concentrado tradicionalmente la función comercial y artesana, con algunos talleres de modistas, entre otros. Los antiguos talleres y los pequeños comercios de barrio, entre los que había una carbonería, el siglo XXI están reconvertidos en bares, salones musicales y restaurantes.

Pero la verdadera espina dorsal de sa Penya es la calle de la Virgen. Los primeros años del siglo XXI, como ayer, es esta área comercial principal; se concentran tiendas de ropa, restaurantes y bares, buena parte de los cuales se enfocan hacia un turismo gay.

Según un estudio realizado en 2003 por el Consorcio Patrimonio de la Humanidad, institución creada para revitalizar el centro histórico, buena parte del patrimonio construido en sa Penya se encuentra en estado ruinoso.

Así, excluyendo la calle de la Virgen, en el resto de sa Penya se contaban 178 inmuebles, de los que 72 eran ocupados, 67 desocupados y unos 30 tenían expediente de demolición. De las casas ocupadas, sólo 19 eran en buen estado. De los edificios no habitados sólo dos eran en buen estado y 54 en ruina técnica. Del resto de las construcciones, aparentemente vacías o tal vez ocupadas irregularmente, una tercera parte se encontraba en ruina.

Las calles más afectados, con una mitad de las casas ruinosas, son los de sa Pedrera, Vista Alegre, Alto y Oscuro, en la parte más elevada del pujolet, y eso a pesar de varias intervenciones previas en que se han demolido y tapiado construcciones abandonadas.

Hoy vamos a repetir el día de playa acudiendo a Playa den Bossa, con la esperanza de poder encontrar un mar como nunca antes, o al menos, hace muchos años que no veíamos, pensamos un mar tan limpio y un color azul tan caribeño que nos haga pasar un día único.

Como siempre vamos al parking de tierra que está delante del hotel Palladium, es gratuito y casi siempre hay sitio porque no es muy conocido. Se encuentra en las coordenadas GPS N 38.877133 W 1.402700.

Hoy encontramos una playa mucho menos clarita porque seguramente las condiciones climatológicas no son tan favorables, el viento y las corrientes marinas. Pero ni con mucho se parece a la playa que otros años atrás hemos visto, esto mucho más limpia al estar mucho de los hoteles cerrados.

Hoy vamos a descubrir el cercano Puerta de Sa Sal Rossa. La industria salinera tuvo unas consecuencias muy importantes en la sociedad.

La zona conocida como Sa Sal Rossa, también conocida como La Xanga, se encuentra situada a los pies de la Torre des Carregador, al final de la actual playa den Bossa, se halla situada dentro del actual Parque Natural de Ses Salines. Es una cala con suelo rocoso, a la izquierda tiene varias casetas varadero. Al ser de rocas, sus aguas son cristalinas y su aspecto pintoresco, gracias al pequeño islote que se encuentra frente a la cala y a las casetas varadero, a ambos extremos de la orilla.

En la orilla de la izquierda, cerca de las casetas varadero (GPS N 38.872588 W 1.404494), pueden apreciarse los restos de un muelle que daba servicio a Salinera Española. Es el antiguo cargador de sal. Hasta aquí venían los barcos de poco calado para llenar sus bodegas y trasladarlo hasta el puerto de Ibiza.

Los trabajos tan penosos lo hacían los payeses, habitantes de casas dispersas en el campo, acudían cada verano a trabajar a Ses Salines y conseguían más dinero que comercializando sus propios productos del campo. Al lado de los que trabajaban la sal se encontraban los patrones y marineros de las barcas que la cargaban en el cargador de sa Sal Rossa, es Cavallet o Sa Canal y la descargaban a bordo de los barcos que fondeaban fuera o estaban amarrados en el puerto de la Vila de Ibiza.

Este puerto natural puede adivinarse porque hay una línea deslavazada de piedras, rocas y bloques se adentra hacia el mar, en paralelo a la Punta de sa Mata y su izquierda una veintena de casetas varadero, dejando la pequeña isla de s'illa de sa Sal Rossa a su derecha, en el punto del horizonte por el que se enciende el sol los últimos meses del año. En línea recta, justo enfrente y como si hubiera pretendido ser un puente hacia él, surge el islote de s'Esponja como una aleta de delfín. En algunos bloques de este camino de piedras, la unión de los sillares ya revela que estamos ante las ruinas de algo construido por manos humanas. Son los vestigios del antiguo muelle del carregador de sa Sal Rossa, es mollet de sa Sal Rossa, donde se embarcaba el producto de los estanques salineros en barcazas a vela que lo transportaban al puerto de Vila. Allí era trasladado a grandes barcos. En ocasiones, cuando el estado del mar lo permitía, los barcos se acercaban hasta la cala de sa Sal Rossa y esperaban las barcazas más allá del islote y así acortaban el tiempo de llenado.

La torre que vemos en lo más alto, llamada de sa Sal Rossa o des Carregador era el encargado de proteger a los trabajadores de los piratas, se construyó en la segunda mitad del siglo XVI, aunque el cargador de sa Sal Rossa ya está documentado en el siglo XIII y parece ser que en aquella época era el principal embarcadero por el que se sacaba la sal de la isla.

Hay un característica importante es que el muelle de sa Sal Rossa era el único que permitía el paso de mulas que cargaban la sal hacia las barcazas; en el que estaba situado en Cavallet y sa Canal, los hombres la portaban en cestos por el embarcadero.

El acceso al muelle se hacía mediante un camino empedrado, recientemente rehabilitado, que conduce hasta la cala, quedan restos de algún muro y los aljibes que servían para abastecer de agua dulce a hombres y animales. Los restos del muelle, las rocas y bloques que se adentran hacia el mar.

Hoy hemos pensado en pasar el día en la playa de Ses Salines, tenemos la esperanza de encontrar un poco menos gente que la última vez y estar más separados para tener una mayor seguridad.

Aparcamos en el parking habilitado de Salinera Española, el precio es de 6 euros por todo el día. Las coordenadas del lugar corresponden con GPS N 38.842721 W 1.389417.

Cuando llegamos a la playa vemos que el espacio para poner la toalla se ha reducido mucho la arena porque hay marea alta.

Llevamos varios años viendo que poco o nada cambia cada año en Sa Canal, esto en Ibiza es algo muy difícil de ver porque la isla sigue teniendo una gran presión urbanística en todos sus municipios.

Pensamos que la Salinas de Ibiza es un regalo de la naturaleza que siempre ha estado allí para el disfrute de los que llegamos y los que viven allí. Pero quienes conocemos Ibiza desde hace décadas llegamos a sentir miedo por si al año siguiente todo aquello cambiaría.

En el año de 1973, el Ayuntamiento de Sant Josep aprobó inicialmente su Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), que aún iba más allá que el Plan Provincial en las posibilidades edificatorias de la zona, pues permitía crear allí nada menos que 20.000 plazas turísticas. Eso equivale nada menos que al 25% de todas las que hay actualmente en la isla de Ibiza.

Hay un hecho que cambio la historia de Ses Salines, en febrero de 1975 fue designado por el gobernador civil de Baleares, Carlos de Meer, alcalde de San José, Josep Tur Serra, cargo en el que sustituyó Joan Ribas Bonet. Como alcalde se opuso al plan parcial de urbanización que con un elevado número de plazas turísticas había presentado Salinera Española. Esta oposición le costó el procesamiento judicial, lo que aprovechó el gobernador civil, el duque de Maura, para cesarlo fulminantemente en abril de 1976. Fue absuelto pero no recuperó el cargo de alcalde; dimitió como concejal del tercio familiar en julio de 1978 con motivo de la autorización de playas nudistas.

Hay una cosa muy importe es que Salinera Española iba preparando sus planes para poder cerrar la empresa de extracción de sal, pero no tenía prisa porque la sal todavía daba buenos beneficios y era muy influyente en la vida política de Ibiza, y pensaba que el tiempo todo lo cambia, solamente se tenía que sentar en la ventana para ver cómo se aprobaba el cambio urbanístico de la zona, pero lo llevo muy lejos y se despertó bastante tarde con sus intereses urbanísticos, porque, si se hubiera despertado antes, aquello ya estaría todo urbanizado.

A finales de los años 80 «surgió el proyecto de construir dos urbanizaciones de chalets en la Revista y sa Canal, con el apoyo del Ayuntamiento de Sant Josep», entonces estaba presidido por José Serra Escandell (PP). Ante la grave amenaza surgió el lema “Salvem Ses Salines” que poco a poco fue uniendo a toda la sociedad ibicenca y dejando al descubierto las ocultas fuerzas vivas de unos intereses que no correspondían con la sociedad general, otros grupos de presión económica se fueron desmarcando de los intereses de Salinera Española, hasta en la catedral de Ibiza se colocó un gran cartel de Salvemos las Salinas y se leía desde cualquier parte de la ciudad.

La Ley de Espacios Naturales (LEN) fue aprobada en enero de 1991 en sus artículos debía de proteger toda la zona, y no sólo los estanques. El PP ibicenco había apostado fuertemente por excluir la mayor parte de ses Salines de esa protección. Sólo el voto de un diputado tránsfuga en el Parlament dio la victoria a las reivindicaciones ecologistas.

Para finalizar toda esta lucha fue cuando Ses Salines, finalmente, fueron declaradas Parque Natural por el Parlament balear en 2001.

Es un parque marítimo-terrestre, situado entre las dos islas Pitiusas mayores, que se extiende al sur de Ibiza y el norte de Formentera y que incluye el brazo marino que las separa; ocupa un territorio de 1.786,52 ha terrestres y 13.611,80 ha. marinas.

Ses Salines de Ibiza y Formentera constituyen un ejemplo paradigmático de la riqueza de la biodiversidad mediterránea. Su singularidad radica en constituir un área de descanso y de nidificación para la fauna ornítica en sus migraciones.

En el Parque se encuentra gran variedad de ambientes con características ecológicas diferentes: los estanques salineros, las playas, los cordones dunares con sabinas centenarias, los acantilados y las costas rocosas y los islotes Freus (se Dados, se Malvins, el Esponja, se Colgados, s'illa des Porcs o en Pou, s'Espalmador, s'Espardell, las islas Negros, en Caragoler, el arrecife de en Tierra ...).

En el Parque Natural han sido censadas unas 210 especies de pájaros. Destacan las poblaciones de aves acuáticas, como los flamencos (Phoenicopterus roseus), el charlatán (Himantopus himantopus), el tarro blanco (Tadorna tadorna), el chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus) y las de aves marinas, como la gaviota de pico rojo (Larus audouinii) y la pardela balear (Puffinus mauretanicus).

Otras especies destacables en el ámbito terrestre son la lagartija pitiusa (Podarcis pityusensis), endémica de estas islas y que se presenta con subespecies diferentes a los islotes; la rata de cola blanca (Eliomys quercinus ophiusae), en Formentera, y varias especies de caracoles y escarabajos endémicos.

Esta tarde vamos hacer una visita por Sa Canal, es el nombre que recibe un pequeño del núcleo urbano formado por una serie de estructuras relacionadas tradicionalmente con la explotación salinera. A los pies de la vertiente de levante del Cap Falcó se edificaron un conjunto de casas, unas forradas de piedras y otras de cal blanca característica de la arquitectura isleña, para alojar a personas relacionadas con la administración y explotación de las Salinas. Sobre la línea costera se levantaron almacenes y depósitos para la sal. Destaca la construcción de una nave, de muros de sillares, con paredes ataluzadas, que recientemente se ha usado para actividades culturales y exposiciones. Entre éste y el embarcadero, que todavía es utilizado, hay un depósito a cielo abierto donde se almacena la sal para cargarla, posteriormente, en las embarcaciones. Paralela a la carretera que conduce a la playa de las Salinas y a sa Canal, pueden verse tramos de raíles, por los que circulaba la locomotora a vapor tirando de vagonetas cargadas de sal.

Hoy el día comienza bastante nublado y amenaza con una posible lluvia. Hemos pensando en descansar de un día de playa y vamos a ver cómo van las obras del castillo de Dal Villa en la ciudad de Ibiza.

Vamos directamente por uno de los sitios menos conocidos y que es mucho más fácil acceder al bastión. El parking se encuentra situado en el camino del Calvario, se accede subiendo en dirección a la Universidad de Ibiza. Es un sitio gratuito y las coordenadas GPS del lugar se encuentran en: N 38.905883 W 1.436662.

Desde este parking tiene una de las mejores vistas de la entrada al puerto y sobre Punta Ratjada (GPS N 38.905799 W1.438236) es un lugar excepcional para ver la isla Negra que con la ampliación del puerto de Ibiza se hizo necesario de dotarla de una luz para ayudar a los barcos a la entrada en el puerto. .

S'illa Negra, aunque no parece destacar mucho desde la costa, de la que dista menos de 200 metros, se revela menos pequeña al acercarse en barco. Dibuja una ladera inclinada hacia el sur, está cubierta por un manto verde y en uno de sus lados, mirando a tierra, se ha fabricado un diminuto muelle de cemento para amarrar la embarcación en la que puedan arribar los técnicos en señales marítimas que deben vigilar el buen funcionamiento de todas las balizas y faros de Ibiza y Formentera.

Desde este mirador, al fondo, podemos ver parte de la costa de Figueretes y más adelante la silueta de la playa den Bossa, y los molinos de la zona verde que conforma el Museo de Puig des Molins.

Pero lo más destacado es el mirador sobre Puig des Molins, tal y como recoge el topónimo, el barrio está lleno de molinos, dado que se debían construir en zonas elevadas para aprovechar la fuerza del viento que movía sus velas (no fijas, sino que se encaraban en función de la dirección desde donde soplaba el viento). De este tipo de molinos se han registrado ocho.

Para entrar por baluarte de Sant Bernat, hay un túnel que asciende por un corredor de dos tramos que se cruzan a distinto nivel que se ilumina con luz natural a través de las entradas a las casamatas inferiores del baluarte de Sant Bernat, nada más entrar puede verse la chimenea de la buhera, a través de la cual podían lanzarse proyectiles.

El vano exterior de la puerta es de pequeñas dimensiones, rematado por un arco rebajado. Fue concebida como un portillo posterior al amparo del baluarte de Sant Bernat, en un punto casi inapreciable desde el exterior. La puerta fue construida por iniciativa de Alonso Rubián, maestro mayor de obras, entre 1576-1578, ya que originariamente en el proyecto de las murallas renacentistas se plantearon dos únicas puertas, la de Portal Nou y la Puerta del Mar.

El Castillo de Eivissa, situado en un punto elevado de la ciudad, formaba junto con la Almudaina una verdadera fortaleza dentro de la ciudad amurallada. Sobre su construcción, partes del perímetro amurallado corresponden a principios del siglo VI dC., pero la forma y fisionomía que refleja la cartografía histórica y describen las fuentes escritas se configuró, probablemente, en el periodo islámico de la isla. A lo largo de su historia, el recinto del Castillo y la Almudaina ha sido objeto de sucesivas transformaciones que han enmascarado su carácter medieval. No obstante, hasta el siglo XVI mantuvo su perímetro exterior con 12 torres y el tramo que separaba el Alcázar de la Almudaina. Este lienzo enlazaba, por el interior, las torres IV (al lado sur) y VI (al lado norte) y en el tramo intermedio tuvo otra torre propia.

Tras la conquista cristiana de 1235, algunas torres del periodo anterior fueron transformadas o sustituidas y se construye ex novo la Torre del Homenaje. En el siglo XVI se creó una plataforma elevada sobre parte del perímetro suroeste, que recibe el nombre de caballero de Santa Bárbara o de la Almudaina, por debajo de él se abrió un nuevo acceso conocido como la puerta de la Bomba y se construyó, en el interior, el edificio de las Bóvedas. Posteriormente, en época moderna, se edificó un cuartel de infantería que ocupa una gran superficie del espacioso recinto. Con el tiempo, algunas torres se conservaron pero otras acabaron integrándose en los nuevos edificios o quedaron ocultas bajo rellenos de tierra. La imagen del recinto incorpora nuevos cuarteles construidos a finales del siglo XIX y principios del siguiente, ya que este espacio mantuvo su función militar hasta la década de los años 60 del siglo XX.

La torre del Homenaje es la más alta del recinto, levantada sobre la torre VI de la fase musulmana, está situada en el ángulo sur de unión con el antiguo tramo divisorio entre Castillo y Almudaina. Fue construida en el siglo XIV con sillares regulares de piedra marès, es de planta cuadrangular y consta de una base maciza sobre la que se alzan dos plantas. Con posterioridad, entre los siglos XVI-XVIII, se le añadió un tercer cuerpo de mampostería de piedra irregular. Las excavaciones arqueológicas realizadas en el interior del basamento demostraron la existencia de la torre anterior de época islámica. A pocos metros de esta torre está la Casa del Gobernador, es el lugar en el que residían los gobernadores de la isla, ocupa aproximadamente la mitad sur del Castillo. Se trata de un edificio de origen medieval cristiano con elementos de diferentes épocas, algunos de estilo gótico y otros renacentistas. Al siglo XVI corresponde la fachada meridional que se eleva avanzándose a la línea de muralla entre las torres VII y I. En el siglo XX se operaron diversos cambios en el interior de las dependencias, no obstante han sido las transformaciones realizadas en fechas más recientes las que han desvirtuado gravemente su valor histórico y patrimonial.

Entre los años 1584 y 1585 fue construido el Caballero de Santa Bárbara o de la Almudaina que ocupa el sector suroeste del recinto, frente al baluarte de Sant Jordi. Por la documentación del siglo XVI, se sabe que el lugar fue terraplenado antes de que se iniciara la construcción de las murallas renacentistas, con el propósito de crear una plataforma elevada que pudiera soportar la artillería. Este terraplén de tierra estaría contenido por la línea defensiva de la Almudaina entre las torres X y XIII, dotándolo de un nuevo forro exterior hecho de mampostería, que ocultaron los muros medievales. En la misma época se abrió la puerta de la Bomba que aparece rematada por los escudos de la Corona de Aragón y del gobernador Fernando Zanoguera. Sobre el terraplén renacentista, se construyeron un conjunto cuarteles militares a principios del siglo XX, éstos fueron recientemente sustituidos por nuevos edificios para el futuro parador nacional. Durante las obras de rehabilitación, se vaciaron los rellenos del caballero dejando al descubierto los elementos de la línea defensiva medieval, concretamente la torre XI y parte del lienzo de la Almudaina hasta la torre XIII.

A continuación del Caballero se eleva el edificio destinado a Cuartel de Infantería que diseñó el ingeniero Simón Poulet en 1727, constaba de un cuartel de tropas, de un pabellón de oficiales y de una capilla. La fachada meridional se construyó avanzada sobre la línea de muralla del recinto de la Almudaina, quedando únicamente visible la torre del Homenaje. Durante la ejecución de la obra fue eliminado el tramo de muralla que separaba el Castillo de la Almudaina, lo que significó la unificación del espacio interior del recinto. Las obras finalizaron en 1729.

Al exterior del Castillo, a través de la calle de la Universidad, se pueden observar las torres II y III, que flanquean la entrada del recinto por el lado de levante. Además de éstas, en el lado norte se han conservado la nº IV, que limitaba la divisoria con la Almudaina por el lado de la plaza de la Catedral, y las nº VIII y IX de la Almudaina, junto con el paramento orientado hacia el interior de la ciudad.

Sobre una posición elevada al sur de la Almudaina, se encuentra el baluarte de San Jordi, era una zona de gran interés militar y defensivo por estar más expuestas a ataques de la artillería desde la costa. Razón por la cual fue uno de los primeros en construirse, junto al de Sant Jaume, en marzo de 1555. Ambos presentan una estructura similar: planta pentagonal con casamatas semi-cubiertas en los flancos y en cada uno de los lados se abren las troneras separadas por un merlón. Las del flanco de poniente, fueron modificadas en el siglo XVIII, al añadir arcadas sobre la abertura superior y sobre ellas un muro de mampostería que cierra la parte superior del flanco. A las casamatas inferiores, solo se puede acceder desde el interior del Castillo, a través de una galería que discurre bajo el corredor de la puerta de la Bomba y bajo la ronda de murallas.

Un elemento de interés de este baluarte, es que es el único que conserva el tipo de parapeto abocetado original. Son parapetos de menor altura para que pudieran disparar los cañones sobre él, siendo por tanto innecesarias las troneras.

Más adelante, a la izquierda, se encuentra el Baluarte san Jaume, fue construido en 1555, con el fin de dotar de protección a una de las zonas más expuestas de la ciudad, además de dominar la parte de poniente de la ciudad y la zona de los Molinos. Según los datos existentes sobre la marcha de la fortificación, parece que en 1556 se había alcanzado la línea de puesta en defensa del baluarte y podía soportar la artillería, no obstante, un informe de 1595 pone en evidencia que aún no estaba totalmente acabado. Su forma y dimensiones corresponden al modelo de baluarte pentagonal de dos caras y flancos, con dos casamatas semi-descubiertas situadas a una cota inferior a la del terraplén. Dichas casamatas presentan, en los flancos, dos troneras separadas por un merlón, cuyo ángulo de tiro se establece y se orienta de forma que alcance a cubrir el pie de las cortinas y los vértices de los baluartes de Sant Jordi y de Sant Pere.

Originalmente a las casamatas se accedía por un corredor en rampa que, desde la ronda de la muralla, descendía frontalmente hasta la puerta. Pero este acceso fue modificado en el siglo XX, sustituyéndose por otro en rampa italiana dispuesta en sentido lateral a dicha puerta. La plataforma superior presenta un parapeto recto de fábrica con troneras, de mayor altura que los iniciales parapetos abocelados, de forma que al ganar en altura se cubría mejor a los arcabuceros que disparaban desde el terraplén, mientras que las piezas artilleras disparaban desde las troneras. Son cambios que se van introduciendo en el siglo XVII, igual que la construcción de la garita situada en la esquina suroeste.

Desde el terraplén del baluarte se disfruta de unas vistas excepcionales hacia la necrópolis del puig des Molins, y del oeste de la ciudad hasta prácticamente los montes de la zona de las Salinas. En la plataforma se han incorporado réplicas de cañones del siglo XVIII, colocados frente a las troneras, y las casamatas inferiores se hallan musealizadas. En su interior, se han colocado diferentes elementos y objetos museográficos que ayudan a comprender la funcionalidad de las fortificaciones.

La museización del baluarte de Sant Jaume. El tema central de la exposición trata sobre la tecnología militar en la historia moderna, para que los visitantes puedan entender cómo la introducción de las armas de fuego conllevó a la transformación de las fortificaciones. Se trata de un espacio interactivo concebido para que el público pueda manipular los objetos expuestos que se tratan de armas, armaduras, replicas de cañones y de diferentes piezas de artillería, acompañados de explicaciones en paneles y maquetas a través de las cuales se trata de hacer comprender el valor técnico e ingenioso de la fortificación y de los ingenieros que la crearon.

En el otro extremo, a la derecha, se encuentra el baluarte de Santa Tecla se edificó al pie del ábside de la Catedral en los inicios del 1560. Formaba parte del recinto diseñado por Calvi, pero su función defensiva se vio reducida por la ampliación de las murallas proyectada por Fratín y la construcción del Revellín. Con estas obras, parte del baluarte quedó al interior de la ciudad y dejó de ser operativo, pero mantuvieron su función defensiva la casamata y la tronera del flanco de poniente, que confrontan con el baluarte de Sant Bernat. Su estructura difiere de los anteriores al tener la plataforma una acusada tendencia triangular. En los flancos presenta sendas casamatas semicubiertas a las que se accede por un corredor al que se entra desde el área situada bajo el mirador de la Catedral. La casamata del flanco suroeste tiene una sola tronera, la del flanco opuesto dos. Durante los últimos trabajos de restauración se han recuperado los parapetos originales abocelados de las caras del baluarte.

Del flanco noroeste del baluarte parte el lienzo de la muralla que, según el planteamiento de Calvi, uniría con el baluarte de Sant Joan. Pero con la reforma del proyecto por Fratín, la cortina quedó inacabada y sin función operativa.

Desde las murallas la única forma de adentrarse en el centro histórico de Ibiza es atravesar uno de los callejones más bonitos de toda la isla, es una pequeña calle que tiene un trazado irregular de más estrecho a más ancho. Antiguamente era mucho más bonito porque las paredes eran de sillares de piedra de mare pero con el paso del tiempo se ha enfoscado en la fachada de la catedral y en la fachada del obispado se han colocado piedras modernistas, pero, aún conserva un precioso trazado que la hace muy especial.

Antiguamente se llamaba calle de la Universidad porque era el recorrido natural para ir desde el centro histórico con la zona de la Universidad, con el paso del tiempo ha perdido es nombre y ahora es conocido como callejón de la plaza de la Catedral.

La plaza de la Catedral ocupa en enclave más destacado de la ciudad de Ibiza (GPS N 38.906782 W 1.436480), situada en la parte más alta y dentro del recinto amurallado, era el lugar más importante para resguardarse de los ataques continuos que sufría la isa de los piratas.

La Iglesia de Santa María fue construida en la conquista cristiana de 1235, de acuerdo con el pacto realizado entre los conquistadores: Guillem de Montgri, Nunó Sanç, y Pere de Portugal. Esta iglesia seria la precursora de la actual Catedral.

La Parroquia de Santa María estuvo vinculada a la sede Episcopal de Tarragona hasta la creación del Obispado propio en 1782.

De esta primera iglesia hasta la construcción de la catedral pasa por numerosas etapas: durante el siglo XIV se incorpora el campanario de planta trapezoidal y el ábside con las cinco capillas. Estas capillas fueron dedicadas a San Jaime y San Miguel, a Santa Tecla y San Antonio, a San Juan Bautista y San Juan Evangelista y a San Pedro y San Pablo. Para su construcción se emplea sillares de piedra de arenisca, donde en algunas zonas se talla con elementos decorativos de estilo gótico, se usa arcos ojivales y bóvedas de crucería.

Más adelante, en el siglo XV, se incorpora la nueva nave central con la capilla, que hicieron los Francolins, en el año 1538.

Entre 1715 y 1728 se emprenden unas nuevas reformas para reconstruir las dañadas cubiertas, estas obras se encomiendan a Jaume Espinosa y Pere Ferrero. También durante este siglo se instala el nuevo altar mayor con la imagen de Nuestra Señora de María, copia de la anterior imagen del escultor Adria Ferran, de 1819, ya en un estilo barroco.

El edificio actual tiene unas dimensiones de 38,5 m x 12,85 m x 18 m , más la capilla honda de 18 m x 6,5 m , su estilo actual es barroco y en las capillas del ábside se han devuelto a su estilo primitivo estilo gótico. La bóveda gótica del ábside se ha perdido por completo excepto algunas partes puntuales, como un arco formero y la mitad de otro, así como una falsa ventana.

La torre del campanario fue realizada a la vez que el ábside y se colocaron sucesivas campanas hasta llegar a las actuales de 1680, fecha que figura en la más grande de ellas. Esta torre forma parte del propio ábside y no independiente como en otras iglesias, seguramente debido a la falta de espacio en la plaza.

Durante el siglo XIV se construyó la sacristía en estilo gótico y la capilla Honda, poco después se inició la obra de la nave central, ya de una forma más ligera, con piedras de roca caliza.

La primera capilla construida fue dedica a San Antonio y Santa Tecla en 1388, por los estudios realizadas debió de ocupar el mismo lugar de su actual emplazamiento.

Todavía durante el siglo XIV fue configurándose y transformándose la nueva iglesia con unas medidas de 40 m. x 13 m. La puerta de entrada estuvo situada en la misma fachada pero más al extremo y no es hasta el siglo XVI cuando se abre la actual puerta.

La austeridad del estilo gótico de esta Catedral obedece a la influencia de las nuevas órdenes religiosas que se imponen en Francia, llega hasta Cataluña y se extiende por las islas Baleares. Es una arquitectura de formas geométricas sencillas y compactas con contrafuertes unidos a los muros que tienden a la horizontalidad, oponiéndose a la verticalidad de los diseños europeos. Destaca la nave única con una cubierta plana y una pequeña torre que eleva la imagen visual del templo.

Durante el siglo XVI se produce una reforma muy severa de la iglesia, debido a su deterioro. Se construyen las capillas laterales derechas, excepto la capilla honda que ya existía. Un poco más tarde se construyen las capillas del lado izquierdo, creándose una nueva línea exterior al invadirse el cementerio que estaba adosado a esta parte de la iglesia. Esta obra supuso la construcción de esta nueva fachada al prolongarse hasta la línea de la torre. La puerta principal también fue trasladada desde el extremo hacia una posición más centrada.

La reforma afecta a lo que fue la sacristía gótica que tuvo que trasladarse a una nueva edificación adosada al exterior de la iglesia, se utilizaron las mismas piedras para su construcción lo que explica que tenga una cubierta con bóveda de crucería gótica en plena época renacentista. En el espacio que ocupó la antigua sacristía se instaló las capillas de “La Soledad y la de Cuerpo de Jesús”.

Todas estas ampliaciones del siglo XVI aumentaron el espacio físico del edificio, pero con posterioridad causaron problemas muy serios a la estructura general del templo, sobre todo en lo referente a su cubierta. Nada más acabadas la obras la cubierta y el suelo sufrieron numerosas grietas, seguramente por la cantidad de huecos levantados al comunicarse las capillas de la nave, lo que aumento el peso de la estructura sobre los apoyos.

No es hasta 1712 cuando ya amenazaba la iglesia el estado de ruina que la Universidad inicia los trabajos de reparación, con sucesivas actuaciones sobre las capillas laterales y sobre su cubierta. Hasta esa fecha cada capilla tenía su propio beneficiario que se ocupaba de sufragar los gastos de la iglesia así como de beneficiarse de una sepultura en ella. Todo ello llevo a que en esta época los beneficiarios y los enterramientos fueron en aumento, construyéndose criptas funerarias en cada capilla. Durante esta época se produjeron los asaltos de berberiscos y turcos lo que llevo a la isla a una gran recesión económica, lo que contribuyó aún más a que la iglesia permitiese los enterramientos en las capillas. Estos enterramientos se prolongaron hasta bien entrado el siglo XIX, cuando se prohibió el enterramiento en el interior de la Catedral. En la actualidad se conservan cinco lápidas. La lápida de Antonio Arabí es la única de forma individual, las cuatro restantes son de sepulturas del tipo familiar, la de la familia Balanzat que debió de estar junto al campanario que indica “Don Pedro de Balanzat y sus descendientes, 23 de septiembre de 1460.

La lápida de la familia Francolí colocada en la Capilla Honda, la cripta de esta familia ocupó parte del subsuelo de la propia capilla, hasta llegar al siglo XVIII que se anulo, situándose los huesos junto a la pila bautismal.

La cripta dedicada a los LLobets que dice: “Sepultura de Jodi LLobet Berthomeu y sus descendientes, hecho en Génova en el siglo XV”, en la actualidad está situada a los pies de la iglesia.

La lápida de la familia Jovers, situada en la nave delante de la capilla de Sant Pere que dice “Sepultura de los Magníficos Jovers en el año 1808.

La cripta del Cabildo, situada bajo el presbiterio, fue construida en el siglo XVII, tenía cuatro salas situados a ambos lados de un pasillo central.

Es entre 1712 y 1728 cuando se hace la reforma que introduce el estilo barroco en la iglesia. El objetivo general de la obras era consolidar a nivel general el templo, unificar las dimensiones de las capillas y ornamentar el edificio a gusto del estilo barroco imperante.

Además a nivel general se rehízo la cubierta y se pavimento el suelo de todo el templo, este fue su última reforma general, después ha tenido numerosas actuaciones puntuales pero que no han cambiado la estructura general del edificio, excepto el coro que fue trasladado del centro del edificio hasta el extremo de la nave.

En 1782 fue concedido el obispado a la isla de Ibiza pero no se consagraría como Catedral hasta un siglo después por las condiciones ruinosas que se encontraba cuando tomo posesión el primer obispo Manuel Abad y Lasierra.

En 1803 se modificó el presbiterio y se trasladó nuevamente el coro, se mandó construir la sillería.

En 1817 fue consagrada la iglesia para pasar a ocupar la Catedral de Ibiza, por el obispo Felipe González Abarca.

Ya en el siglo XX fue restaurada la Capilla Honda o de la Comunión, por encargo de Mercedes Wallis. En 1936 varias bombas causaron daños en el interior del templo, deteriorándose también la capilla Honda. El templete con la imagen de Santa María quedo prácticamente destruido, reparándose en 1940.

En 1975 se emprendió unas obras de rehabilitación sobre todo a los trabajos de presbiterio, recuperándose los elementos góticos del ábside, como las ventanas ojivales de las capillas, los paramentos y los elementos ornamentales, las bóvedas de crucería y los arcos apuntados de las capillas de San Juan Baptista y San Juan Evangelista y la Capilla de San Jaime.

A comienzos del siglo XXI fueron dañadas las vidrieras de la catedral el día 8 de agosto, por el lanzamiento de los fuegos artificiales que festejan la fiesta mayor, lo que provoco una rehabilitación de todas las vidrieras y la prohibición del lanzamiento de cohetes desde el Baluarte de Santa Lucia.

Entre sus obras de arte destaca: la custodia gótica en plata de Francesc Martí de 1399, dos tablas góticas de Santa Tecla y San Antonio obras de Francesc Cines en el siglo XIV, las tablas de San Jaime y San Matias, obras de Valentí Montoliu del siglo XV.

Hoy amanece un día despejado y nos recuerda que por fin nos tocaba ir hasta Portinaix, para visitar la playa del arenal, la semana pasada estuvimos en la cala de Portinaix, nos queda ir al petit arenal de Portinaix, lo dejaremos para otro día.

De camino por la carretera EI-300 y a la altura de san Lorenzo se encuentra un conjunto de arquitectura tradicional ibicenca, se llama Poblat Baláfia (GPS N 39.0312107 W 1.4840959).

Para llegar al poblado de Balàfia hay un camino que parte de detrás de la iglesia de Sant Llorenç (GPS N 39.031765 W 1.477702). Es una carretera de tierra que hay que seguir durante 600 metros, hasta ver otro camino de tierra a la derecha. Conduce a la parte posterior del poblado. Las casas no son accesibles, pero puede pasearse junto a ellas y contemplar las torres.

Tiene otro acceso desde la ciudad de Ibiza, es en dirección a Santa Eulalia, desvió a San Juan, unos kilómetros antes de llegar esta el desvió a la izquierda por un camino de tierra y bien señalizado (GPS N 39.033330 W 1.490098).

El Conjunto de Balàfia, es un destacado poblado del tipo rural, está formado por siete casas y dos torres de vigilancia, se encuentra del núcleo de San Lorenzo dentro del término municipal de San Juan.

Históricamente es de una gran importancia pues se trata de uno de los pocos levantamientos arquitectónicos que se remontan a la época árabe, posteriormente, se construyeron las torres de vigilancia y de refugio, que trataron de evitar los ataques de turcos y piratas: En una de ellas destaca la cruz para ahuyentar los malos espíritus.

El conjunto forma un primitivo tipo de poblado, antecesor al tipo de los pueblos actuales: Esta edificado en un terreno sinuoso, con técnicas de construcción muy primitivas: piedras calcáreas unidas con mortero de cal, revestidas en cal, utilizando maderas de pino y sabinas en bruto para la construcción de techos, puertas, cercos de escaleras, etc. En las casas destacan el horno árabe y el porche también heredado del este de Asía.

Muy cerca del poblado en encuentra La fuente Balàfia, a la que se llega por un camino empedrado, tiene una capilla artificial conectada a un hermoso muro de margen del todo tradicional y hecho de piedra del lugar, colocada en seco. La fuente tiene una estrecha galería, cubierta con dos hileras de piedra irregular del lugar, colocadas en sentido triangular; sus laterales también son de piedra de este tipo. Esta conducción de agua, después de haber atravesado el camino y la plazoleta y dibujado algunos ángulos en su trayecto, comunica con un lavadero que queda al lado de levante de la plaza donde está la fuente. Arrimada a la cara de levante del lavadero, cerca de su ángulo SE, hay otra balsa artificial, sensiblemente más pequeña y también hecha de piedras irregulares y mezcla. Ante la fuente -últimamente, sobre el fundamento de uno de los muros oblicuos primitivos ya mencionados-, se sitúa una hermosa pila de piedra caliza de perfil cónico. Es el fregadero de lechada para animales. Esta pica en realidad podría haber sido originalmente un molino de aceitunas -concretamente, el mortarium de lo que los latinos llamaron trapetum - de época tardopúnica o alto imperial romana, reemprende como pica, aunque la realidad es que la piedra está tan repicada y retocada que esta posibilidad, bien demostrada en muchos otros pozos y fuentes de Ibiza, resulta aquí difícil de confirmar.

Llegamos a Portinaix, se encuentra en la bahía de Portinatx des Rei, llamada así porque en 1929 el rey Alfonso XIII desembarcó en ella durante unas maniobras militares. Es un lugar difícil de aparcar porque no hay mucho sitio pero afortunadamente tenemos mucha suerte las coordenadas GPS del lugar N 39.1108204 W 1.5187675, situado en el 66 Carrer s'Arenal Gran, es un aparcamiento gratuito sin limitación de tiempo.

Portinatx tiene tres playas diferenciadas: Arenal Petit, Arenal Gros y el Port. Todas ellas tienen en común unas aguas cristalinas y turquesas, una arena fina y dorada y un entramado rocoso en sus extremos que le otorgan un plus de belleza natural.

El gran arenal de Portinaix es un paraíso de playa, mide 170 metros de aguas azules cristalinas que en estos momentos son más bonitas que el Caribe, donde se necesitan muchas horas de avión para llegar, esto es el Edén.

Deciros que esto es así porque casi todos los hoteles están vacíos y apenas hay contaminación, tenemos una separación de más de 4 metros con nuestros vecinos italianos. Seguro que aún no se han enterado que a la vuelta de las vacaciones tendrán que guardar la cuarentena que acaba de decretar el gobierno italiano.

Por la tarde marchamos para ver el Arenal Petit, apenas mide 60 metros de largo y sus señas de identidad son, como ya hemos dicho, sus aguas transparentes y seguras, su orilla de arena blanca, un ambiente familiar y su bonito paseo marítimo, que enlaza con la playa grande. Tiene sombrillas, hamacas, patines, chiringuitos… y existe la posibilidad de practicar aquí deportes náuticos. Es una playa más familiar donde acude gente de la isla para pasar un día de playa.

Mas a la izquierda, podemos ver las numerosas casas varadero donde se guardan sus bonitos ‘llaüts' (pequeños barcos) que se suelen situar al abrigo de los escollos y del islote de Sa Guardiola, y algunas barracas pequeñas donde todavía los pescadores guardan sus redes y aparejos.

Desde no hace mucho tiempo la mayoría de calas y playas de la costa ibicenca están salpicadas por construcción de estas casas varadero. Se encuentran escondidas entre las rocas de los acantilados y protegidas del mar y el viento. Son lugares llenos de encanto donde se respira tradición marinera. Cañas, redes, anzuelos, cebos y más aparejos de pesca guardaban los marineros en estas casetas que todavía hoy se conservan en las orillas del Mediterráneo pitiuso. Construidas con piedras locales y vigas de sabina y con una puerta principal de madera, estas casetas eran, además, el refugio de las barcas de los pescadores ante los temporales. Justo en frente de ellas, suele haber un pequeño muelle, normalmente hecho a mano, que da acceso al mar a las embarcaciones. Además estas casetas suelen guardar grandes joyas de artesanía marinera como son los llaüt, embarcación tradicional de pesca de las islas pitiusas, detalle vivo de la historia de Ibiza. Hoy en día, entre semana, las casetas varadero no suelen tener mucho movimiento, excepto algún que otro pescador, pero los fines de semana es habitual ver a sus propietarios y sus familias disfrutar de un día de playa.

Portinatx es un destino turístico muy apropiado para pasar unos días de vacaciones en familia. Si viajas con niños, toca planear actividades con los más pequeños para que también tengan su dosis de diversión y almacenen experiencias inolvidables en la isla de Ibiza. Es una zona de Ibiza que está muy alejada del ajetreo de la movida ibicenca y te permite pasar unas vacaciones sin sobresaltos.

Llegar hasta aquí en autocaravana es una de las mejores opciones para pasar un par de días de tranquilidad, para pernoctar lo mejor en el parking, gratuito, de tierra de cala Portinaix.

Dentro de un momento el sol estará lo suficiente bajo para hacer un estupendo reportaje fotográfico, momento en que las sombras nos hacen más esbeltos.

Nos despertamos con este titular en las noticias de la isla “Los casos activos de coronavirus se disparan un 900% en las Pitiusas en las tres últimas semanas”. Muy cerca tenemos el hotel donde se ingresan a los turistas con coronavirus o que son contactos estrechos de un positivo, donde se aloja a 35 turistas y otros ocho están pasando la cuarentena, según los datos ofrecidos ayer por la Conselleria de Salud del Govern. Se trata de turistas que han desarrollado la enfermedad mientras estaban en las Pitiusas.

La isla de Ibiza según se llena de enfermos de Covid se vacía de turistas porque los británicos son llamados a casa y abandonan rápidamente la isla. Nosotros pensamos que estamos viviendo un mes de agosto excepcional y prueba de ello es que hemos seleccionado pasar el día en una de las calas imposibles de visitar en años anteriores. Tenemos la impresión que tendremos suerte para aparcar y tendremos más suerte para tener un sitio en la playa que guarde los espacios de seguridad que nos hemos trazado.

La cala que hemos elegido es cala Llenya que se encuentra situada en el municipio de san Carlos. Desgraciadamente para llegar tenemos que volver a atravesar las obras de Can Negrete, afortunadamente las obras avanzan, y también, los coches en Ibiza son muchos menos y esto hace que atravesar estos seis kilómetros se demore menos de media hora.

Llegamos hasta san Carlos y en la desviación de Can Anita, a la derecha, sale la carretera que nos conduce hacia cala Mastella, y antes de llegar sale otro desvío hasta cala Llenya.

El parking está muy cerca del mar, se encuentra situado en Carrer de s'llla Redona, es llano, con un forme de tierra, pero tiene muy limitado el espacio, es gratuito. Las coordenadas del lugar corresponden con GPS N 39.0164665 W 1.5838277.

Cala Llenya, también escrito como Cala Leña en algunas guías, es una de las pequeñas calas que pueblan la costa este de la isla de Ibiza. Es una cala de arena fina, de 200 metros de longitud y 60 de anchura

Cala Llenya es una de las playas más frecuentadas de la costa este de la isla. La recomendación es no ir los sábados porque es el día de mercadillo en Las Dalias, momento en que recibe mayor afluencia de turismo. Aun así, la gran profundidad de su orilla, es de las mayores de la costa pitiusa.

La zona de Cala Llenya, destaca el entorno natural, con bosques de pinares en el camino hacia el mar y junto a la playa. Cala Llenya es una curva de mar de apenas cien metros de longitud, pero con una gran anchura en el tramo de playa, lo que nos da espacio suficiente a los bañistas para poder tumbarnos con comodidad, también hay servicio de hamacas y pistas de voley-playa.

Destacar en la zona su franja costera, de excepcional belleza. La orografía del terreno sólo permite su disfrute y la contemplación al llegar al borde mismo de los acantilados, o al acceder a la playa de Cala Llenya.

La playa está formada por un entrante de mar rodeado de zonas acantiladas, en el que se puede apreciar una zona arenosa junto con la desembocadura del torrente de Es Coix. La playa dispone de unos doscientos metros de largo por unos sesenta metros de ancho de arena fina y clara, exceptuando los extremos de la playa, que comienzan a ser rocosos.

El torrente divide el ámbito de Cala Llenya en dos zonas que han tenido un desarrollo urbanístico diferenciado y con diferente grado de mejora y calidad: La urbanización de La Joya, al sur de la cala, y la urbanización de Cala Llenya, al norte. En la zona de la Joya el recorrido de la franja costera es posible, pues la ordenación previó su cesión como zona peatonal. Al Norte, sin embargo, con acantilados de mayor altura, el recorrido no es factible, al estar privatizado mediante vallados de los particulares.

Un elemento común a ambas zonas es la gran cantidad de espacios verdes que configuran los jardines de las parcelas mayormente unifamiliares y otros espacios arbolados no ocupados por viviendas. El bosque de pinos y matorrales llega hasta la zona acantilada de la playa. Circundando el ámbito del Plan Especial de Cala Llenya, destaca la presencia de campos de cultivo de secano y frutales.

Cala Llenya presenta en las parcelas no construidas vegetación asociable al pinar sabinar aclarado, en un estado de mayor o menor degradación. Destaca la presencia de pino carrasco (Pinus halepensis) con un sotobosque pobre y con presencia de algunas especies de jardín.

El pinar sabinar aclarado también domina el cauce del Torrente de Es Coix, sin la presencia de cañaverales de Arundo donax y/o Phragmites sp. Comunes a otros torrentes.

Desde cala LLenya puedes hacer un pequeño recorrido por sus montañas. Si te diriges a la izquierda hay una zona arbolada que te conduce una impresionante escalera, no olvides la cámara porque es un gran lugar para hacer un buen reportaje fotográfico. Subiendo la escalera llegas a la urbanización de Cala Llenya, aun siendo casas residenciales puedes tener de fondo un buen escenario para la fotografía, es muy utilizado en los rodajes publicitarios.

Atravesando toda la urbanización por unos viales de paso y marchando paralelos a la costa llegas hasta Punta d'en Ribes, es un lugar costero que está lleno de casas varadero que en estos momentos son utilizados para el baño desnudos.

Lógicamente es un lugar precioso pero en este punto vas a chocar a la hora de hacer los retratos porque sentirás las miradas desafiantes de esta gente que se ve invadidos en la desnudez de sus cuerpos, piensan que has llegado atraído por sus bellezas, cuando llegar hasta aquí es para retratar el escenario que los contienen.

Hoy vamos hacer la segunda incursión a Cala Bassa (GPS N 38.966203 W 1.242060). Los datos de los periódicos son muy preocupantes e indican que en el día de ayer hubo 335 contagios en la Comunidad Balear, estos datos nos hace sentir un gran pesar y extremar las medidas de seguridad para seguir pasando estas excelentes vacaciones.

Para ir a cala Bassa, siempre lo hacemos por San Josep, aunque a la entrada del municipio suele tener un pequeño tramo de retenciones. La otra carretera alternativa es por San Antonio, es un poco más rápido pero un poco más largo.

Cala Bassa es el ejemplo claro de lo que supone la privatización de las zonas limítrofes al espacio de dominio público marítimo, sin saber cómo, año tras año vemos como los espacios públicos van retrocediendo en favor de las empresas privadas.

Hace unos años se podía aparcar correctamente en todo el camino y en el entorno de la cala, ahora es imposible ir a cala Bassa sin aparcar en este parking privado, sus cunetas han puesto enormes piedras y placas de prohibición del aparcamiento.

La concesión de las playa eran a una empresas que ofrecía colchonetas inflables de color naranja que eran colocadas en la arena según llegaba la demanda de los usuarios, encontrándose nada más llegar la playa en su mejor estado.

En la zona de los pinos había dos pequeños chiringuitos que ofrecían, bebidas, helados de la marca Frigo y para comer bocadillos de chorizo y hamburguesas congeladas. Nunca ocupaban más de 6 o siete mesas.

Las playa había espacio suficiente para las oleadas de turistas ingleses que llevaban en concentraciones desde el espigón donde arriba el barco de san Antonio o al parking donde llega el bus directo desde san Antonio.

Ahora más del 50% de la playa está ocupada por camas balinesas y por hamacas que no respetan para nada la distancia mínima con la orilla del mar, es un verdadero cortijo, donde la gente es expulsada por el mero hecho de que no puede poner su toalla.

Lo que antaño era una de las joyas de la costa ibicenca ha sido anulada por un negocio: el Cala Bassa beach Club (CBcB). Se trata de un chiringuito que ha convertido en un lugar de moda. Desde la creación de este beachclub, podemos escuchar música desde prácticamente cualquier lugar de la playa eliminado lo que verdaderamente nos gusta: escuchar las olas del mar y el silencio de un día de descanso. Desgraciadamente ya no podemos aparcar sin pasar por su caja, ya no podemos poner la toalla sin pasar por su caja y ya no podemos disfrutar de un día de playa sin sentirnos que hemos perdido este espacio público. Tenemos mucha fortuna que para comer y beber no les necesitamos porque llevamos una pequeña nevera que contiene lo que muchos turistas de moda les gustarían tener en su boca.

Cala Bassa ha servido desde hace años para numerosas protestas por parte de vecinos de la zona, para de reivindicar las playas como espacios públicos para la ciudadanía, y denunciar el exceso de ruido procedente de los locales y el «elevado» número de hamacas permitidas.

Para la noche decimos hacer una salida por la ciudad de Ibiza. Hemos pedido mesa en la terraza del Restaurante La Tagliatella, se halla en la avinguda de Santa Eulària des Riu, s/n, (GPS N 38.911784 W 1.434542) Tfno. 34971194136. Este restaurante tiene una terraza para ocho o diez mesas con una separación considerable y se toma muy en serio las medidas de seguridad contra el Covid.

El cuadro que describe el barrio de la Marina es una verdadera preciosidad, las luces iluminan el mar como antorchas de fuego, apenas hay gente por la calle, comparada con un día cualquiera de un verano del mes de agosto.

Los restaurantes de las calles de la Marina están desérticos porque la Comunidad ha sacado unas nuevas normas para combatir el Covid que les hace muy difícil su apertura y es que fue tantas veces el cántaro a la fuente que se acabo por romper, siempre, por el lado más débil.

Encontramos el bar de copas Zoo completamente cerrado, después de ser advertido todas las noches por parte de la policía municipal, esta noche han decido no abrir. La verdad es que el centro histórico está muy triste, la gente tiene miedo y se nota la huida de muchos turistas. Las restricciones de entrada en el Reino Unido a precipitado la huida, ahora, solamente se escucha el idioma francés porque es una de las pocas nacionalidades que no tiene limitados los viajes por España.

El barrio de la Marina en las noches de verano es el centro neurálgico de la movida ibicenca, es el primer punto de encuentro de la noche para cenar, hacer unas compras en sus tiendas o en el mercadillo hippie y tomar las primeras copas, después, se compran las entradas de algunas de las fiestas más afamadas donde se pasará el resto de la noche.

Pero no siempre ha sido así, en los años 60 el barrio de La Marina es uno de los núcleos históricos de la ciudad. Está ubicado entre las murallas y el puerto, si miramos al mar, está flanqueado a la derecha por el barrio Sa Penya, y a la izquierda por el ensanche de la ciudad, especialmente la zona de Vara de Rey.

Consta de dos núcleos. El primer y más antiguo, del siglo XIV, es el más próximo a Sa Penya y las murallas. La zona más próxima a Vara de Rey, sin embargo, creció al despuntar el siglo XX. Aquí vivían los trabajadores de los astilleros del puerto y los marineros con sus familias. Entre sus monumentos destacan el Mercat Vell y la iglesia de Sant Elm (san Telmo), que nació con capilla del gremio de los marineros. Destruida totalmente durante la guerra civil española y reconstruida en el siglo XX.

Fue un barrio muy castigado por la historia ya que sufrió constantes asaltos piratas que a menudo se tradujeron en muertes y secuestros de ciudadanos. Las clases pudientes vivían bajo la protección de las murallas y la Marina era el barrio obrero, donde residían más o menos el doble de ciudadanos que intramuros. En este barrio se encuentra el hostal la Marina, antigua fonda de Cas Coix, que es el establecimiento de alojamiento más antiguo de la isla.

Barrio de Vara de Rey. Es el primer ensanche moderno planificado tras el derribo de la segunda estacada, a finales del XIX. Este barrio posee edificios emblemáticos como el Hotel Montesol (antiguo Gran Hotel), el teatro Pereira y la Sociedad Ebusus, todos ellos construidos entre finales del XIX y el primer tercio del XX. Hacia este barrio fueron trasladándose los habitantes de las partes más antiguas de la ciudad en busca de casas más espaciosas y modernas. En la actualidad está tomando un enfoque cada vez más turístico a la vez que pierde importancia entre los residentes en favor de barrios más modernos.

Hoy se despierta la mañana con un tiempo despejado y decidimos apostar a lo seguro para pasar un día de playa y nos decantamos por visitar Cala Vadella porque estamos seguro que si la presión turística sobre la ciudad de Ibiza ha bajado y pensamos que en la playa tiene que haber mucha menos gente.

La ubicación de esta playa situada al sur oeste, Cala Vadella permite disfrutar de la puesta de sol durante varios meses al año así después de bañarse en un mar turquesa se puede disfrutar de este bello espectáculo

Una de las características más significativas de las playa de Ibiza son las praderas de Posidonia. La Posidonia oceánica es una fanerógama endémica del Mediterráneo con características de las plantas superiores (raíz, tallo, hojas y capacidad de producir flores y frutos con semillas) y una elevada sensibilidad a las perturbaciones ambientales. Crece en los fondos marinos arenosos formando extensas y densas praderas habitadas por una gran diversidad de seres vivos, de los cuales pueden destacarse tres especies en peligro: Foca Monge (Monachus monachus), Tortuga Careta (Caretta caretta) y Delfín Mular (Tursiops truncatus). Además con el paso de los siglos las praderas de posidonia forman estructuras, de hasta tres o cuatro metros de altura, que protegen las costas y facilitan la formación y estabilidad de las playas y estructuras dunares litorales, que a su vez permiten la aparición de bosques de sabinas.

Durante la noche le dedicamos unos minutos para poder obtener los billetes de barco para mañana visitar la isla de Formentera. La página web es de la compañía más barata es la de Balearia y nos da un precio que ronda los 200 euros. Pero consultamos la página web Direct Ferrys y obtenemos un precio de 142,99€ para 4 adultos y el vehículo; ida y vuelta en el mismo día.

Actualmente para poder visitar en coche la isla de Formentera hay que tener autorización expresa del Consell Insular de Formentera que instó al Govern de les Illes Balears a tramitar una ley pionera a nivel estatal que permitiera implantar una regulación de acceso a la isla para establecer un techo en el número de vehículos que circulan durante los meses de verano de julio y agosto. Con esta medida se pretende salvaguardar el equilibrio medioambiental de Formentera, para conseguir que la isla siga siendo durante todo el año el destino tranquilo de visitantes.

Para poder entra con el coche a Formentera es imprescindible previamente acceder a la página para solicitar autorización y su tramitación la dirección web www.formentera.eco

Después decidimos pagar la oferta de Direct Ferrys y mañana madrugar para pasar un día de playa y de visita a la isla más bonita de Baleares. Enseguida nos llega la confirmación de los billetes vía móvil.

Hoy madrugamos mucho para preparar la nevera con la comida y la bebida que vamos a necesitar en la excursión a la isla de Formentera.

A las 8,00 horas estamos en el puerto de Ibiza (GPS N 38.914159 W 1.436426), accedemos por la avenida de santa Eulalia y nos van colocando en filas, parece mentira que podemos pensar que tal cantidad de vehículos tiene cabida en semejante barco.

Las normas de embarque es que hay estar en el puerto de Ibiza 30 minutos antes de la salida del barco, una vez allí, únicamente el conductor se quedará en el vehículo a la espera de subir a bordo, el resto de los acompañantes se deben dirigir a la pasarela del barco con las tarjetas de embarque y acceder al barco. Sin embargo, una vez en Formentera podéis montar todos en el vehículo para desembarcar más rápido.

Accedemos ordenadamente hasta que ocupamos toda la bodega del barco, después nos situamos en las butacas del restaurante durante toda la travesía.

Siempre que contemplo los distintos embarques en los puertos españoles me llama al recuerdo cómo se gestiona aquí comparado de cómo se realiza en los países de Escandinavia que todo esto lo tienen súper ordenado y se hace de forma más rápida y natural.

Aquí vemos que el hueco por donde el barco se tiene que posicionar está en estos momentos ocupado por un barco de otra compañía (Transmapi), debemos de esperar que lo abandone y se mueva a una zona de espera para que en su lugar se ponga nuestro barco de Balearia, imagino es que esto es debido a que ayer por la noche llego al puerto como último barco del día y se quedó en ese lugar, sin tener en cuenta que al día siguiente nuestro barco debía de ser el primero en las salidas, como digo, esto en otro lugar no se produciría. Luego me llama la atención la falta de medios por parte de la autoridad portuaria para el acceso a los barcos cuando en Europa hay muchas rampas que hacen la entrada y salida de vehículos en los barcos mucho más rápida y sencilla.

Si la salida en tu primera visita a Ibiza en dirección a Formentera la realizas por mar descubrirás que estas ante una de las imágenes más bonitas que podrás recordar, salvando las distancias, creo después de la entrada o salida al puerto de Venecia.

Desde la cubierta del ferry hay un espectáculo impresionante del puerto, al fondo se encuentra el barrio de la Marina y sobre él se levanta la muralla coronado en un promontorio por la figura de piedra de la Catedral. Hay que hacer las fotos rápidamente porque la escena dura escasos minutos.

Enseguida llegas a la imagen del faro situado a la entrada del puerto de Eivissa. Mil veces fotografiado, se trata del faro des Muro parece saludar a aquellos viajeros que llegan a la isla, o despedirse de los que dejan Ibiza la isla.

El faro está situado en el extremo del dique de abrigo sur del puerto de Ibiza, popularmente conocido como el Muro. El dique es peatonal, por lo que es posible llegar hasta el faro del puerto de Ibiza caminando. Sin embargo, su imagen más recordada es la que se produce desde el mar, ya que la silueta de Dalt Vila domina todo el fondo de nuestra visión.

Como dice un gran cartel a sus pies la velocidad máxima de entrada se reduce a tres nudos y justo para hacer la maniobra de atraque al muelle, por tanto marca la llegada del barco.

Este faro, actúa actualmente como baliza de entrada al puerto de Ibiza (babor) y posee luz roja, si bien hace algunos años, era un faro que indicaba con luz blanca la entrada al puerto de Ibiza. Por tanto aunque hoy sea baliza, se construyó como faro como demuestra su edificio.

La travesía a Formentera dura poco más de 30 minutos, enseguida vemos Es Freus es una zona estrecha que une dos grandes masas de tierra en mitad del Mediterráneo, por lo que es común que haya oleaje en esta zona. Constituido por varios islotes separados. La distancia total entre la punta meridional de Ibiza y la isla de Espalmador es de 6,3 km. Es el paso obligado entre el puerto de Ibiza y el de La Sabina en Formentera, o de Ibiza hacia poniente. El nombre proviene del latín fretu, que significa “estrecho”. Antiguamente, llamaba ses Portes. Toda la zona forma parte de la reserva marina del parque natural de las Salinas.

Se trata de un área desprotegida de los vientos, con poca profundidad y con corrientes de irregular dirección e intensidad. Los grandes temporales, especialmente de poniente y gregal, convierten Los Freus en un paso de navegación difícil y motiva la incomunicación de Formentera en algunas épocas del año. A lo largo de la historia se han registrado varios naufragios.

Llegamos al Puerto de la Savina y unos minutos antes, contrariamente a la entrada, nos indican que la salida de todos los ocupantes se debe de hacer en el coche. El tránsito por la zona portuaria se produce sin que apreciemos ningún control sobre los coches que llegan por lo que el tema de la campaña de Fomentera Eco no sabemos cómo lo gestionan.

La primera impresión de la visita a Formentera es que las inmediaciones al puerto han cambiado muy rápidamente y para nosotros son casi desconocidas, la última vez que estuvimos en Formentera fue en el año 2007, han pasado 13 años y en un poco más de una década se puede apreciar que La Savina ya no es igual. Antes era un puerto donde solamente había tiendas de alquileres de coches, motos y bicicletas y ahora incluso se pueden ver construcciones residenciales y hoteles, pensiones, supermercados que impiden la visualización del horizonte del mar.

Es cierto que uno de los problemas más importantes que tiene Formentera es el del aparcamiento para vehículos a motor, en muchas zonas se ha impuesto una zona azul que solamente te permite aparcar 15 minutos para que la cantidad de gente que llega en verano tenga un sistema constante de rotación. Lógicamente ante tantos coches que tiene la isla se puede ver una gran cantidad de talleres donde se pueda hacer sus reparaciones.

La carretera PM 820 no se ha ampliado, conserva el ancho que siempre ha tenido, los arcenes laterales se han eliminados y en su lugar se ha creado el carril BICI que discurre por toda la isla. Antes como había tan pocos coches, el alquiler de bicicletas era mayoritariamente la primera opción de los turistas a la llegada al puerto, ahora, aunque hay un carril para ellas pero no se ve absolutamente a nadie en bicicleta.

La primera visita que queremos hacer es hasta el faro Cap de Barbaria, pera ello tenemos que llegar hasta la capital san Francisco Javier, llegas a una rotonda donde sale una carretera que bordea PM-802-1 y te lleva hasta un parking que el Consell ha habilitado para la visita.

El aparcamiento del Cosell se halla a unos 3 km antes de la llegada a costa (GPS N 38.6553065 W 1.3943261). La regulación del lugar consiste en la instalación de una barrera en el km 6,5 de la carretera de Cap de Barbaria. En el terreno adyacente ha habilitado un aparcamiento con capacidad para 60 coches y 100 motocicletas para que los visitantes puedan dejar los vehículos y desde allá ir andando o en bicicleta hasta el faro.

En el horario de máxima afluencia, de 11 a 13 horas y de 18 a 22 horas hay un vigilante junto a esta barrera que informará de la medida a los visitantes y permitirá el acceso a personas con movilidad reducida con su propio vehículo.

La isla de Formentera tiene dos promontorios que destaca su silueta, uno de ellos, es Cap de Barbaria, para llegar hemos atravesado los campos típicos mediterráneos con vallas de piedra de arenisca de pequeña altura, donde se esconde el trabajo del hombre y la tierra, campos de vid, algunos cultivos de trigo y sobre todo las sombras típicas de los algarrobos y las cabras; las higueras, las chumberas también abundan. Según nos acercamos el paisaje cambia notablemente el pino domina ambos lados de la calzada para dar paso a la sabina, el suelo se hace llano y pedregoso y los vestigios de la flora se convierte en escasas plantas de romeros y tomillos. La carretera se estrecha y solamente permite el paso de un vehículo, el paisaje cambia y solamente se distingue las piedras y el viento, estamos en el llamado Pla del Rei, pasamos al dominio del color azul intenso del mar bajo los acantilados y el faro solitario. Se trata del punto más cercano a África por eso su nombre de Berbería.

El faro antes del Plan General de 1967, se venía reclamando la construcción de un faro en esa parte de la isla de Formentera. Representa un típico faro de los levantados en la década de los años 1970, automatizado, con una óptica giratoria catadióptrica y mezcladores Dalen de acetileno. En 1995 se instalaron nuevos equipos de alumbrado alimentados con energía solar fotovoltaica, pero conservando la óptica original. El sistema de rotación pasa a ser de tipo electro-magnético, y la iluminación corre a cargo de lámparas de descarga. Este faro estuvo a cargo de los técnicos residentes en el Faro de La Mola, hasta que este quedó deshabitado. Ambos faros están hoy día telecontrolados y su mantenimiento depende de los técnicos de Ibiza.

El faro recibe su nombre del cabo donde se encuentra. Su nombre deriva por ser el punto más cercano a las costas africanas, conocidas hace siglos como costas bárbaras por la frecuencia de los ataques piratas a la isla. El nombre en castellano de este precioso lugar es el Cabo de Berbería. Se sospecha que el uso de este nombre también puede estar relacionado con las costas africanas, de donde provenían los bereberes. O puede ser que, simplemente, se trate de la castellanización deformada de Barbaria.

Cap de Barbaria es más que un simple faro, construido como un esbelto cilindro blanco de 17 metros de altura que mira con su gran ojo el horizonte, parece un cíclope petrificado, una insólita escultura. El Cap de Barbaria, como ningún otro lugar de nuestro archipiélago, es, todavía hoy, un paisaje geológico, tectónico, mineral, orogénico. No se sabe bien de dónde sale tanta piedra, un insólito pedregal, cantos sueltos a millares como si el lugar hubiera sufrido una lluvia de meteoritos. Sólo podemos pensar que la erosión del viento y de la escasa lluvia, al no encontrar raíces que fijen el suelo calizo, durante milenios se han agrietado y desmenuzado la roca. Toda la vida que vemos en este pequeño mundo alucinado se reduce a las omnipresentes lagartijas, algunos escarabajos de endémico gigantismo y un rebaño de cabras escuálidas y asilvestradas que arrasan la rala vegetación que asoma entre las piedras y que, por increíble que parezca, pueden digerir hasta los cardos.

La vegetación de esta zona es árida y escasa, capaz de aguantar los fuertes vientos que sufre el acantilado. En los alrededores del faro encontramos el punto más de recomendable de la visita: La Cova Foradada, una gruta que conduce a un mirador muy especial.

La cova foradada (la cueva agujereada) se encuentra a pocos metros del faro de Cap de Barbaria. Se trata de una gruta a la que se accede a través de un «agujero» en el suelo. De hecho es una de las decenas cuevas que existen en Formentera, ya que debido a la composición del terreno, la isla es un auténtico «queso» con grutas y galerías subterráneas.

A través de un pequeño agujero en el suelo, esta protegido por una cuerda para impedir de la caída accidental, nos introduciremos por el interior de esta cueva a través de la cual llegamos a un increíble balcón al mar. A la Cova Foradada se accede por unas escaleras, pero en ocasiones esta escalera puede ser sustituida por unas piedras amontonadas. El interior de la cueva, lógicamente, se encuentra en penumbra, por lo que no es recomendable su visita para personas con movilidad reducida.

En el interior de la cueva es frecuente ver pequeños monumentos hippies en forma de columnas de piedra o similar. Aconsejamos no tocar estas obras para mantener la armonía de Cap de Barbaria. La salida de la cueva se efectúa por el mismo lugar por el que hemos entrado, lo cual se hace un poco difícil, ya que hay que hacer un pequeño salto.

En la cueva se pueden ver buenos ejemplares de la sargantana o lagartija pitiusa, conocida científicamente como podarcis pityusensis, es un reptil endémico de estas islas con más de treinta subespecies que corresponden, cada una de ellas, a un islote distinto. Así, la lagartija que vive en los arenales de Formentera es casi blanca y la de La Mola, de un verde intenso.

Las sargantanes son mucho más corpulentas que las de la península y los machos son de mayor tamaño que las hembras. Se alimentan sobre todo de insectos y materia vegetal como el néctar y el polen de las flores actuando así como polinizadores. Es una buena colonizadora y se adapta muy bien al medio en el que habitan.

En el caso de Formentera se dan tres tipos distintos de ejemplares según su color. Las azules se sitúan en la zona boscosa y de mayor vegetación de es Cap de Barbaria. Las verdes se encuentran fundamentalmente en la Mola, y las marrones, en el área de ses Illetes y es Trucadors, en la punta norte de la isla. Se da la circunstancia que en el área central, en es Ca Marí, se encuentran ejemplares de varios colores, verdes y azules.

Esta parte de la isla se hizo muy famosa porque en el entorno se rodó la película de Lucía y el sexo (2001) ha sido una de las películas más famosas de Julio Medem y un auténtico reclamo turístico para Formentera, escenario donde transcurre gran parte del largometraje. Entre sus escenas más recordadas se encuentra el trayecto en moto de Paz Vega hasta el faro de Cap de Barbaria, hasta tal punto que, para muchos, el faro es conocido simplemente como “el de Lucía y el sexo”.

En la película aparece la Cova Foradada porque Lucia pasa en su moto y se cae accidentalmente en el interior.

Salimos en dirección al coche para hacer el recorrido contrario. Partimos y a la izquierda tomamos el desvío de Cala Saona. Tiene un pequeño parking de tierra junto al hotel (GPS N 38.693947 W 1.3913754)

Cala Saona es una playa maravillosa, por lo que en verano suele estar llena, se encuentra separada del resto de playas, y rodeada por acantilados. En sus proximidades hay un hotel y restaurantes, y se puede llegar a ella a través de asfalto o bien a través de un camino rural por el que pueden pasar vehículos a motor.

Esta playa, que recibe la denominación de cala, tiene una longitud de unos 160 metros y una anchura de más de cien metros. Es una playa que se compone de aguas tranquilas porque a 40 metros solamente cubre 2 metros. En la orilla hay un embarcadero de pescadores que le da un toque exótico, una de las más valoradas de Formentera por el color del agua que atrae a números yates.

Desde aquí regresamos hasta San Francisco Javier para tomar la carretera PM 802 que nos llevará hasta el faro de la Mola. El parking es de tierra y se encuentra situado en las coordenadas GPS N 38.6640284 W 1.5827242.

El faro de la Mola se encuentra situado en el otro promontorio de la isla, a una altitud de 192 metros sobre el nivel de mar, el desnivel es pronunciado sobre un paisaje de pinos. Se hace un alto en “Es Mirador” desde este lugar se dispone de una escena maravillosa, se puede ver ambas playas de cada costa y todo el contorno de la isla, se trata de un sitio mágico.

Más adelante, llegamos a una zona plana donde se encuentra una pequeña población “El Pilar de la Mola”. Al fondo destaca el Faro de la Mola, se trata de uno de los faros más antiguos de las islas pitiusas, fue inaugurado el 13 de septiembre de 1861, a sus espaldas el profundo acantilado que Julio Verne situó como el fin del mundo en su novela “El faro del fin del mundo”.

En la actualidad se puede ver el monolito que las autoridades de la isla han levantado como reconocimiento al escritor Julio Verne.

El lugar respira un sabor a soledad solamente alterada por el vuelo de las gaviotas y el discurrir de las lagartijas verde azuladas especie evolucionada y única de la isla.

La zona más elevada se denomina Punta de Sa Creu, allí viven y anidan los pájaros Virots o Pardelas en su momento era una exquisitez comerse los nidos de estas aves, en la actualidad es una especie protegida.

Durante su construcción del faro se emplea una piedra de mala calidad lo que motivó el cambio de la misma y un incremento en el presupuesto de su construcción. Finalmente fue inaugurado el 30 de noviembre de 1861. El primer aparato luminoso consistía en una óptica catadióptrica fija de 2º orden y una lámpara moderadora de aceite tipo Degrand.

En 1928 se instaló una óptica de rotación de doce paneles catadióptricos procedente del Faro de Formentor, y que hoy todavía presta servicio, pasando a tener su apariencia luminosa actual. Se retiraron también los antiguos mecheros de mechas concéntricas para instalar un sistema de alumbrado por incandescencia de vapor de petróleo, tipo Chance de 85 m/m.

En 1970 fue electrificado, utilizando para el alumbrado una lámpara trifásica eléctrica de 3.000 w y dos grupos electrógenos como sistema de emergencia. Su linterna poligonal de doce lados, es la única de este tipo que permanece hoy en día operativa en el archipiélago.

La parte baja del faro y la fachada se rehabilitaron en 2019. Ese año también se inauguró un museo en el interior del edificio.

El museo del Faro de la Mola tiene unos horarios: mañanas: de 11 a 14 h (de martes a domingo); tardes: de 17 a 21 h (miércoles y domingo); el lunes, cerrado; precio: 4,5 €.

El interior del faro conduce directamente a los espacios que alguna vez fueron el hogar del guardián y su familia, una casa de planta cuadrada con un pasillo que rodea la torre del faro.

Diametralmente opuesto a la puerta de entrada, detrás del faro, se encuentra el acceso a la terraza, disparada directamente sobre mar abierto, desde allí se tiene una escena difícil de repetir-

El resto del museo, sin embargo, está ocupado por grandes paneles que narran la esencia de la isla, breve y efectiva. Hay piezas y películas de época, fotografías y reproducciones.

Una de las historias ocurridas en el faro fue a finales de la II Guerra Mundial, en 1944, el farero encargado de El Faro de La Mola observó como un avión del ejército alemán se precipitaba sobre el mar a dos millas de distancia de la costa de la isla. El farero, sin pensar en las consecuencias de rescatar a un soldado del ejército nazi, acudió rápido hacia el puerto y alcanzó los restos del avión con su barca, rescatando al soldado.

Tras unos días en los que el piloto se estuvo recuperando de los daños recibidos en Formentera, volvió de nuevo hacia su país. Poco después, el ejército alemán envió un diploma y 1.000 pesetas (que en aquella época podemos imaginar que se trataría de una cifra muy considerable) en gratitud al farero.

Después del recorrido por la isla de Formentera vamos a dedicar el resto del día para pasar un día de playa y elegimos lo que para nosotros es la mejor playa del mundo, se trata de Platja de Migjorn o en la contigua Playa del Arenal, siempre decimos que no hace falta meterse en un avión y estar a miles de kilómetros para estar en el paraíso, si algo tiene esta playa es que puedes estar en el Caribe español o pocos kilómetros de tu casa.

Para llegar bajamos el promontorio de la Mola hasta llegar a zona de Es Caló, a unos 300 metros antes de Es Caló hay un desvío a la izquierda en dirección a la playa des Arenals, desde ahí siguiendo una carretera asfaltada podremos llegar a varios puntos de la zona des Arenals; todos ellos imprescindibles para una visita completa a la zona de Migjorn.

Nosotros lo hacemos en el lugar de los apartamentos Es Arenal, era uno de los primeros que se construyeron en la zona, por no decir los únicos. Aparcamos unos metros antes en la posición GPS N 38.6680604 W 1.5103063.

La playa des Arenals está situada en un tramo de litoral se caracteriza por tener unas dimensiones kilométricas, un talud compuesto de arena, una parte trasera ocupado por un sistema dunar con vegetación de fijación (pinos, sabinas y monte bajo), una pendiente suave, un viento de mar a tierra, un oleaje moderado, un fondo cubierto de prados altos y extensos de alga posidonia, así como agua cristalina y tranquila. Estas dos últimas particularidades invitan a la práctica de buceo de superficie. Sus condiciones marinas y subacuáticas, expuesta a vientos del sur, aconsejan fondear las embarcaciones a más de 100 metros de la orilla, sobre fondo de arena y roca.

Pasamos una mañana muy agradable porque realmente la luz y el color del mar es algo inolvidable, las panorámicas que puedes retratar no tiene nada que envidiar a las de las Maldivas.

Sacamos nuestra nevera y comemos como cualquier día en alguna de las playas de Ibiza hasta que nos cansamos de bañarnos porque lo que verdaderamente te invita esta playa es a mojarte y secarte.

Como a las cuatro de la tarde decimos trasladarnos para pasar la ultima parte de la Tarde en la playa de Illetas, solamente hemos ido un vez en la vida y apenas la recordamos, pero en nuestra retina quedo como una de las más bellas.

Visitar hoy la playa de Illetas no es nada fácil porque hay un control de entrada donde se reflejan las personas que entran y salen y está sujeta a un cupo diario y tiene un coste por vehículo de 6 euros. Cuando llegamos esta levantada la barrera y son más las personas que salen que las que entramos.

Esta playa se sitúa dentro del Parque Natural de Ses Salines de Eivissa y Formentera ocupando gran parte de la península de es Trucadors, extremo norte de la isla de Formentera, y con orientación hacia poniente. Son más de 450 metros de playa que se dividen en dos debido a una pequeña zona rocosa que se encuentra enmedio. Su nombre hace referencia a varios islotes que se despliegan frente a esta costa y éstas son conocidas con los nombres de: Illa de Tramuntana, Illa des Forn, Escull des Pou, Illa Redona y Escull d'en Palla. Su presencia hace que el paisaje de esta playa sea más singular si cabe.

Lo más destacable de esta playa son sus aguas tranquilas, poco profundas y de colores turquesas que junto a la arena blanca de la orilla la convierten en un paisaje paradisíaco. Además, al tratarse de un parque natural, las inmediaciones están debidamente cuidadas con zonas de protección dunar, pasarelas de acceso y zonas específicas donde estacionar sin causar impacto en el terreno.

La gran extensión que ocupa esta playa permite que los visitantes se instalen sobre la arena sin la dificultad de encontrar grandes aglomeraciones, en especial en la zona norte donde la península des Trucadors se convierte en un brazo de arena que conecta con la vecina playa de Llevant. Si se continúa en dirección norte llegaremos al extremo de la isla desde donde contemplar la isla de Espalmador que se encuentra a muy pocos metros de Formentera. Al sur la siguiente playa que encontraremos será el Cavall d'en Borràs separada por una zona rocosa conocida como es Pujol d'en Palo y la pequeña playa des Carregador.

Nosotros aparcamos en el primer parking que vemos, la playa está enfrente de la isla des Conills. Las coordenadas GPS del lugar corresponden con: N 38.7493194 W 1.4328514. Creo que nos equivocamos pues la parte más bonita y la arena más blanca se encuentra en el extremo desde donde se ve la isla de Espalmador.

Para finalizar el día nos marchamos hasta la capital San Francisco Javier, para aparcar lo hacemos en a las afueras en un parking libre que se encuentra al lado del Eroski, en la avenida Vuit d'Agost, las coordenadas GPS del lugar corresponden con N 38.707156 W 1.4289497.

Desde aquí, aunque digo que estamos a las afueras pero San Francisco Javier es muy pequeño y se llega en cinco minutos a cualquier parte de la ciudad. La capital es un pequeño pueblo que conserva su sabor y que en cierta medida lo comparo con San Carlos o Santa Gertrudis en Ibiza, es uno de esos sitios que sirve de punto de encuentro para los formentereses y los turistas, a partes iguales.

El sitio más llamativo y turístico es la plaza de la Constitución (GPS N 38.7052214 W 1.4283917), allí nos sentamos en una terraza para ver pasar y sentir el ritmo de las isla a última hora de la tarde. Por el rabillo del ojo podemos ver la imagen de la iglesia de Sant Francesc Xavier, en esos momentos se está celebrando una no muy numerosa boda. Digo no muy numerosa porque son diez personas los que componen la comitiva, son tiempo de Covid y este tipo de celebraciones religiosas se han reducido al mínimo.

En 1369 el único lugar de culto de toda la isla era la pequeña iglesia rural de sa Tanca Vella dedicada a la veneración de San Valero, construida por mandato del Arzobispo de Tarragona.

En el siglo XVIII se vio la necesidad de dotar al municipio de un lugar de culto un poco mayor iniciándose en 1726 la construcción de la Iglesia de San Francisco Javier. Fue construida en colaboración de todo el pueblo y de acuerdo con el tipo de construcción habitual en las islas ibicencas; los robustos muros son de mampostería de piedra caliza y mortero de cal, y revocada con cal.

Eran malos tiempos por las incursiones piratas de la isla, y debido a ello, influyó en el diseño con carecer defensivo de la puerta, protegida por un hueco vertical para lanzar objetos contra los asaltantes y hecha de madera acorazada mediante planchas de hierro de “tres quintales y tres libras”, según se mencionan en los libros de la iglesia.

Su interior de una sola nave con varias capillas laterales para aprovechar el aligeramiento de las paredes laterales dedicadas a la veneración de la virgen de Fátima, la Virgen del Carmen, y Jesucristo, a su derecha una única capilla mayor o capilla honda dedicada a sacristía. La bóveda es de cañón como en la mayoría de las iglesias pitiusas.

La espadaña es rectangular en armonía con la fachada, la casa rectoral se encuentra situada encima de la nave.

Durante la visita del Obispo Abad y la Sierra describió el retablo de la capilla mayor dedicado a San Francisco Javier, Santo Tomás de Aquino y San Ignacio de Loyola, Fue destruido durante la guerra civil española. El retablo actual procede del Monasterio de las Religiosas de Clausura de Ibiza.

Se ha repuesto mayoría de imágenes ya que las más antiguas se perdieron durante la Guerra Civil. Junto a la iglesia hay un brocal de la cisterna de aguas pluviales y pequeño cementerio, en la parte posterior, restaurado y habilitado para las visitas.

Las diferentes arquitecturas que se encuentran en la isla de Formentera reflejan la evolución de la adaptación humana a un entorno hostil, caracterizado por unos recursos limitados y por un aislamiento territorial muy acusado. Estas características, junto con unas condiciones de inseguridad muy intensas, han contribuido a las diferentes épocas de despoblación, lo que queda reflejado en la ausencia de testigos arquitectónicos durante determinados períodos de la historia de la isla.

La gran mayoría de ejemplos arquitectónicos que han llegado hasta el siglo XXI se encuentran a partir del siglo XVIII, cuando se lleva a cabo la última repoblación de Formentera. Los nuevos pobladores levantaron una serie de edificaciones y construcciones que les permitieron resolver sus diferentes necesidades. Además de las edificaciones destinadas al alojamiento, se encuentran construcciones auxiliares, productivas, defensivas, religiosas y funerarias. En una sociedad fundamentada en una economía familiar de autosuficiencia, la casa supone el tipo de edificación más característico de la arquitectura popular de Formentera. La tipología de vivienda que se establece entonces y que perdura hasta finales del siglo XIX es una adaptación de la casa tradicional ibicenca. Más simple y modesta, se construye siempre con materiales que proporciona el entorno (piedra caliza, piedra arenisca, madera de pino y sabina, algas, barro y cal). Can Martí al cabo de Barbaria y can Simón a la Mola son ejemplos de esta tipología. Alrededor de las casas, se desarrolla todo un entramado de construcciones auxiliares que van colonizando paulatinamente todo el territorio; son las paredes de piedra seca, caminos, hornos, cisternas, aljibes, pozos, norias, corrales, eras, etc.

Se acerca las 22,00 horas, hora tope para la salida de nuestro ferry de regreso a Ibiza, solamente nos queda regresar al parking y hacer los 3,7 km. que nos separan. Una vez en el puerto debemos de esperar pacientemente el momento de embarque.

Durante el regreso esperamos pacientemente para ver lo antes posible la imagen memorable desde el barco de la ciudad de Ibiza, si por la mañana temprano es sublime, la noche es mucho más.

Hoy es un día de trance después de ajetreado día de ayer en la visita a la isla de Formentera, hoy lo vamos a dedicar a ir hasta Ses Salines, tumbarnos en la arena y soñar con la vuelta otro año a Formentera, donde debemos dedicar mucho más tiempo para descubrir Illetes y si nos es posible pasar un día en Espalmador.

Siempre que llegamos a Ses Salines nos preguntamos por la transparencia de sus agua, pese a estar tan cerca de la ciudad, y todo obedece a las praderas de Posidonia oceánica de la Reserva Natural (hoy Parque Natural) de de Ses Salines de Ibiza y Formentera. La Posidonia cubre hasta el 70% o el 80% de los fondos marinos del Parque Natural y tiene un excelente estado de conservación. El buen estado de conservación que presenta se manifiesta en la presencia de floración anual, la existencia de amplias extensiones de densas praderas y la presencia de praderas en profundidades de hasta 30 o 40 metros.

Otra parte importante es por la construcción de las salinas de Ibiza son el resultado de la acción humana sobre zonas que posiblemente en su origen fueran humedales. Se cree que la explotación de las salinas se inició en época púnica, continuando de forma ininterrumpida hasta la actualidad. Las Salinas de Ibiza ocupan unas 400 hectáreas y conforman el área húmeda más grande de la isla.

Hoy vamos Hacer el último intento para pasar el día en una de las playas más de moda Cala Salada, pensamos que el ritmo de Ibiza está bajando y ya quedan muy pocos turistas de hotel y los pocos que vemos es porque tiene casa en Ibiza.

Desgraciadamente los accesos a Cala Salada están cortados, imaginamos que el Covid está haciendo intervenir a las autoridades para que el baño sea responsable. Hacemos un reset urgente y decidimos volver como alternativa a Cala Gracio.

La cala está situada al norte de San Antonio, a 1 km del casco urbano, hacia tramontana del puerto. Es la playa más grande del asa de cala Gració y también se la conoce con el nombre de playa Gorda de cala Gració. Se formó por la desemboca un torrente que lleva el mismo nombre, que recoge las aguas de la vertiente norte de la Talaia y de las tierras de la cabeza Negret.

Aparcamos fácilmente en la calle de la carretera a Cala Gració (GPS N 38.991006 W 1.290604). Esto nos hace pensar que la playa no está muy concurrida, como luego vamos a confirmar.

La siguiente playa situada a tramontana de cala Gració es la pequeña playa de Cala Gracioneta. También es conocida con el nombre de sa Platgeta y como es Portitxol de cala Gració. Desgraciadamente es tan pequeña que no hay sitio para situarnos.

Cala Gració tiene unos 80 metros de largo y menos de 40 Gracioneta, ambas se caracterizan por sus aguas color turquesa, los pinos y sabinas que las rodean, el perfil rocoso de sus extremos y sus hermosas vistas sobre el islote de Conillera.

Hoy vamos a pasar uno de nuestro últimos días de playa en Ibiza pasando el día en uno de los lugares antes del Covid nunca hubiéramos imaginado, se trata de la playa de Es Canar.

Cuando llegamos a Es Canar para aparcar vemos que en la calle de Pous d'Abeurada se encuentra petada a ambos lados de autocaravanas (GPS N 39.002592 W 1.578751).

A través de las redes sociales tenemos muchas peticiones de información para viajar a la isla de Ibiza y quisiera hacer una profunda reflexión. Viajar a Ibiza en autocaravana no es fácil y menos en el mes de agosto pese que este verano con el Covid nos ha dado una tregua. Siempre digo viajar a sitios más complicados tienes que sacar a la luz una cuestión de oficio que solamente se adquiera por la experiencia de muchos años a bordo de una autocaravana. Viajar por países donde no hay áreas de autocaravas te lleva agudizar el ingenio, sabiendo siempre cuales son los límites que nunca debes de traspasar.

Por ejemplo, viajar por el Reino Unido, Marruecos o Suiza te hacen ser otro tipo de autocaravanista, mucho más abierto, con capacidad de pedir ayuda y de comunicarse con la gente para tratar de solventar todos los problemas de un viaje complejo debido a la pernocta, en vaciado, el llenado, afortunadamente casi siempre tienen una rápida solución.

Hay mucha gente que compra dos tanques de negras pero esto no te va ayudar a vaciar, lo único es que te ayudara en el tiempo que tienes que vaciar.

Nosotros hacemos directamente las deposiciones en los w.c públicos, si es necesario te tomas un café en un bar o vas a un centro comercial, en un museo o en una catedral, como cualquier turista normal. Ya te has quitado la mitad del problema.

Desgraciadamente llevo dos días viendo como una autocaravana vacía el tanque de grises en el parking de tierra de Ses Salines por el método del goteo, no le he dicho nada pero utiliza el método fácil que es hacer las cosas mal cuando es mucho más sencillo ir a la estación de lavado, gastarte 2 euros y pedir permiso para vaciar.

Ser autocaravanista es sinónimo de libertad, pero de una libertad condicionada por el entorno y por las propias limitaciones que tienen nuestros vehículos, nunca debemos de perder la perspectiva de que debemos de ser un claro ejemplo para la sociedad que en una autocaravana se puede viajar y vivir con mucha más independencia que en otra forma de turismo, pero a la vez, exige mucha más conciencia de que la movilidad no es inocua.

Hoy es nuestro último día en Ibiza y el tiempo parece que no acompaña mucho, decidimos hacer una visita a la parte alta de Dalt Vila porque en tiempos de pandemia es una ocasión única y seguramente irrepetible en el tiempo.

Como hicimos anteriormente, para visitar la parte más alta una de las opciones es ir hasta la universidad y subir por el camino del calvario hasta uno de los parking situados debajo de las murallas (GPS N 38.905848 W1.436646).

El acceso a la muralla lo hacemos por la Puerta del Soto Fosc, Un túnel con escaleras nos lleva hasta la parte alta del Baluarte de San Bernardo.

Nuestro itinerario comienza en la plaza de la Catedral, el lugar donde lo dejamos el otro día. Una de las calles con más sabor es en realidad un callejón, carrero de la Soledat. Algunos estudios afirman que antiguamente el fossar, o cementerio, de la ciudad estaba ubicado en esta calle.

Antiguamente en el siglo XVIII se le había dado el nombre de calle del Cementerio, ya que el primitivo cementerio se encontraba en esta calle. También se le conocía como la calle de acceso a la Almudaina, ya que este paso se encontraba detrás del jardín situado en la parte posterior de la casa del obispo, donde todavía hay restos de la entrada, así como de dos torres árabes. Al final de la calle está el solar que ocupaba el hospicio (1849) y después hospital provincial.

La calle es realmente estrecha y el suelo aún conserva un empedrado primitivo, que tras la lluvia se embarra con facilidad. Esta imagen del lugar es casi de cuento es la que evoca leer una de las leyendas más aterradoras de la ciudad.

Se cuenta que en una de las casas de esta calle se encontraba la morada de una bruja, protagonista de nuestra leyenda. Se explica que una mujer, desesperada por el abandono de su amante, acudió a pedir ayuda a la hechicera. La bruja, mirándola fijamente, le advirtió que si realmente deseaba recuperar a su amado, tendría que ser valerosa y presentarse en el callejón poco antes de la medianoche.

La calle principal de Dalt Vila que comienza en la plaza de la Catedral y que llega hasta la capilla de San Ciriaco, donde cambia el nombre por el de calle de San Ciriaco. La primera vez que aparece el nombre es en un capbreu de 1396. Se encuentran las casas más señoriales de Dalt Vila, como es el caso de can Balansat, can Bardaxí, can Laudes, can Francolí, la Real Hacienda y otros. A principios del siglo XX se le puso el nombre de calle del obispo Torres, en homenaje a Joan Torres Ribas, que había sido designado obispo de Ciutadella (Menorca). Pero después de la llegada de los ayuntamientos democráticos, en 1981 recuperó el nombre de la calle Mayor, que mientras tanto se había puesto en la calle de En medio de la Marina.

Bajando por la calle Mayor hay una de las casas de obligada parada se trata del comercio de Traspas y Torijano. En mi memoria no recuerdo ninguna ocasión de haber subido a Dalt Vila de no haber hecho una parada en esta casa.

Estos artesanos se han hecho tan mayores como nosotros y conservan y venden los mismos productos desde los años 70, en el interior de su zaguán montan todos los años su especial belén de navidad.

La calle de la Esperanza es escalonada, arranca de la calle Mayor y sube hasta la calle de la Soledad. Recibe el nombre por el hecho de comenzar delante de la antigua capilla de la Esperanza.

Más abajo, hay una pequeña edificación cubierta de bóveda levantada entre 1754 por el Ayuntamiento de la villa de Ibiza en el lugar del llamado se Destructor, al inicio de la posterior llamada calle de San Ciriaco.

Estamos ante la capilla de san Ciriaco. A este lugar acude desde tiempo inmemorial una solemne procesión cívica con el pendón para cantar el Te Deum en acción de gracias por la conquista, el 8 de agosto de 1235, día del mártir romano san Ciriaco. Según la tradición, las tropas cristianas salieron victoriosas para que pudieran penetrar en la ciudad por una puerta que se abre al fondo de la capilla.

En el altar se conserva un lienzo pintado al óleo de este santo interviniendo en la batalla contra los sarracenos, esta obra esta datada en el siglo XVIII.

Pegada a la capilla se encuentra la Casa de Colom. Esta antigua edificación de Dalt Vila, originaria del siglo XIV y anexa a la capilla de Sant Ciriac, perteneció a una importante familia de la Edad Media en Ibiza: los Colom. La vivienda la gestiona en la actualidad la Asociación Cristóbal Colón de Ibiza, que defiende el origen pitiuso del descubridor de América. En su interior conserva la documentación recopilada a lo largo de décadas por el principal impulsor de esta teoría, el historiador y periodista local Nito Verdera, así como distintos objetos y recuerdos de su colección particular.

Verdera niega el origen genovés de Colón y desmiente con documentos otras teorías impulsadas por distintas ciudades. Para ello, alude principalmente a que Colón nunca escribió en italiano, sino en castellano con multitud de vocablos catalanes, algunos de los cuáles son típicos de Ibiza. Además, distintos enclaves geográficos del nuevo mundo fueron bautizados por Colón con topónimos pitiusos. Entre los que usó figuran Ses Margalides, Sant Salvador, Illetes, Cala Vedella, Cap de Barbaria, Ses Formigues, Portmany, Punta Roja… Distintos aspectos de esta tesis han sido avalados por importantes historiadores de todo el mundo.

Se conoce como el convento de “Ses Monges Tancades” (las monjas encerradas) por la comunidad de religiosas de clausura que lo moran. Estas religiosas elaboran pastas que pueden ser adquiridas en el edificio anexo (tras llamar a un timbre para ser atendidos).

En el mismo se halla una iglesia dedicada a San Cristóbal, la cual contaba con una sola nave que cubre una bóveda apuntada. Tanto la iglesia como el convento quedaron destruidos durante la guerra civil, y fueron posteriormente reconstruidos según su modelo inicial de sencillez y austeridad.

Calle de la Conquista de Ibiza (Baleares)

En la esquina del convento sale un callejón muy sobrio se llama carrer de la Conquista, es una calle con un suelo empedrado con forma de escalera muy suave donde sus peldaños nos hace descender lentamente.

A pesar de la relativa pobreza arquitectónica en relación con otras ciudades, algunos edificios situados a lo largo de la calle Mayor presentan características singulares: son los que se sustentan sobre la muralla medieval, como las casas Gotarredona, del Canónigo, la casa Balansat, que flanquea sa Portella, la única puerta visible y en uso del recinto medieval; más abajo, can Llaudis, Posteriormente conocida como can Comasema -que debe ser sede del Museo Puget- llamó la atención de los viajeros del siglo XIX por la fina decoración de la ajimez que n'embelleix la fachada. Ante ella, queda la casa Francolí.

Estamos andando por Dalt Vila en el extremo occidental de la calle de San José, adherida a la muralla medieval pero exterior a ella, podemos ver una construcción turriforme de características claramente defensivas, por el grosor de sus muros, la forma de la cubierta y la disposición de las escasas y pequeñas aberturas, construcción que, siguiendo la opinión de Eduardo Posadas, que ha estudiado el sistema defensivo de Dalt Vila, tendría la función de refugio de la población del arrabal; señala también que podría tratarse de la llamada por Ruy González de Clavijo como Torre de Avicena en la relación de la embajada del rey de Castilla en la corte del Gran Tamerlán el 1403.

Las edificaciones se levantan a lo largo de unas calles que se disponen, de forma más o menos irregular, adaptándose a la pendiente de las curvas de nivel; los desniveles más fuertes quedan salvados casi verticalmente mediante calles en escalera.

Todo este espacio, situado en la parte superior del Puig de Vila, centralizaba los diferentes poderes: político-administrativo, militar, religioso, judicial y económico, con el mercado, e incluía también un cementerio.

Dalt Vila es habitada por un millar de personas, proporción ínfima respecto del total de la población urbana, pero las características socioeconómicas de la ciudad amurallada han conservado un rasgo tradicional que la diferencia de otros núcleos históricos: unas pocas familias de gran prestigio social e influencia, con elevado poder adquisitivo, han mantenido su residencia y han sido decisivas en el proceso de recuperación del barrio, tanto desde el punto de vista cultural como urbanístico; han sido muy activas sobre todo desde la creación.

Quizás una de las calles que mejor describen la belleza de la arquitectura dentro Dalt Villa es el final de la carrer de Ponent, simplemente es un conjunto de escaleras que miradas desde abajo parece no tener fin que comunica con el carrer de Peret Tur. La decoración es la yedra que va colonizando una de sus paredes encaladas y en la cima llama la atención una enorme palmera.

Seguimos bajado por las empinadas calles hasta que llegamos al monumento de la escultora Ció Abellí, réplica de la mítica fotografía tomada por Toni Riera en 1972. Se encuentra en el paseo del puerto de Eivissa.

La escultura es homenaje a los hippies en la que se ve a un hombre con un niño de la mano. Se trata de una de las fotos más conocidas de Riera, y aunque está hecha en Ámsterdam (en 1972) es una imagen que representa la estética y el espíritu hippy y que está estrechamente ligada a una época de la isla de Ibiza.

Antes de marchar de la ciudad de Ibiza me gustaría dejar constancia de donde dejan aparcadas las autocaravanas para visitar la villa, se quedan en un parking de tierra a la entrada a la ciudad. Está situada en el primer cinturón de ronda a la salida de Ibiza en dirección a San Antonio, las coordenadas GPS de lugar corresponden con: N 38.917118 W 1.428665. Siempre se pueden ver más de una decena de AC, unas son de gente que trabaja en Ibiza y de viajeros. Desde aquí al centro son 10 minutos andando, Ibiza es pequeña.

En este punto terminamos las vacaciones en la isla de Ibiza, aquí poco a poco la pandemia se complica con los contagiados aunque nosotros nos hemos limitado a salir muy poco. El otro día salimos de noche y la policía local no daba abasto con las recomendaciones a la gente, ponte la mascarilla, quita esa mesa, hay que respetar las distancias, con muy buena voluntad pero el trabajo es grande, ya hemos llegado a los 20 contagios.

Cada vez se nota que se marcha más gente de la que llega. Quizás la isla no ha sabido llegar la oferta turística a los españoles y explicando la posibilidad de bañarse cada día en un rincón diferente, Ibiza es en estos momentos se muestra como una oportunidad única. Pero desgraciadamente muchos de los hoteles están cerrados y sus empleados en el Erte, mientras, los pocos que han abierto mantienen los precios prohibitivos de años anteriores porque pagar como barato 200 euros por una habitación creo que para tiempos de crisis, al menos, es una grave irresponsabilidad de un empresariado sin escrúpulos.

Para terminar nos gustaría hacer una reflexión. Afortunadamente, y contrariamente a lo que antes se pudiera pensar, este año el Covid nos ha permitido redescubrir tantos rincones de la isla que habíamos olvidado por la imposibilidad de acudir en plena temporada turística, unas veces por la falta de aparcamiento, otras veces por la contaminación de sus playas. Me hubiera gustado pensar que las autoridades que dirigen el turismo han aprendido algo de todo este año turístico y abandonen el pensar que Ibiza solamente su turismo se puede desarrollar fuera de la vida familiar y dirigirlo a sol y borrachera.

Hemos vivido unos días maravillosos alejados de los peligros de un virus que nos está esperando en septiembre a nuestro regreso a casa.

Si no fuera por las noticias informativas de la prensa diría que hemos vivimos el mejor verano de playa de nuestras vidas. Al mes de agosto le quedan horas pero no puedo llegar a imaginar lo que puede ser Ibiza en septiembre, a poco que respete la climatología esto será un paraíso, si no ves los telediarios pensaras que vas a pasar las mejores vacaciones de tú vida.